22 Metáforas para mitades

Ya á los ecos del toser, al asqueroso estruendo del gargajear, alargaron la vista y descubrieron un edificio caduco, cuya mitad estaba caída y la otra para caer, amenazando por momentos su total ruina, palpitándoles los corazones á las arrimadas yedras de los nepotes, validos y dependientes.

¡Ser la mitad de lo que fuimos, sentir uno que su derecha viva tiene que echarse á cuestas á la izquierda cadáver, y por añadidura pensar como un hombre y expresarse como los animales, es cosa bien triste...!

La mitad te pertenece; pero la otra mitad, que es de tu hermano menor, debes devolvérsela con los intereses correspondientes.

Un paraíso conseguido sin esfuerzo no entusiasma al creyente; la mitad por lo menos del mérito de la gloria está en su dificultad, y para Julio la dificultad de conseguir el dinero constituía uno de sus mayores encantos.

Como unas doscientas, de las cuales más de la mitad son de donativo, y las demás se han pagado á seis reales y medio.

Tenía buena estampa, fisonomía agradable, maneras distinguidísimas; pero una salud tan delicada y una naturaleza tan quebradiza, que la mitad del año estaba enfermo.

Pero el alma humana es manantial inagotable de remedios para sus propios males, y la turbación de Rosalía curose con un raciocinio que en su mollera brotó muy oportunamente, el cual hubo de desenvolverse así: «Pago la mitad de la cuenta a Sobrino, asegurándole que la otra mitad será sin falta el mes que viene.

Allí al agua y viento entrego La media venganza mia; Y aquí la otra mitad fia Mi dolor de tierra y fuego; Pues esta noche mi casa Pienso intrépido abrasar.

Sin duda las niñas contemplaron más todas estas cosas, y se deleitaron más con la dulzura de la voz del señorito que con el que nos atreveremos á calificar de idilio, la mitad de cuyas palabras estaba en griego para ellas.

En efecto, las dos mitades de la república eran ya como dos máquinas potentes partidas de extremos opuestos de la misma línea y en acelerado movimiento.

Y entonces el rey vió que toda la mitad inferior del joven era de mármol, y la otra mitad, desde el ombligo hasta el cabello de la cabeza, era de un hombre.

Era un aparato de aspecto irregular, formado por dos depósitos: uno grande, cuya mitad inferior era de metal y estaba destinado a recibir el calor de un reverbero, y otro más pequeño de cristal, puesto en comunicación con el primero por un tubito casi capilar de vidrio.

Su hijo no era francés: pertenecía á otro pueblo; la mitad de su sangre era de diversa procedencia.

Esa mitad del primer volumen es como el prólogo de toda mi obra.

Mitad de un puco visto de ambos lados.

En otras épocas, amor y belleza, las dos mitades de la vida, habían sido res nullius, cosas no estancadas, de libre disfrute para todos.

Fenecido este valle, diez leguas más adelante llegamos al pueblo é valle de Quiquejana; la mitad del pueblo fundado de la una parte del rio, la otra mitad de la otra; es rio grande y pocas veces se vadea, de gruesa agua; pásase por puente de criznejas, sin riesgo alguno.

Yo os haré ver su pueblo primitivo, Mitad rudo pastor, mitad guerrero, Cuyo robusto labrador activo, Cambiado en la ocasión en caballero, Lidió, veloz Numida al golpe esquivo, Con el jinete colosal de acero: Y aplazando con él treguas extrañas, Corrieron toros y jugaron cañas.

Libera nos, Dominecontestaron compungidos Dupont y todos los que entendieron esta súplica al Altísimo, mientras una mitad de la procesión rugía desde lejos: Nooobis... obis.

Puede asegurarse, sin temor de ser desmentido, que la mitad de la sangre española es sangre árabe; en una palabra, que si fueron nuestros abuelos los solariegos descendientes de Pelayo y de Teodorimo tambien lo fueron los descendientes de los que vinieron de Oriente acaudillados por Tarik y por Muza.

De los ciento cincuenta hombres la mitad por lo menos habían sido soldados, algunos toda su vida; entre los reclutas llamaba la atención el gigantesco Tristán de Horla, que cerraba la marcha, llevando á la espalda su enorme arco de guerra.

Se había equivocado en cincuenta centímetros, y la mitad del grosor del muro estaba en tierra de los viejos.

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