62 colocaciones para asas

Muy de madrugada se levantò el Comandante, y puesto à caballo encargò generalmente á todos, que esa mañana asasen carne y llevasen fiambre, en la inteligencia que no se habia de hacer fuego hasta no sorprender al cacique Guayquitipay y los suyos.

Se untan ligeramente con manteca de cerdo y se asan á la parrilla á fuego muy flojo.

Vio un cambio de ministros fundado en que los del 16 de Octubre parecieron un poco dañados de liberalismo, pues la Corte deseaba un gobierno absolutamente agridulce que contentase a todos y conciliara el día con la noche, cosa en verdad más difícil que asar la manteca.

¿Es que no servís más que para mascar la torta al pie del lar y asar las castañas?

Colócanse en una tartera chata y se asan al horno.

Para asar una perdiz es necesario: Al asador, 20 minutos.

¿No sabéis que si hubieseis vivido en sus tiempos os habrían asado vivo, o arrancado la lengua y las uñas, o picado en pedacitos menuditos, menuditos, como picadillo de pastel?

El procedimiento para asar una cabeza de búfalo en el desierto es el mismo que nosotros usamos para batear una cabeza de vaca o un lomo de ternera.

Picada la merluza muy menuda, despues de cocida con sal, se le añaden huevos batidos á proporcion con pasas, algunos pedacitos de peras ó limoncillos en dulce; póngase esta masa en una tartera ó molde, dejando que se ase á fuego lento; tambien se pueden rellenar con esto las masas de hojaldre.

Para asar un pedazo de ternera de dos kilógramos, se necesitan: Al asador, delante de la chimenea.

Cornatel, envuelto en el silencio y las tinieblas, formaba vivo contraste con el campo del de Lemus, resplandeciente con un sinnúmero de hogueras en que asaban cuartos de vaca y trozos de venado como en los tiempos de Homero, y poblado de un murmullo semejante al de una inmensa colmena.

Costaron de alquiler de cuatro barras de fierro para asar la ternera 10 mrs.

Se limpian las codornices dejándolas dentro los higadillos, se espolvorean con sal, se revisten con lonjas delgaditas de tocino, se envuelven en hojas de parra que se sujetan con un cordón y se asan en horno no muy fuerte.

De un lado, la necesidad imperiosa, brutal, de comer; del otro, el estómago que se resiste, implora, se debate, auxiliado por el reflejo de la caldera que eleva la temperatura hasta el punto de asar una ave que se atreviese a cruzar esa atmósfera.

Ella guarda silencio y se ase a la balaustrada.

Fortunata sigue y pasa junto a la taberna en cuya puerta está la gran parrilla de asar chuletas, y debajo el enorme hogar lleno de fuego.

Como generalmente queda mucha grasa de haber asado el pavo y queda el caparazón y la sangre y los menudillos, con todo esto se hace un arroz suculento.

Una vieja de rara papalina se ase a las faldas de un obeso cura y ambos ruedan por el empedrado.

Peras amarillentas, otras de asar, casi rojas, manzanas de oro y grana, montones de nueces, avellanas y castañas, daban alegría, variedad y armoniosa distribución de luz y sombra al conjunto, suculento sin más que verlo, mientras al olfato llegaban mezclados los olores punzantes de la química culinaria y los aromas suaves y discretos de naranjas, limones, manzanas y heno, que era el blando lecho de la fruta.

Madó Antonia parecía más pequeña en esta habitación de dilatados términos, junto a la gran chimenea del hogar, que podía admitir un montón enorme de troncos, asando a la vez varias piezas.

y dado que tantos hobiese, lo cual no podrá ser, ¿quién osará acusallos? que estará el indio temblando, y sabe que si se quejare al Visitador despues le ha de asar su amo; y no vamos á las Indias, sino acá entre nosotros se haga pesquisa de las vidas de los vecinos de esta ciudad, ¿ireis á tomar el dicho á sus criados del que habeis de castigar?

además el abrigo nuevo: me va asando de calor.

Pero de repente se oyen fuertes pasos, pasos de muger en la cámara á que corresponde el mirador, y aparece en este una forma blanca, que se ase á la balaustrada y vuelve con fiereza su rostro al interior.

Arriba, viene el sitio destinado a los pasajeros, los camarotes, que nadie ocupa sino las señoras, quienes, para evitarse dormir al aire libre, al lado de los masculinos, se asan vivas en las cabinas; el comedor, etc.

Vino el minero, y con los vecinos hacen grandes alegrías, quedando todos como fuera de en ver joya tan nueva y admirable y tan rica; hicieron fiesta asando un lechon ó cochino, lo cortaron y comieron en él, loándose que comieron en plato de oro muy fino, que nunca otro tal lo tuvo algun Rey.

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