46 colocaciones para arpas

El espacio es cristal; fulge y ondula cual la cuerda de un arpa estremecida, y mientras más el término se azula, más bellos son los sueños de la vida.

Y una voz del cielo como raido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno: y una voz de tañedores de arpas que tañian con sus arpas: 3 y cantaban como una cancion nueva delante del trono, y delante de los cuatro animales, y de los ancianos: y ninguno podia aprender la cancion, sino aquellos ciento y cuarenta y cuatro mil, los cuales son comprados de entre los de la tierra.

Movían sus cabezas los olmos, los pinos, las carrascas, las encinas; vibraba la orquesta inmensa del bosque, y de un extremo a otro esparcíase el lamento de la sinfonía salvaje, despertando los ecos en las cañadas, aguzándose en las alturas, volviendo a descender en busca de nuevas masas de árboles que repitiesen este suspiro de arpa temblorosa.

Es el susurro del viento, Es el murmullo del agua, No es su voz, no es el sonido Melancólico del arpa.

» Gloria vertía lágrimas ardientes, su cerebro relampagueaba, y en sus sienes vibraban las arterias como los bordones de una arpa heridos por vigorosa mano.

Lo ruín, lo vulgar; el repuesto del templado cordaje del arpa; las torcidas virutas endebles que va como rulos dejando la tabla: la porción de color que pudiera ser mejilla, ser labio y es granza... ¡material de proyectos divinos que sirve de cuñas, andamios y gradas.

Cuando volvió, me invitó a dar una vuelta por la placita, en que se había reunido alguna gente en derredor de los tocadores de arpa, y al amor de las hermosas hogueras de pino que se habían encendido de trecho en trecho.

Catalina Pomar, viuda de Rafael Martí menor, alias del arpa, de oficio botiguero; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de setenta y un años: reconciliada y presa segunda vez por judaizante, relapsa: leyósele su sentencia con méritos y fue relajada al brazo seglar con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta, impenitente negativa.

Durante media hora desfilaron por el vulgar ambiente del salón imágenes de enormes pagodas de techos superpuestos, vibrantes á la brisa, como un arpa, con sus filas de campanillas; ídolos monstruosos tallados en oro, en bronce ó en marfil; casas de papel, tronos de bambú, muebles de nacaradas incrustaciones, biombos con filas de cigüeñas volantes.

Si hasta me parecía oír aquella voz argentina, insinuante, sugestiva, que sonaba en mis oídos como el canto de un arpa eólica.

El cetro de oro del arpa vivía en el arrebato de la arpista.

Entre nuestras distracciones de San Isidro figuraban también conciertos de arpa.

A poco se oyó el cuchicheo de la arpa y el primer carcajeo de la guitarra: M. Newman estaba en medio de la pieza radiante de alegría.

Varios músicos, vestidos como dicen que se visten los Gandarbas o músicos del cielo de Indra, acompañaban la danza con arpas, flautas y violines, y con eróticos cantares.

Angot, miéntras tres desgalichaos músicos de la Murga con su arpa y sus violines, sus sorbetes y sus levitas raidas, gimen sus himnos á Garibaldi, con un sentimentalismo como de quien no ha probado bocado en todo el dia.

Durante una hora la inmensa arpa metálica nos hizo oir todos los ecos, los rumores, los cantos, las sinfonías, las detonaciones de esa arpa viviente de millones de cuerdas siempre vivas y vibrantes, que se llama Naturaleza.

El creyente hablaría así, poniendo sus palabras al diapasón de las arpas formidables de Eolo y Neptuno: «Salve ¡oh diosa! impura y fecunda, madre de todas las cosas, eurítmia del universo.

Había, en efecto, un eco del arpa de Bécquer, pero sinfonizado en un órgano que se diría hecho de las más robustas y sonantes cañas y bambúes de nuestras selvas americanas.

Los pinos se movían en largas ráfagas, poblando el espacio de estremecimientos de arpa.

Pero llegado á oir al mismo maestro Clavijo en la tecla, á su hija doña Bernardina en el arpa, y á Lúcas de Matos en la vihuela de siete órdenes, imitándose los unos á los otros con gravísimos y no usados movimientos, es lo mejor que yo he oido en mi vida.

Hubo un herido; chillaron las mujeres; el hombre del arpa salió corriendo llevando á cuestas su instrumento, que gimió de dolor al chocar con las rejas salientes de la calle; acudieron los vecinos, y llegaron al fin los policías, que rondaban esta noche más que en el resto del año, conociendo por experiencia los efectos de la aglomeración en la fiesta del Señor del Milagro.

Eran túnicas blancas de lino o de batista, sobre las cuales colocaba la divina Recamier una faja de seda celeste, y su belleza rubia no necesitaba [Illustration] más para tenderse en un diván, rematado por cuellos de cisne, a escuchar los lamentos ossiánicos de un arpa o los versos recitados por su amigo Chateaubriand.

Palmyra arrastraba hasta el centro de la habitación su arpa y llovía sobre los muebles del gran salón, sobre todo dentro de los espejos, la lluvia del arpa, con sus grandes y atravesadas gotas como lágrimas lentas.

Así explicó la melodía de un arpa eolia, el susurro de una arboleda, el ruido ronco de un caracol y las notas armónicas que brotan de una siringa.

En medio del silencio nocturno que parecía cernerse sobre la casa, se oía claramente el murmullo de los cercanos pinos como arpas eólicas tañidas por el viento.

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