45 colocaciones para indulgencia

En las madres y en las hermanas hay tesoros de indulgencia.

¡Todos, de oirla, hasta los perros y los gatos, habremos ganado cuando menos veinte años de indulgencias! Simoun dispuso sobre la mesa las dos maletas que traía: la una era algo más grande que la otra.

Con este lisonjero juicio, flor natural de la frondosísima indulgencia de Alejandro, demostraba éste, más que un criterio recto, el apasionado entusiasmo que sentía por los méritos de sus amigos.

El Rey sonrió levemente, con una sonrisa de triste indulgencia, que yo nunca había visto en sus labios: Ya están celosos de que hable contigo, Bradomín.

Hacía el panegírico de Nerón, de los Borgias y de Mesalina; levantaba á Felipe II y á Enrique VIII de Inglaterra; sostenía que don Opas fué una buena persona, y hasta para Caín tenía una frase de indulgencia.

Indudablemente este pobre Miquis valíadeclaró Ruiz, dejando la lectura con aires de indulgencia crítica.

Y creo que la justicia, dando prueba de una indulgencia sin igual, se ha contentado con encerrarlo en Bedlam.

Todavía no ha llegado para la hora de la indulgencia; tengo antes que condenar y que castigar...

¡Es muy buena Clara!declaró la condesa con su seria indulgencia de mujer intachable.

Thiers masculló algunas palabras; pero luego se repuso, y como no acostumbraba hallar censurable nada de lo que su poderoso primo hacía, concluyó por sonreírse y mirar el asunto por el cristal de la indulgencia.

Esta mostraba a la de Rubín una gran simpatía, y con esta simpatía, la dulce confianza que de ella emanaba, y por fin, con el verdadero derroche de indulgencia que en favor de sus faltas hacía, apoderose poco a poco de todos sus secretos.

Mas las apasionadas que se rinden, ¡cuán dignas de indulgencia!

Yo empero, miéntras no llegaba esta fatal época de indulgencia y moderacion, dexé á toda priesa un pais donde ningun contento templaba su severidad, y me embarqué para España.

No haya por tanto temor alguno de que sea la pasión filial la que trace los méritos de Sandalio Callejo; por el contrario, estas breves notas constituirán la escepción en cuanto a la indulgencia del cronista.

Recordando los pequeños detalles, las frases, los tonos de la voz y las miradas en las escenas críticas que le habían abierto una era nueva, sea dándole un conocimiento más profundo de las resoluciones y de las pruebas de este mundo, sea invitándola a algún pequeño esfuerzo de indulgencia o de adhesión penoso a un deber imaginario o real, ella se preguntaba continuamente si había sido censurable en algo.

La fama de la santidad y de la inocente y bondadosa indulgencia del padre Juan, hace que sean los niños y las jovencitas, educadas con el mayor recato, los que acudan a confesarse con él, en el tribunal de la penitencia.

) Para ti mi gratitud por tu indulgencia.

Confiesa una falta, (supongo, hija mia, que las tuyas serán siempre de aquellas que se pueden confesar sin vergüenza) confiesa una falta, digo, y oculta un mérito, pues hay en los hombres mas indulgencia que justicia.

¡Oh!exclamó la elegida del Señor,confieso que mi deber era seguir el dictamen de usted; pero no he podido resistir á un poderoso impulso de indulgencia.

La tolerancia tiene límites más estrechos que la indulgencia, y rara vez degenera, como ésta, en una perjudicial debilidad.

Andando hacia la calle del Ave-María, iba discurriendo que debía poner en la carta mucha severidad, y un ligero matiz de indulgencia, un grano nada más de sal de piedad para sazonarla.

Adoraba con devota piedad su Rosario y una medalla de indulgencia para aquella hora, que le : llegando a la Iglesia, se volvió de suyo a uno y otro lado de las Señoras, entre quienes pasaba, pidiéndoles por amor de Dios una AVE MARIA: y en fin entre heróicos actos de las más necesarias virtudes, continuó su camino hasta quedar muerta en el palo, si así lo puede decir la piedad, como un Angel.

En cualquier tiempo, nuestra misión fué toda de indulgencia.

Pero siempre o casi siempre, a poco de morir, sobreviene para todo hombre el momento de mayor indulgencia, afecto y estimación que le concede el mundo.

Lázaro tuvo la mala tentación (porque tentación del demonio fué sin duda) de empezar con aquella de su pequeñez en presencia de tantos grandes hombres, y lo escogido é ilustrado del auditorio, siguiendo después lo de su confusión y su necesidad de indulgencia, sus escasas fuerzas, etc.

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