Qué preposición usar con ojeada
En efecto, Irenita dirigiendo ojeadas de temor y ansiedad a su mamá y su marido, se metió sola en su berlina, mientras ellos subían a la de la primera.
Único criterio llama La-Mennais al consentimiento comun; sin embargo basta dar una ojeada sobre los demás para convencerse de la esterilidad del nuevo para producirlos.
Hay, por lo tanto, mucho que aprender acerca de la América del Sur; pero en esta breve reseña apenas podemos echar una ojeada a vuelo de pájaro sobre el continente.
En los siguientes los dejaron solos, viniendo la madre de vez en cuando a echar una ojeada al retrato y a decir dos palabritas de cortesía.
para echar una rápida ojeada sobre el interior de Marsella
Al verme se sorprendió un poco, aunque tuvo tiempo de echar una rápida ojeada al espejo.
Sintió necesidad de ver inmediatamente los establos con sus animales vacunos; luego echó una ojeada á las cuadras vacías.
Tras una rápida ojeada a la incómoda persona,
] Resumamos la doctrina expuesta en los capítulos anteriores, para que podamos verla de una ojeada en su conjunto y trabazon.
Le bastó la primera ojeada para darse cuenta da que debía pertenecer á los niños de una familia subida al buque en Nueva Zelandia.
Mientras el niño acudía al llamado de su maestro eché una ojeada por el salón.
Con esto la otra echó una rápida ojeada en torno del grupo de cabezas que la rodeaban y se inclinaban sobre ella, en el afán de verla a su sabor y de atraer sus miradas.
Juan lanza una ojeada hacia la puerta y mira a Gertrudis como interrogándola.
Ayer fue el primero día que aquí llegamos; tenemos entre estos ramos plantadas algunas tiendas, que dicen se llaman de campaña, en el margen de un abundoso arroyo que todos estos prados fertiliza; tendimos la noche pasada estas redes de estos árboles para engañar los simples pajarillos, que, ojeados con nuestro ruido, vinieren a dar en ellas.
Al llegar al paseo de Embajadores era de noche; tomaron una copa en un merendero de la Manigua y echaron una ojeada por allá.
v. [glot] Ojear con admiración ó con amor.
Con todo esta y lo receloso que él había quedado, y, para ayuda de males, con el poco disimulo de Catana al servirnos, el pobre hombre se puso en ascuas y pregunta va y zancadilla viene, y ojeada a Catana y ojeada a mí.
Echaron una ojeada desde la cima a la vertiente opuesta.
Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el agujero de una cerradura.
El recién venido se mantenía esquivándose tras la parte interior de la puerta de la posada, ojeando de soslayo en torno de su escondrijo, como gato que está en acecho de un ratón.
Subieron con la misma cautela que habían bajado por la escalera de servicio, echó Enrique una ojeada al gabinete de su madre, y enterándose de que estaba allí Eulalia, subieron ya sin temor alguno al piso segundo y se posesionaron del cuarto de aquella señorita.
El poeta favorito se presentaba de tal suerte, como si él solo simbolizase toda la poesía dramática de los españoles, ó, por lo menos, como si sobrepujase con tal extremo á los demás dramáticos de esta nación, que no hubiese necesidad alguna de echar ni una ojeada desde esta altura á otros talentos muy inferiores al suyo.
A los sirvientes de aquella casa bastábales una sencilla ojeada para apreciar la importancia del trabajo de su dueño y su necesidad de aislamiento.
El cura, siguiendo las ojeadas del Indio converso, examinaba con aparente distracción los retratos y leía y releía los nombres impresos al pie, como si temiese olvidarlos.
El padre le había dicho también, que veía con sumo disgusto, su amistad con el Varguitas de la otra banda, por la centésima vez, y cuando en esto estaban, hizo irrupción la madre en el despacho, y adhirió su protesta a la de don Bernardino, significando que había observado ciertos paseos y ciertas ojeadas entre Susana y el primito que le olían a festejo descarado, lo que hizo enfurecer al padre.