25 colocaciones para copo

Un estanque rectangular ocupaba el centro de una de las huertas, y por su superficie plana, negra y verdosa, nadaban los patos, blancos como copos de nieve, y al cortar el agua dejaban en ella un temblor refulgente de rayos deslumbradores.

No de otra manera, durante una nevada, caen ante los cristales de una ventana iluminada millares de copos de nieve.

Algunas nubecillas leves y blancas, como copos de vellón, flotan, no obstante, por la atmósfera; los rayos del sol las tiñen a veces de color de rosa; resbalan lentamente por el cristal del firmamento; en ocasiones descansan breves momentos sobre la cima de los peñascos más altos, como si viniesen adrede a proteger los secretos amores de los genios de la montaña.

Ora no ve á su alrededor más que el torbellino de los copos; ora mira á la derecha ó á la izquierda una cumbre inmóvil que se desprende de la nube y parece que le mira sin odio y sin amor, indiferente á su desesperación.

Esta blanca capa de copos, es todavía, bajo una nueva forma, la nube de vapor que se condensaba en el espacio, que bien pronto será el arroyo que se dirija alegremente hacia la llanura.

¡Bravo, Pando! esclamó un estudiante; la sociedad de la paz os va á votar una corona de copos de lana.

Esta criatura, blanca y silenciosa como un copo de nieve, que poseía la fragancia de los lirios, la inocencia de las palomas, la dulzura melancólica de una noche de luna, esparcía sobre su alma, atormentada por el remordimiento, un bálsamo que la refrescaba deliciosamente.

No necesitaba ella que nadie le dijera que sus pies eran pequeños como los de una niña, que bien le gustaba bajar á las rocas, para que el mar, acariciándolos mansamente, les quitara la tierra que los manchaba, dejándolos blancos como los copos de la nieve; y por eso que todo lo dicho se lo sabía ella de memoria, algún día hubo de pensar que era mucha su hermosura para entregársela á un pobre pescador.

Hay una armonía celeste en la pureza del color, en la elegancia suprema de los copos que juguetean un instante ante los reflejos dorados del sol y se disuelven luego en un vapor tenue, transparente, que se eleva en los aires, acoge el iris en su seno y se disipa como un sueño en las alturas.

LECCIÓN LA VIDA DE LA MATERIA Al adquirir la tercera dimensión, las lentejas se hacen perceptibles bajo la forma de copos de luz blanca, pues mientras fueron simples cambios de estado de la energía, tuvieron una existencia tan invisible como la de las luces α, β, γ que la ciencia conoce ahora.

Su instintivo movimiento de retroceso hizo cimbrearse el flexible árbol, y una lluvia de hojas amarillas como copos de ámbar cayó en torno de ella, enredándose en su trenza, pegándose a su tez, esparciéndose sobre su traje.

Llovía, yendo acompañada el agua de copos de nieve.

Á media tarde en el horizonte, cada vez más obscuro, comenzó a marcarse una línea de velas, como inquietos copos de espuma, que tan pronto se remontaban como desaparecían.

Llevaba en cada mano dos cartuchos, me adelanté hacia la rubilla traviesa y los sacudí con saña sobre su cabeza, que quedaba poco después, y los encajes de su vestido de medio largo, como si les hubiera caído una nevada de copos de mil colores.

Más entoldado cada vez el celaje, se acumulaban en él nubarrones plomizos, como enormes copos de algodón en rama, hacia la parte donde caían Biarritz y el Océano.

, tus lindas carnes, más blandas y amorosas que seda, permite á mis ojos que vean tus piernas más blancas que copos de nieve; pues mi indigna boca gustó de tus melifluos besos, y mis orejas se deleitan en oir tus azucaradas y dulcísimas palabras.

La nieve, que caía en rachas violentísimas de menudos copos, no blanqueaba los pisos y en el momento de caer se convertía en fango.

Tosca y ruin es, casi siempre, la realidad, como el copo de lino, como el vellón de lana, como el capullo de seda sin hilar; pero esa materia ruda se convierte en estambres luminosos, en delicados fililíes, cuando la imaginación y el arte, que son las hadas benéficas de los hombres, la toman, la retuercen y devanan en sus ruecas invisibles de marfil.

¡Qué nevada! Veinte millas de tierra cubierta de nieve hubieran podido verse entre las ventanas de Tanglewood y la alta montaña, si la vista alcanzase tan lejos, entre los remolinos de copos que blanqueaban toda la atmósfera.

Gime el bosque, desnudo por el huracán, baja de la montaña un helado soplo, y en la vacía soledad del espacio vuelan copos de nieve, palpitantes como mariposas.

El ampo de la nieve no desflora Con el herrado casco en su carrera, Y, al ver la forma aérea y voladora De jinete y corcel, se les tuviera Mejor por ilusión fascinadora Que por seres de vida verdadera: Pues ¿quién sino fantásticas visiones Osaran arribar á estas regiones? Mas ¿quién bajo los pliegues ve espumosos Del mullido tapiz de copos leves?

A veces un corazon inexperto duerme tranquilamente el sueño de la inocencia: sus pensamientos son puros como los de un ángel, sus ilusiones cándidas como el copo de nieve que cubre de blanquísima alfombra la dilatada llanura; pasó un instante; se ha corrido un velo misterioso; el mundo de la inocencia y de la calma desapareció, y el horizonte se ha convertido en un mar de fuego y de borrascas.

El invierno corona las montañas Con blancas tocas de apretada nieve, Y el aire de sus copos infecundos La lluvia extrae para regar las mieses.

Algunos claros permitían ver a través de las ramas las murallas de la reducida ciudad, el minarete de una mezquita, la cúpula de un marabut, y en lo alto la enorme masa del Atlas, verde en su base, nevada en la cima, como cubierta de blancas pieles, con cabrilleos, con la blancura de copos caídos.

Sus cabellos blancos como el copo de su rueca y su blanca sonrisa, indican que debió ser en otro tiempo una mujer hermosa.

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