23 Adjetivos para describir ociosa

Los ociosos amantes querrian se desterrase del mundo mi lengua, que les repite: Otio si tollas periere cupidinis artes, Contemptaeque jacent, et sine luve faces.

Regla deja á Merto entre sus parientes, hasta nueva orden, no sin exigirles la promesa de que en los primeros quince días le han de quitar el hambre á palos; y sin perder un solo instante en ociosas amonestaciones á su hijo, vuela, más bien que corre, hacia su casa.

Es allí donde viven los ociosos amontonados como brutos, harapientos, semi-proscritos como gitanos, lívidos como el hambre que los devora, y hormigueando en las callejuelas, los sucios y ennegrecidos patios y las cloacas, como semilleros de gusanos.

Más adelante, en otro banco, podré dormir otro poquito, y cuando los pájaros me avisen dejaré las ociosas plumas, digo, la ociosa berroqueña...

Agricultor e industrial, en el drama Casandra piensan en sus hijos, viéndose burlados y sin blanca por la doña Juana, la cual transmite su fortuna a ciertos ociosos institutos, compuestos por gente contemplativa.

Este señor contaba con muy buenas relaciones en Sevilla, y, libre como era, gustaba de correr aventuras galantes, cuidando sin embargo de no dar ejemplo escandaloso ni lugar á que su nombre sirviese de pasto como el de otros á las hablillas y murmuraciones de los ociosos desocupados.

Sabed que dentro de diez años no quedará en vida el diezmo de estos miserables; y que, aun sin sacar la espada, casi todos se los lleva la hambre, la fatiga, ó la destemplanza, aparte de que no son ellos los que merecen castigo, sino los ociosos despiadados, que metidos en su gabinete mandan, miéntras digieren la comida, degollar un millon de hombres, y dan luego solemnes acciones de gracias á Dios.

Leto, que ya había soñado con verlas honradas allí, se llamó a engaño y declaró a Nieves que no volverían al cartapacio de la botica aquellos insignificantes borrones, puesto que le gustaban a ella; y Nieves, sin andarse en ociosos disimulos, porque conocía la sinceridad de la oferta, la aceptó de plano con gran regocijo, aunque no tanto como el que produjo en don Adrián el galante rasgo de Leto.

Por allí vaga alegremente la turba de elegantes ociosos y de lujosas cortesanas, que ostentan su hermosura cosmopolita y su fortuna de cotizacion mas ó ménos anónima.

13 Y asimismo tambien las ociosas, enseñadas á andar de casa en casa; y no solamente ociosas, mas aun parleras y curiosas, parlando lo que no conviene.

Es posible descubrir también que el perfecto realismo de algunos cuadros, (como de los círculos aristocráticos de Petersburgo y sus entretenimientos ociosos) llega hasta la inutilidad.

Esa brillante mañana de febrero, al recorrer la larga y tortuosa arteria nombrada, llena de ociosos florentinos y de ricos extranjeros que habían salido de paseo, vi a varios caballeros y señoras de mi relación.

Aunque yo no niego que muchos están hoy únicamente encomendados á la tradición de los ociosos habladores.

La patrona, dejando las ociosas lanas, dió principio á su tocado, que era algo complicado, porque consistía en una restauración concienzuda de todos los deterioros que en su persona hacían lentamente los años.

En espera, se dió á visitar, durante las ociosas mañanas, los museos.

En el camino dijo el del Bosque a Sancho: Ha de saber, hermano, que tienen por costumbre los peleantes de la Andalucía, cuando son padrinos de alguna pendencia, no estarse ociosos mano sobre mano en tanto que sus ahijados riñen.

No faltaron algunos ociosos ojos, que lo suelen ver todo, que no viesen la bajada y la subida de Melisendra, de quien dieron noticia al rey Marsilio, el cual mandó luego tocar al arma; y miren con qué priesa, que ya la ciudad se hunde con el son de las campanas que en todas las torres de las mezquitas suenan.

Conocióselo el indiano, que no apartaba sus ojos de los de ella; y por martirizarla menos con preparativos ociosos y con atenuaciones inútiles, de otro salto, más á ciegas aún que el anterior, se coló dentro del asunto.

A los ricos ociosos se oponen los pobres abrumados de trabajo, y ni los unos ni los otros sienten la inepcia monstruosa de semejante estado social.

El ocioso sin riesgo, rodeado de respetos y amparado y mimado de la comunidad, es creación exclusiva de la civilización humana.

Aquella noche las de Bernaldo se acostaron con pañuelo á la cabeza, untadas del betún que don Celso les envió discretamente, mientras en la tertulia de la rebotica, unos señores ociosos reían la broma del boticario viudo á la noble doncella Filo.

Mas, ea, no hablemos de estas cosas, permaneciendo ociosos como unos simples; no sea que alguien nos increpe duramente.

Hablando de estas cosas una vez con Marcones, que era el único ocioso del lugar, le preguntó el seminarista si conocía «por casualidad» á Tomás Quicanes el de Nubloso.

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