; algunos enarcaban las cejas y fruncían el labio, remisos en aceptar el valor probatorio de la anterior experiencia.

¡Cómo se arrasca! Oye, túdijo al oído de la anterior, abriendo mucho los ojos y enarcando las cejas, una pequeñuela, muy nerviosa y asombradiza.

¡Casar a su hija de usted con Miranda!gritó enarcando las cejas y colérico y descompuesto.

Amparo retrocedió tres pasos, se puso en jarras, enarcó las cejas, y después se persignó media docena de veces, con extraña prontitud.

» Oyó Cardenio el nombre de Luscinda, y no hizo otra cosa que encoger los hombros, morderse los labios, enarcar las cejas y dejar de allí a poco caer por sus ojos dos fuentes de lágrimas.

Hecho esto, el espejo de caballeros, según Pedro López, el integérrimo diplomático, el sesudo político, el anciano venerable y fervoroso que tenía ya un pie en el sepulcro, miró al reloj, enarcó las cejas y despidióse apresuradamente.

La madre enarcó las cejas, y con mucha humildad, dijo: La niña es formalita, y a lo que yo pueda colegir, así lo espero...

Se valorizó todo de un modo loco, y dos y dos fueron ocho, dos y dos son doce, y a lo mejor se levanta uno de la cama, y sin más trabajo que haber estado durmiendo se encuentra al despertar con que dos y dos hacen veintidós... ¡Qué país, mi amigo! Maltrana le escuchaba enarcando las cejas con sincero asombro, como si esta paradoja del doctor le librase el gran secreto del país adonde él iba.

, asomando su gran nariz aguileña por encima de una rama de enebro y enarcando las cejas, observaba también la llegada de los alemanes.

Sí Bireno amó á Olimpia tanto como ella á él; si fué tan firme en su fidelidad como ella; si no le distrajeron otros pensamientos que los del amor de Olimpia, ó si pagó con ingratitud tanto cariño, y se mostró cruel á tanta lealtad y ternura, eso es lo que voy á referiros, haciendo que el asombro os obligue á enarcar las cejas y apretar los labios.

Paróse el predicador, enarcó las cejas, sorprendido de tanto escándalo.

Nunca, ¡concho, qué miedo!... A cada nueva contestación Gabriel Montánchez, perplejo, enarcaba las cejas.

Enarcó las cejas, signo de ira.

Enarcó las cejas é hizo un mohín de difícil interpretación.

Gradualmente bajaba la voz y se inclinaba hacia el suelo, enarcando las cejas horrorizadas, cual si aun tuviese el cadáver delante.

Mi primo lo mira enarcando las cejas.

Enarcó las cejas el viajero de los guantes, dudando si mandar á paseo á aquel cernícalo ó darle una lección.

El montañés abrió los brazos, la boca, los ojos, todas las puertas por donde puede entrar el estupor y el espanto; enarcó las cejas, ensanchó la nariz... fué, por breves momentos, una estatua clásica; el escultor que allí se encontrase lamentaría, de fijo, que estuviese vestido el modelo.

El maestro enarcó las cejas, poniéndose de pie al lado de su interlocutor que se agachó, murmurándole al oído: Le dije que necesitaba plata para el casamiento.

¿Inglés?preguntó la tabernera, enarcando las cejas.

Quiere decirse un momento el señor Emeterio enarcó las cejas y chascó la lengua; daba a entender que era tolerante con la ignorancia de Conchita.

¡Bah! exclamó Angelón, enarcando las cejas en extremo.

Monte-Valdés reprobaba los arrebatos del mozo, sacudiendo la cabeza y con ella las barbas, y enarcando las cejas.

¡Qué ignorancia! exclamó Alfil, enarcando las cejas.

¿Enarcas las cejas?