Si las tuyas son de acero, de oro las tengo yo.

Tuya por eternos años Es el alma que te ofrezco.

Tuya es la culpa de haber venido a parar a esta situación que encuentras bochornosa.

¡Tú nada temes! De tu imperio yerto 20 Sólo Dios es señor, fuerza y medida: ¡Cómo el ancho Océano y el Desierto, Tú vives sólo de tu propia vida! La tierra acaba en tu glacial palacio; Tuya es la azul inmensidad aérea: 25 Tú ves más luz, más astros, más espacio...; ¡Parte eres ya de la mansión etérea! ¡Adiós! Retorno al mundo...

Tuya será mi lágrima postrera... ¡Hasta que muera, Madre; hasta que muera Me acordaré de ti! Tú en pago, Madre, cuando llegue el plazo De alzar el vuelo al celestial confín, Estrechándome a ti con dulce abrazo, No me apartes jamás de tu regazo.

Tuya será la norma del mañana, Como es hoy, por la gloria de tus hechos.

Tuya es mi vida.

Pero la tuya es una alegría marchita... no tiene frescura... no sale del corazón... es una máscara.

¿Son amigos tuyos? ¡Y buenos amigos!...

* * * ¡Lengua inmortal, tesoro de armonías, honor á tí, del mundo soberana! * * * * * Son tuyos el apóstrofe vibrante que hiere como el filo de la espada, y la frase de célica ternura con que forma la virgen su plegaria, y el acento melódico que tiene la dulce voz de la mujer amada

Me la ganaste, rugió el Demonio, tuyo es el campo; pero después nos veremos la cara.

¿Tuyo era el criado?

Comprendo las angustias de María: ella es religiosa; parece que, nacidos de un mismo vientre su hermano y ella, nacieron para ser santos... ¡Y concluirá por tenerte horror, y te aborrecerá, y no querrá vivir contigo...! Y si así sucede, tuya será la culpa por haberte significado demasiado en tus obras.

No creo que el tuyo haya sido delito sino falta, fea falta si se quiere de las muchas a que nos inclina la flaqueza de nuestra natura.

Crees que los demás van a tener los entusiasmos tuyos.

Lo que quieras, tirano mío; pégame cuanto gustes, tuyos son mi espíritu y mi cuerpo, pero no dejes de amarme.

Todo, dice Allmers, es falta tuya, por haber dejado a la criatura sola sobre la mesa.

No es la causa de mi odio hácia tí ni hácia los tuyos, el que en tiempos de los Reyes Católicos, tus bisabuelos, fuese conquistado por ellos el reino de Granada.

Es hijo tuyo, ¡tu retrato!...

Tuya, tuya y sólo tuya es esta idea, que tiene una cara divina y un reverso diabólico.

¿No será ilusión tuya?...

, que ya conozco De aqueste mal el riesgo; Porque el tuyo es de mármol, Cuando el mío es de fuego.

Cuando quedó solo con el wisir, este le dijo: Tuyo es cuanto miras, príncipe Aben-Charyahr; tu discrecion y tu hermosura han cautivado mi amistad, y voy á llevarte junto á mi esposa.

Mueres demasiado temprano, pero tuya es solamente la mitad de la culpa.

El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.