Qué preposición usar con pálido
La hueste de siervos se yergue con un gemido y con él se abate, mientras los ojos se hacen más sombríos en el grupo pálido de los mancebos.
Tal vez se pueda objetar que hay en esto una serie de aquellas percepciones confusas de que nos habla Leibnitz en su monadología; tal vez estas percepciones sean tan tenues, tan pálidas por decirlo así, que no dejen rastro en la memoria ni puedan ser objeto de reflexion; pero todo esto son conjeturas, nada mas.
El libro que, como antídoto a los harto célebres de Balzac y de sus muchos y desafortunados imitadores, ha escrito el señor Pereda, pudo parecer pálido en los caracteres y poco interesante o animado en la acción.
A la luz pálida del alba se veía el cadáver de Zaldumbide, colgado de una verga, balanceándose con los movimientos del barco.
Era una jovencita pálida con hermosos ojos negros.
El ingeniero se puso pálido al recorrer las primeras 79 líneas.
Los convidados se sentaron en medio de una agitación entre placentera y angustiosa, que se revelaba en sus caras risueñas y pálidas a la vez.
Mejor haríasdijo Rafaelen imitar a las señoritas extranjeras, que se ponen coloradas para dar los buenos días y pálidas para dar las buenas noches.
Conservaba la humilde actitud que ya le he descrito a usted, clavada en su asiento, abandonada la labor, con las manos cruzadas por un esfuerzo de voluntad para disminuir el temblor que las agitaba al igual que el resto del cuerpo, pálida hasta dar lástima, las mejillas como la cera, los ojos muy abiertos velados de lágrimas, clavados en mí con la luminosa fijeza de dos estrellas.
¡Ah! exclamó Lope al ver á su contrario entonces, y en otros días su mejor amigo, asombrado como él, y como él pálido é inmóvil; Dios no quiere permitir este combate, porque es una lucha fratricida; porque un combate entre nosotros ofende al cielo, ante el cual nos hemos jurado cien veces una amistad eterna.
Se levantó de una butaca baja mostrando una fisonomía pálida bajo sus cabellos blancos y, dulce y resignada, dió las gracias á Marenval por su visita, si no dichosa por ver alterada la soledad de su existencia, agradecida por un paso que denotaba un recuerdo afectuoso.
No solamente había cesado de nevar, sino que también se hallaba el viento encalmado; y, por una venturosa casualidad, por un rasgón abierto en la espesura de los negros celajes asomaba la luna llena, derramando su luz pálida sobre el blanco tapiz del valle y los más altos picos del brocal de montes que le aprisionan.
¡Don Isidro!... ¡Buenas tardes, don Isidro y la compaña! Un hombre sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la borda, avanzaba su rostro pálido entre los pliegues de una manta.
¡Nuestra pobre descripción es pálida ante la realidad, desgraciadamente, desaparecida! PENEDO DE CUEVAS ZEQUEIRA, Elisa.
La niña, que continuaba sentada sobre las rodillas de Ricardo, se había ido poniendo pálida sin que nadie se hiciese cargo.
Según la gente de tierra, no había ocurrido hasta entonces cosa que no fuera en Santander muy natural y corriente; y en verdad que no era para dejar pálido á nadie la rotura de algunos vidrios, unos cuantos paraguas vueltos del revés, tal cual sombrero arrancado de su correspondiente cabeza, y alguna que otra falda encaramada más arriba de lo acostumbrado.
Y el bufón adelantó pálido hacia el sargento mayor, que retrocedía.
(Todos saludan a MARGARITA, que va acercándose hacia ellos) OLIVARES Señora... MARGARITA Pálido estáis, Conde-duque.
El bastardo y el segundón se miran frente a frente: Oliveros pálido por el ansia de la pelea, estremecido con el deseo del vencimiento, y el segúndon fuerte, soberbio, con la cabeza desnuda y las manos rojas de sangre, como el héroe de un combate primitivo en un viejo romance de Castilla.
[imagen: OTROS POEMAS] LA CARTUJA [imagen] [imagen] ESTE VETUSTO MONASTERIO HA VISTO, secos de orar y pálidos de ayuno, con el breviario y con el Santo Cristo, a los callados hijos de San Bruno.
El paciente inclinaba su cabecita pálida contra la pared derramando copioso llanto.
Hoy, después de siglos de dominación semítica, el mundo vuelve a la cordura, y la verdad aparece como una aurora pálida tras de los terrores de la noche.
Rosa que se habia puesto pálida desde la entrada de Enrique Maylie, hizo solo una señal de cabeza y entreteniéndose en desojar algunas flores que tenia en la mano esperó en silencio que continuára.