173 Metáforas para señora

La señora de Villanera no la abandona ni un instante; don Diego se porta admirablemente; en cuanto a , hago todo lo posible, es decir, muy poco.

Señora condesa, abrácela usted, porque nadie vendrá a arrancarla de manos de su verdadero dueño.

de Sevigné; esta buena señora es para la abuela del corazón y del espíritu; Mme.

Existía en él igualmente un deseo malsano de ver cómo acogía aquella señora el relato del suceso, cómo era su emoción y cuáles sus palabras de remordimiento.

Se conocía que la dominaba un deseo secreto de ir sola a esa espléndida mansión de campo que era ahora de su propiedad, y que no quería que la señora Percival la acompañase.

Señora, es un agua para lustrar la cara, que me la mandó hacer la señora Montesina, que cuesta más de tres ducados, y yo no la queria hacer, y ella la pagó, y me prometió una carretada de leña y dos barriles de vino dulce para esta invernada.

A principios de Setiembre, habiendo llegado a estar tres días sin mentar para nada aquel galimatías del alma, las dos señoras estaban muy alegres confiando en que pasaría pronto el ramalazo.

Esa buena señora es un alma de Dios...

Esa noble señora está en una altura que hay que apreciar de lejos; y poco harán en su contra las murmuraciones áulicas, los despechos palaciegos.

En efecto, señora ama: ¿no hay otra cosa, ni ha sucedido otro desmán alguno, sino el que se teme que quiere hacer el señor don Quijote? No, señor respondió ella.

A partir de aquel día la señora Princetot fue la amante del guarda general, y éste ya no se fastidió como antes en Val-Clavin.

Esta señora, mucho más joven que Clementina, era no obstante su íntima amiga, el confidente de sus secretos.

Partió Sancho de carrera, sacando de su paso al rucio, y llegó donde la bella cazadora estaba, y, apeándose, puesto ante ella de hinojos, le dijo: Hermosa señora, aquel caballero que allí se parece, llamado el Caballero de los Leones, es mi amo, y yo soy un escudero suyo, a quien llaman en su casa Sancho Panza.

No si sabrá usted que esa señora es un ángel, una criatura celestial.

Tales consuelos no eran para la señora de Latour-Mesnil, y si algo podía, agravar más el dolor y los remordimientos de haber entregado su hija a una desgracia irreparable, era la mortal aprensión, de que tal vez la había entregado tan bien al deshonor.

Realmente, señora, era un atrevimiento que un pobretón como yo, que jamás he estado en la India ni he visto otras cataratas que las del Tajo en Aranjuez, tenga pretensiones nada menos que de ser amado por una mujer de posición.

Señora, es tal ballestero, que de un mismo golpe nos hirió á los dos.

Algunas señoras llegadas de los Estados del interior para despedir á sus amigos que van á dar la vuelta al mundo, sacan repentinamente banderas nacionales de estrellas y rayas, y sosteniéndolas con ambas manos, las dejan aletear bajo las ondulaciones del fresco viento del río.

Cree que la tal señora es un basilisco, y que es muy peligroso hacerle el amor a su hermanastra, sólo porque ha de rozarse uno con ella.

Señora, tomad, bebed, bebe más.

La Providencia, hijos míos, nos devuelve centuplicado lo que hemos hecho por ese huérfanodijo la señora Aubry, con voz conmovida.¡Que sea bendito! Un enternecimiento súbito o intenso de gratitud y cariño hacia Juan los invadía.

Estariamos juntos, y ganariamos para la vejez poder pasar, yo sin récipe, y ella sin hic, et hec, et hoc, el alcohol, y amigos como de ántes, y beso las manos á vuestra merced, y á mi señora Lozana la boca.

La que habla pestes es bueycencia, señora presidenta de ministros.

Martin, que se habia recobrado del primer sobresalto, sospechó que la señora que se decia Cnnegunda era una buscona, el señor abate un tunante que habia abusado del candor de Candido, y el alguacil otro tuno de quien no era difícil desprenderse.

Toma mi calcetarepuso la señora Defarge, depositándola en manos de La Venganza,y ténmela preparada en mi asiento de costumbre.

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