34 colocaciones para trotes

] Y déjele en poder de mucha gente que lo había ido a socorrer, y tomé la puerta de la villa en los pies de un trote y, antes que la noche viniese, di comigo en Torrijos.

El Gato dió un salto, se agarró á la cintura de Ganisch y seguimos nuestra marcha al trote.

En esto partió el coche, comenzando ese continuo vaivén al compás del trote de las mulas, las campanillas del caballo delantero, el saltar de los cristales, el revolotear de los visillos y los chasquidos del látigo del mayoral, que constituyen el fondo de armonía de una diligencia en marcha.

Con el impulso de su pesado trote, el enorme toro bajó la cabeza y hundió los cuernos entre los dos hilos.

El coche comenzó a subir el camino de Cestona al trote.

El cielo de triste azul relampagueaba y temblaba cargado de electricidad, sin soltar una lágrima de lluvia; el suelo de bronce no permitía que la más leve brizna de hierba adornase sus peñascales; la llama y la vicuña torcían su carrera de trote femenil para no internarse en esta desolación, glacial unas veces, tórrida otras.

Camino del pueblo iba, entretanto, el break a largo trote, hablándose en él del tema obligado: la «Pampita».

Pasó un pelotón de jinetes, con los caballos al trote.

Cerca de la una de la madrugada pasó por la carretera un jinete con menudo trote.

Estos habían vivido en una pobreza casi salvaje sobre tierras de su propiedad que exigían varias jornadas de trote para ser recorridas.

; los de a pie, dándoselas de aristócratas desmontados, los de a caballo mirando a los landós, y los landós al trote.

¡Son alambrao de ricos; poco les cuesta recomponerlos! -Eso no es razón; el mesmo respeto merece la propiedá del pobre y del rico... Pero quería decirte que en ocasiones, por ahorrarse un par de leguas de trote, se espone uno a un viaje al pueblo y a varios meses de cárcel.

El chaparrón fué arreciando y los jinetes tuvieron que picar la espuela a sus caballos, cosa un tanto comprometida para el joven moreno de los ojos brillantes, a quien se vió inclinarse a derecha e izquierda como un saco mal atado, a los movimientos del trote brusco de su yegua.

Las parejas de mulas, curiosamente enjaezadas, entran, dirigidas cada una por dos mozos de uniforme especial, al trote solamente.

Pararon de repente las mulas al trote en la esquina del callejón de San Juan de Dios y salió a espacio y con no poco trabajo de la calesa un caballero alto, bien puesto, vestido de frac negro abotonado hasta el cuello, dejando ver por debajo el chaleco o chupa de color claro, pantalones de carranclán de pie, corbatín de cerda y sombrero de castor con copa enorme y ala angosta.

Pero, musa, para el trote en que Pegaso te trae, mira que si , se cae de la silla el monigote.

Dos estudiantes fregones, de los de mantellina, panzas al trote, andaban aparecidos por la venta para engullir.

Y así, justificando a fuerza de razonamientos la parquedad del trote de los caballos, vamos subiendo una carretera magnífica, medio oculta en la sombra de los árboles.

Barraba ahoga una interjección de las suyas, parece meditar un segundo, y luego grita, perentoriamente y con voz de trueno, como un general que toma disposiciones en el momento decisivo de la batalla: ¡Arme el piquete! ¡Vaya á paso de trote! ¡

Una gallina, el pico abierto y las alas caídas y apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor.

Los nuestros, a pesar de su magnífica estampa, se quedaron atrás muy pronto, y a cada momento teníamos que ponerlos al trote para seguir al singular cuadrúpedo, que muy a menudo engallaba la cabeza, encogía los labios y nos enseñaba sus amarillos dientes, como si se riera de nosotros, y acaso se reía.

Este tipo, según los técnicos, ha dado los mejores resultados en lo que se refiere a aguante, agilidad y presentación en el trote.

Montó el mensajero a caballo y emprendió el regreso a trote corto, deteniéndose en todas las tabernas y mesones del camino para refrescar la garganta, pero sin trabar conversación con nadie y procurando llevar siempre el sombrero hundido hasta los ojos.

Hacía un frío de todos los diablos, pero el cupé de don Benito estaba a la puerta; nos encerramos en él y empezamos a deslizarnos sobre los rieles del tranvía a todo trote.

, vaya usted siquiera al trote, dijo Paco Guzman.

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