117 Adverbios para describir cómo sentados

Cuando hubo pasado aquel momento de profunda emoción, el cura se apresuró a presentarme a dos personas respetabilísimas, sentadas cerca de nosotros y que no habían sido las que menos se conmovieran con el relato del maestro de escuela.

Jesús entonces, cansado de su viaje, se sentó cerca al pozo.

Ya desencadenada, no siempre sube la tormenta á escalar las alturas que la dominan: permanece frecuentemente en las zonas bajas de la atmósfera en que se formó, y el espectador tranquilamente sentado en la hierba seca de los altos prados iluminados puede ver á sus plantas á las nubes contrarias batallar enfurecidas.

Remedios entró con la lámpara encendida en el cuarto de su tío, y después de dejarla sobre la mesa, se sentó frente al anciano, que desde media tarde permanecía inmóvil y meditabundo en su sillón, cual si le hubieran clavado en él.

El mismo Sorege, sentado en la mesa grande, bastante lejos de los dos amigos, sonreía, menos enigmático que

Marta, aniquilada, se abismó en su dolor y mamá¡la pobre y querida mamá!había permanecido durante tantos años sentada cómodamente y en paz al lado de la estufa tejiendo medias y mascando frutas azucaradas, que no quería ni podía concebir que aquella existencia cambiara.

las perlas le sientan admirablemente.

No comimos ya juntos al año siguiente, porque el joven Baker juró que no sentaría jamás en la misma mesa que ocupase un canalla tan despreciable como Remigio, y a Colás, el que pidió dinero prestado en Valparaíso al joven Lupo, que servía de mozo en un restaurant, no le gustaba encontrarse con gente de tal ralea.

Allá en el fondo, debajo de un dosel de damasco marchito, estaban sentados en sendos sillones de terciopelo los tres magistrados que componían el tribunal.

Entoncesrepuso la señora Liénard, tomando de sus manos el jarróncuando se sienta demasiado triste allá abajo, véngase aquí unos momentos.

Y se sentaba Lucía, sola en su cuarto en una silla sin espaldar, sin quitarse los vestidos, ya a más de medianoche, y a poco rato se levantaba, se miraba otra vez al espejo, y se sentaba nuevamente, la cara entre las manos, los codos en las rodillas.

Después de la cena se reunían todos en casa del padre, y mientras los cuatro hombres, sentados en tajuelas frente al fuego, departían gravemente sobre la faena del día siguiente, la madre y la hija, hilando un poco más allá, no perdían de vista á los niños que correteaban por la vasta cocina.

Viendo que Marcelina se sentaba tranquilamente en el sofá, como persona dispuesta a permanecer allí mucho tiempo, el endemoniado don Pedro se amostazó, y con aquella prontitud de genio que le había sido tan perjudicial en su vida, agarró a la dama por un brazo y se lo sacudió, gritándole: «Mira, hermana, plántate en la calle...

Y se lanzó á ser enfermera, admirando el uniforme blanco con su capa azul y su alba toca: algo sencillo y nuevo que sentaba perfectamente á su belleza.

Y al decir esto, fuese a sentar un poco más lejos.

Dorotea se sentó, y esperó en silencio y con ansiedad á que hablase el padre Aliaga, que se sentó á su vez en el sillón aquel que en otros tiempos había servido al padre Chaves para confesar á Felipe II.

Ved ahí al rey de sencilla vida, sentado aparte y solo, a Enrique de Inglaterra: éste ha producido mejores vástagos.

49 Y los que estaban juntamente sentados á la mesa, comenzaron á decir entre : ¿Quién es este, que tambien perdona pecados? 50 Y dijo á la mujer: Tu te ha salvado: en paz.

Al pie de la escalera, un enorme oso de Noruega sentado gravemente sobre sus patas de detrás,

de llegar al término de su viaje por aquel día, y mucho más cuando al rodear las tapias de un huerto descubrió á Simón y Tristán, sentados muy sosegadamente sobre un árbol caído

Sin embargo, Miguel logró entrar en el cuarto y se sentó respetuosamente en una silla a esperar que se diese por terminada.

Ponte más bien el de la pluma amazona que te sienta maravillosamente sobre tu cabello rubio.

10 Y aconteció que estando él sentado á la mesa en casa, aquí que muchos publicanos y pecadores, que habian venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesus y sus discípulos.

Tristemente sentada en una pobre barquilla atravesaba el Tíber, envuelta en su manto y rodeada de sus hijos, abrigando á unos contra su seno, cubriendo á otros con su velo, y sosteniendo en sus hombros las bellas cabezas de sus hijas Julia y Drusila, niñas aún, pero que ya prometian todas las gracias de una bella adolescencia.

XI Como decíamos pues, el Indio Nizam se había sentado familiarmente al lado de sir Evandale, y hasta se había atrevido a tomarle la mano.

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