21 colocaciones para orfandad

Esto no lo conoció Silvestre mientras estudiaba; pero durante el primer año de su orfandad, bostezando, panza arriba, dondequiera que hallaba un palmo de sombra; enfermedad que le hizo recurrir al Nebrija como á un camarada antiguo.

El viejo murió de disgusto y Juan se encontró solo en esa singular autonomía de la orfandad, que toca por un extremo al tugurio y por el otro á la fonda de dos platos, sin vino.

Armando encontró en Palmyra, puesto a encontrar encantos, el encanto de la que había escapado al veneno, y la encontró más apetitosa, más necesitada de protección y con mayor deseo de retenerla, la besó con afán con la mejilla y con la boca, que era como le gustaba besar, mientras apretaba sus manos como si la consolase de la orfandad de aquel abuelo envenenado.

Sus derechos de orfandad, que le dijeron que serían una ayuda irrisoria, poco más que nada, tardaría en cobrarlos; no tenía quien le explicase cómo y dónde se pedían.

El uno, despojándose de una gran fortuna para salvar de la deshonra la memoria de un padre; el otro, en la débil adolescencia, luchando valerosamente con las dificultades de la vida y el desamparo de la orfandad.

Por lo tanto, el dar á esos seres la renovación de la naturaleza, un poco de aire, el mar, un día de descanso, sería justicia y nada más que justicia, un beneficio para todo el género humano, á quien son tan necesarias y que mañana, á causa de su muerte, encontraráse en la orfandad.

La tengo grabada en el alma de una manera constante; y si alguna vez he creído ver la sublime imagen de Jesucristo sobre la tierra, ha sido ésa, en que el hermano cura me salvó a de la muerte, a toda una familia infeliz de la orfandad, y a aquellos desgraciados fanáticos del infierno de los remordimientos.

20 Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Angosto es para este lugar; apártate por amor de , [a otra parte] para que yo more.

El demonio del chico, desde la primera hora de orfandad, pareció querer asentar sus derechos de salvaje independencia, berreando ferozmente y arrastrándose por las alfombras.

Manifestó el caballero que conocía los antecedentes todos y la historia completa de la desgraciada joven, y se presentó con bienhechor de la humanidad, amparo y arrimo de la orfandad desvalida.

No me dan peones para su cuidadonos dice el administrador, en justificación de aquella orfandad en que agoniza el huerto.

Tus ojos, esos hermosos y brillantes ojos, húmedos por las amargas lágrimas de la orfandad, me dicen que me amas.

Las desnudas paredes hablaban el patético lenguaje de la orfandad y de la viudez.

Hablándola una vez de mi soledad, de la espantosa soledad que me tiene en medio de la barbarie del mundo sin amigos, sin afectos, la he evocado mi infancia provinciana y mi educación en el hogar á la antigua de mis padres,que me apercibían tan bien para una vida de cariños como mal para el áspero Madrid que en la horrenda libertad de mi orfandad y mi juventud había de recibirme.

Por eso en la presente obscuridad escuchamos el ritmo de tus pasos, porque en aquella noche de orfandad dilataste tu espíritu hasta romper los lazos del abrazo fugaz de lo mortal.

Creo que después me sacaron de allí, y con estas indecisas memorias se asocia la vista de unas que daban pavorosa claridad en medio del día, el rumor de unos rezos, el cuchicheo de unas viejas charlatanas, las carcajadas de marineros ebrios, y después de esto la triste noción de la orfandad, la idea de hallarme solo y abandonado en el mundo, idea que embargó mi pobre espíritu por algún tiempo.

Para que no sigan los amores de Juanita, porque Antonio es pobre, y doña Tecla cobra y disfruta la pensión de orfandad de su sobrina, doña Tecla envía á la muchacha, desde Ambato, donde vive, á Quito, donde reside Marta, su hermana.

Como Lucía era una joven hermosa, discreta y bien educada, y como por otra parte contaba con diez o doce mil reales de orfandad, fue carga muy liviana para aquellos señores, que sólo tenían dos hijos y gozaban buena renta.

Se diría que tiene timideces de orfandad, como el Maestro¡priez pour le pauvre Gaspard!si no se viesen brillar a la luz de la luna las espuelas de oro de sus pies de príncipe, que estimulan los bríos de un pegaso joven y ardiente cuyas crines están húmedas de rocío matinal.

Era Cornelia hermosísima en estremo, y estaba debajo de la guarda y amparo de Lorenzo Bentibolli, su hermano, honradísimo y valiente caballero, huérfanos de padre y madre: que aunque los dejaron solos, los dejaron ricos, y la riqueza es grande alivio de orfandad.

El jefe está ausente; el amo se fué, y una tristeza de orfandad pesa sobre la tribu.

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