23 Metáforas para llenas

Llena está mi alma, sin embargo, de piedad religiosa, y conozco y amo y adoro a Dios, pero sólo veo su omnipotencia y admiro su bondad en las obras que han salido de sus manos.

7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; debajo de su lengua, molestia y maldad.

Llena está la historia de la geografía de estos errores sistemáticos que comprenden hasta el siglo XVI las navegaciones á Nueva Guinea, Nueva Holanda y á muchos archipiélagos del Océano Pacífico.

Llena estaba ya la mesa de platos, cuando él llegó, con cucharas de hierro, y tenedores de tres puntas, y una jarra de estaño: y el ganso con papas, y un pudín de ciruelas.

Llena aún mi fantasía de mi nocturno viaje, abro los ojos, y todos los trajes apiñados, todos los países me rodean en breve espacio: un chino, un marinero, un abate, un indio, un ruso, un griego, un romano, un escocés... ¡Cielos! ¿Qué es esto? ¿Ha sonado ya la trompeta final? ¿Se han congregado ya los hombres de todas las épocas y de todas las zonas de la tierra a la voz del Omnipotente en el valle de Josafat?...

Llenan la boca al nombrarlos y sugieren mil reflexiones sobre los tiempos más gloriosos del poder floreciente de España, cuando eran gigantes en el mundo, no pigmeos con paletot de París, cuya única ambición es imitar al extranjero y rebajarse y desnacionalizarse a mismos.

Llenas están ya de mis garabatos seis carillas, y economizo las dos restantes para no acostumbrarte mal y curarte de malos vicios.

¡Llenas están las tierras de tu nombre! ¡Llenos están los mares de tu estela! ¡Llenos están los cielos de tu gloria! Octubre, 1921.

] caña llenas y hermosas; 23 y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del solano, subían después de ellas.

Cuando se tuvieran llenas las cárceles, se metía a los criminales en un barco viejo, se le llevaba a alta mar y se le daba un barreno.

Lleno de alegría clama: ¡Ya llego, Señor! Y siente que ahora ya es libre, que nada lo retiene... ha muerto.

Y a más de esto, ¡cuán llena de dichas está la existencia de la feliz esposa de Jesucristo! Vive alejada de las miserias del mundo y los dolores sociales; las penas que engendra la familia, la maldad y la murmuración de los hombres, vienen a estrellarse contra los muros del convento.

Era reputado el mas venturoso de los hombres; lleno estaba todo el imperio de su nombre; guiñábanle á hurtadillas todas las mugeres; ensalzaban su justificacion los ciudadanos todos; los sabios le miraban como un oráculo, y hasta los mismos magos confesaban que sabia punto mas que el viejo archi-mago Siara, tan léjos entónces de formarle cansa acerca de los grifos, que solo se creía lo que á él le parecia creible.

Ved el escarnio de las leyes, y cuán llenas fueron de iniquidad.

15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicáreis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

¡Oh, qué lleno de espinas es este fatigoso mundo!

Quanto mas obscura sea en una montaña, tanto mas azul parecerá á la vista; y la que mas alta esté, y mas llena de troncos y ramas será mas obscura; porque la multitud de matas y arbustos cubre la tierra de modo que no puede penetrar la luz; y ademas las plantas rústicas son de color mas obscuro que las cultivadas.

12 Y toda su carne, y sus costillas, y sus manos, y sus alas, y las ruedas, lleno estaba de ojos alrededor en sus cuatro ruedas.

¡Qué llena está de piñones! Morcilla de cortesanos, Y asada por esas manos, Hechas a cebar lechones.

La verdad es que estaba muy hermosa con aquel aire de modestia y de piedad recatada, con aquella frente purísima, algo grande, algo convexa... y, sin embargo, llena de expresión familiar, dulce, y en aquel momento religiosa; las ondas del cabello claro, sirviendo de marco vaporoso a la curva suave de aquella frente pura y blanca, eran símbolo de una idealidad que se perdía en el ensueño poético.

Había dejado su ventana abierta, y la noche, gozosa, entraba por el cuarto, toda llena de un vago son de vida; voz de espumas fluyentes en el río, de besos de las hojas en el bosque, de amores de la brisa con la flor... El pobre amor humano allí dormía, rendido de pesar, y el lucero de Rosa, blanco y puro, temblaba en la llanura de los cielos.

¡Llenas están las tierras de tu nombre! ¡Llenos están los mares de tu estela! ¡Llenos están los cielos de tu gloria! Octubre, 1921.

Llenos estaban, empero, los teatros, que comenzaban a vaciarse a la hora en que Carton paseaba por las calles céntricas, donde aquéllos estaban situados.

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