37 Verbos a usar para la palabra enanos

Hete aquí un animal muy distinto del otro, dixo el enano de Saturno; y el Sirio puso el pretenso animal en la palma de la mano.

Si él aparece, se le huye; si se duerme, se le montan encima, y cuando despierta, se encuentra agarrotado por los enanos.

¿Soy algun enano como vos para no sello?

Pero ya es común plaga de las ilustres familias que á un gran padre suceda de ordinario un pequeño hijo y así veréis que siempre con los gigantes andan envueltos los enanos.

Eran de diversas formas, y algunas horribles, representando todas mujeres, excepto la primera, que es una cabeza monstruosa pintada, puesta sobre los hombros de un devoto de pequeña estatura, de manera que el conjunto se asemeja á un enano con cabeza de gigante.

Y repitió:Yo, Bob el enano, por qué estás triste, Cristela...

»Mientras que el prior se burlaba del enano porque había osado poner sus débiles manos sobre un arma tan pesada... un caballero, vasallo del primado, y de brazo maravillosamente fuerte, asió la ballesta que el enano había dispuesto sobre la muralla, la cuerda de hierro se tendió, la flecha silbó y alcanzó a Manostuertas a pesar de su armadura.

Es grande obra, dijo el cortesano, y sobrado grande, pues es sólo para grandes personajes; y yo no tengo por buen oficial al que quiere calzar á un enano el zapato de un gigante.

Pensó entonces que lo mejor fuera consultar a Bob el enano, puesto que tanto sabía.

»Desde aquel momento la tripulación se achicó: de gigante se convirtió en enano; desapareció el valor, y comprendimos que era indispensable rendirse.

Volviéron al cabo al sitio donde etaban primero, habiendo visto la balsa, casi imperceptible para ellos, que llaman el Mediterráneo, y el otro estanque chico que con nombre de grande Océano rodea nuestra madriguera; al enano le daba el agua á media pierna, y apénas si se habia mojado el otro los talones.

El cargo de caballerizo mayor se le dió á su enano, y á un page le hizo fiscal del consejo: de esta suerte gobernó á Babilonia.

Como que, más que a doña Tula, iba dirigida al enano sinóptico, que era seguramente quien habría de contestarla.

Esto aumentó el ejército; pero aún debía crecer un poco más aquél, que empezó enano y debía ser gigante terrible, si no por su tamaño, por su fuerza.

Cuando Doralicia cayó en poder de Mandricardo, segun os he referido en otro lugar, encargó sigilosamente al enano que fuese á dar la noticia de su rapto á aquel rey, esperando que no llegaria á sus oidos en vano, y que pronto daria nuevas y admirables pruebas de su pujanza, rescatándola de las manos del ladron que de tal modo la habia arrebatado y vengándose cruelmente de él.

Los Celos encontraron al enano, y una vez conocido el motivo de su viaje, se pusieron á caminar á su lado, suponiendo que tendrian que intervenir para algo en aquella cuestion.

Así diciendo, condujo al Rey á la rendija del salon, y le enseñó el horrible enano que se solazaba á sus anchas con la Reina.

No podemos detallar aquí, como lo hacen los antiguos autores de esta historia, las continuas aventuras que corrió Amadís en aquellas andanzas, en todas las cuales desplegó la más asombrosa bravura y el más completo dominio de las armas; sólo diremos que en una de las en que mayor riesgo corrió, ganó para su servicio un enano que nunca más dejó de acompañarle en sus viajes y al que cobró grande afecto.

Mientras permnanecia como petrificado en aquel sitio, llegar dos caballeros guiados por un enano, que á mi deseo dieron esperanzas; pero bien pronto conocí que uno y otras eran en vano.

Los soldados, testigos de su flojedad y del papel indigno que hacía representar al Rey en paz y en guerra, llegaron á aborrecerle mortalmente, y estando en Molina de Aragón con el Rey, de una compañía que hizo salva al pasar su coche, salió una bala, que hirió dentro de él al enano con que entretenía sus ocios y penas, y puso á riesgo su persona, sin que pudiera averiguarse el autor de tal hecho.

Rengifo, a quien todos llamaban el enano, por su mezquina estatura, giró sobre sus talones y respondió con enfado: ¿Y por qué no he de ser yo quien medre, e os llame junto a , e os haga mi capitán?

¿Por qué me queréis matar mi enano?

Hacía medrar un enano en pocos días, que llegaba á ser un Tifeo.

Al andar tiene cuidado en mostrar el enano pié calzado con una elegante babucha, y descubrir algo la rica pantorrilla, capaz de hacerle perder su gravedad á un inglés.

Favorecido por el misoginismo de los mozos, tiempo brevísimo necesitó el enano para imponer su extraño amor á cuantas mujeres bonitas veía, y era tal la diligencia de sus propósitos, que en una misma noche, según luego se supo, asaltó varias alcobas.

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