55 Verbos a usar para la palabra conductores

Es evidente que siendo nosotros seres mudables, y hallándonos en medio de otros que lo son igualmente, tendríamos la mayor confusion en nuestras ideas, si en ese flujo y reflujo de existencias que aparecen tanto en lo exterior como en lo interior, no se nos hubiese comunicado una suma facilidad para referirlas á medidas fijas, que nos sirviesen como de hilo conductor en ese laberinto de variaciones incesantes.

Muchos de aquellos hombres habían estado en Jerez muy contadas veces, desconocían las calles y seguían a sus conductores con la docilidad de un rebaño, pensando con inquietud en el modo de salir de allí si les obligaban a escapar.

¡Reclamaré! ¡Señor, haga el favor de dejar paso!dijo el conductor, dirigiéndose al comerciante.

Felizmente conocemos al conductor, y María y yo, después que cenemos en Ávila, nos pasaremos a una berlina-cama... Llevo a Asunción... no puedo vivir sin mi doncella.

En el caso de que nos ocupamos, el juez declaró que nadie podia tener derecho para quitar del carruaje que lleva la correspondencia pública un caballo, aun suponiendo que fuera robado; como tampoco para arrestar al conductor por deudas ó delitos leves, si para esto era necesario estorbar el tránsito de la correspondencia.

Fontenoy hace justicia á sus méritos y le ha dado un empleo importante para... Presintió Robledo que iba á oir algo que le sería imposible aceptar en silencio, y como en aquel instante pasaba vacío un automóvil de alquiler, se apresuró á llamar á su conductor.

Algunas carretas permanecían detenidas á las puertas de las tabernas, moviendo los bueyes sus colas y bajando las testuces pacientemente, mientras adentro gritaban los conductores ante los vasos de vino.

el portero estaba en la esquina de la calle de la Paz hablando con un conductor del coche-correo, y al punto oyó la voz de su señorita.

De repente volvia los ojos y me sorprendian las brillantes huellas que iban dejando mis conductores (eran los efectos del fósforo): alegres con mis sorpresas, los acompañantes de mis amigos restregaban la arena con las manos y la esparcian refulgente como polvo de luceros....

La palabra fué interrumpida por la aparicion de otro jóven de aspecto severo, que decia a unos cargadores: por aquí, muchachos, en ese cuarto del fondo colocad las maletas de las señoritas, i en este otro el equipaje del señor; i despidiendo con su propina a los conductores, el jóven tomó asiento, como fatigado i esclamó.¡Pero, chicos! ¿Por qué habeis hecho el viaje por el Estrecho, que es el fin i remate de estas Américas?

No soltaba la cabeza de su sobrino, y cuando al atravesar uno de los salones de espera la luz del balcón dió de lleno en aquel rostro de lívida palidez, el viejo, con un rugido, hizo detener a los conductores: Mirad, mirad bien esa cara: es la misma de mi pobre hermano.

Para cada doscientas bestias habia un oficial que dirigia á los conductores de las recuas, á fin de que no hubiese entorpecimiento en las remesas.

Hay en España una juventud que, ó se ha educado por misma, ó ha sabido elegir mejor conductores que los designados por la sabiduría oficial; hay en esa juventud políticos no malogrados todavía por el contacto con los viejos, aunque por mal entendidos respetos parezcan dejarse dirigir por ellos... ¡Déjense de respetos que nadie ha de agradecerles! ¡Juventud española, adelante, arriba á la conquista del Gurugú nacional!

Yo, desde los hombros elevados de mi conductor, veía a la pobre misia Donata y a sus dos bíblicas criaturas, víctimas del pronóstico de su marido y manoseadas por aquella turba indisciplinada, entre la cual había mocitos que le pirateaban las hijas y groseros que le deshacían las bananas y le arrancaban su espléndido vestido color cotorra, admiración suprema del barrio de Monserrat en la misa de una.

Pero la nación no quería detenerse, y empujaba al conductor que la había puesto en movimiento.

Los wagones son de varias clases, teniendo algunos notable elegancia: presentan cabida para veinticuatro y doce personas; generalmente van tirados por dos caballos; los más económicos son conducidos por un caballo, encargándose el conductor de recoger la paga á los pasajeros.

Durante la época embrionaria, las neurofibrillas surgirían primeramente en la extremidad de los nervios, para invadir secundariamente los corpúsculos gangliónicos, verdaderas encrucijadas de aquellos conductores.

Un individuo que viaja en un coche público deja de tener personalidad propia para convertirse en un número del pasaje conforme al sitio que ocupe; se le asienta en un libro como un paquete que debe ser entregado por el conductor.

Con el estruendo de costumbre sobre el malísimo empedrado, pasaban muchos carruajes, cuyos cristales, empañados por el frío de la noche, dejaban apenas percibir la blanca forma de una dama de copete; y seguían los tranvías su trotar monótono, entretenido el conductor en regalar el oído de los viajeros con espantables sonatas de corneta.

Después de enviar á la siguiente estación al conductor de la cigüeña, se emboscaron todos detrás de una cerca, esperando el momento de morir matando, pues en el caso probable de que hubieran sido atacados por los alzados éstos al ver á sus enemigos en número inferior, los hubieran tratado de capturar y como consecuencia se habrían defendido hasta disparar el último tiro.

Todas las construcciones del ingenio Monserrate son de grandes proporciones; el centro le ocupa la casa de calderas de considerable dimension y cuya forma es la de una T, disposicion ventajosa á nuestro modo de ver, pues toda la parte transversal que comprende grande espacio, tiene por objeto recibir la caña cortada, funcionando en ella al mismo tiempo los dos conductores de bagazo.

Buen hombreexclamó la hermosa hebrea arrojando algunas monedas á su conductor y señalando un camino estrecho y tortuoso que subía serpenteando por entre las rocas,¿es ese el camino que siguen?

Para aligerarle un poco más y también para sacudir su somnolencia, Delaberge imitó al conductor y, con paso todavía ligero y la cabeza un poco inclinada, comenzó a andar a lo largo de un camino que bordeaban toda clase de flores silvestres.

Por el otro lado impedían el paso el conductor y el comerciante grueso y rojo.

En la Auvernia, a dos o tres leguas de Mont-Doré, y este lago es el lago de Pavin, adonde llegarán ustedes en dos o tres horas de camino, llevando de conductor al señor Miguel Garnier, mi guía, que sólo exige dos francos de jornal, y que les confundirá con un príncipe extranjero si llegan a darle tres.

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