20 Metáforas para misterio

Mas antes de regresar los emisarios, aclaróse súbitamente el misterio: en el otro extremo de la calleja, momentos antes ocupado por los adversarios, aparecieron cuatro municipales sable en mano, y al grito de «¡esperad, canallas!», avanzaron amenazadores.

lo has dicho: misterio es de nuestra alma.

Los misterios cuya exposición había oído, eran poca cosa ante aquél mucho más grande de todos los astros del firmamento, concentrando sus rayos en mi pobre ojo humano, inconcebiblemente pequeño ante el universo, y subordinados por la mísera chispa de mi cerebro al imperio de una ley; pues á través del frágil cristal de mi ojo, el universo entero estaba en , y todos sus astros brillaban en como si yo hubiera sido el infinito.

Su existencia es sin duda un misterio para los cristianos de Toledo; y si yo pudiese apoderarme de ese cofre, era cierta mi felicidad.

La existencia de Picaluga es en efecto un misterio.

Y (¡oh, extrañeza! ¡oh, misterio entre todos!) encontraba en los objetos más comunes del universo un círculo de analogías con esta expresión.

Pero los misterios del corazón son por demás extraños; pronto varió Lope de sentimientos, como nos lo dice de esta manera: «

Los misterios de Samotracia y de Eléusis eran en el fondo inspirados por la primavera.

Fray Juan Nieto: Manojitos de flores, cuya fragancia descifra los misterios de la misa y oficio divino; da esfuerzo a los moribundos, enseña a seguir a Cristo y ofrece seguras armas para hacer guerra al demonio, ahuyentar las tempestades y todo animal nocivo...

Ya me estaba yo recreando con la idea de que mi triunfo, si al fin lo lograba, permaneciese en dulce secreto, y que sólo ella y yo lo paladeáramos, pues si en otra ocasión el escándalo me había sido grato, en ésta el misterio era mi ilusión.

El sol, el silencio, el misterio de las ventanas entornadas para procurar un poco de frescura, eran incentivos de mi imaginación, gotas de lava derramadas por mis venas.

Las costumbres que ordena son de la casada; los misterios que profetiza son ingenio, y las condiciones que había de poner en su Iglesia, de quien habla como en figura de una mujer de su casa.

En este particular don Carlos aprobaba el criterio de doña Camila; precisamente él creía que el Misterio de la Encarnación era como la lluvia de oro de Júpiter; y remontándose más, en virtud de la Mitología comparada, encontraba en la religión de los indios dogmas parecidos.

El misterio es la lujuria de la oscuridad.

Es necesario abrir los ojos y comprender que el misterio de la existencia no es tal misterio.

Detrás de esos velos brillantes, me parece que alcanzo á distinguir un misterio, y casi tengo por seguro que ese misterio es una pena.

Todo inducía a esperar algo malo, porque un misterio tan absurdo, rara vez puede ser precursor de felices acontecimientos.

¡Qué vaguedad en sus ojos! ¡Qué misterio, qué anuncios de muerte en toda ella! Nacha, aterrorizada, estaba a punto de llamar.

¿Será porque todos esos menudos misterios que nos tropiezan en la vida son reflejos ó partículas del supremo enigma de donde salen y adonde vuelven todas las cosas?

Reflexionando sobre este punto se echa de ver que habiendo la dificultad con respecto á los cuerpos matemáticos, el misterio filosófico subsiste por entero.

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