47 colocaciones para freno

Hallóse don Quijote a pie, su caballo sin freno, su lanza arrimada a un árbol, y, finalmente, sin defensa alguna; y así, tuvo por bien de cruzar las manos e inclinar la cabeza, guardándose para mejor sazón y coyuntura.

En topando algún paje, caballo o lacayo, los hacía parar y les preguntaba cúyo era, y decía de las señales y si le querían vender; hacíale dar dos vueltas en la calle, y, aunque no la tuviese, le ponía una falta en el freno y decía lo que había de hacer para remediarlo, y quiso mi ventura que topé muchas ocasiones de hacer esto.

Con un violento tirón de frenos, el automóvil se detiene cuando su parte delantera empuja ya á esta suicida.

Ese es un caballo, dixo Zadig, que tiene el mejor galope, dos varas de alto, la pesuña muy pequeña, la cola de vara y quarta de largo; el bocado del freno es de oro de veinte y tres quilates, y las herraduras de plata de once dineros.

Entonces vió y observó atentamente cómo cedia la cabeza arrogante del corcel al freno de Logistila, y oyó las instrucciones que esta benigna hada dió á Rugiero para guiarle por todas partes segun su voluntad.

A pie firme, callado, la cabeza erguida, dejando ver a través de los cabezones de la camisa el cuello rollizo y parte del membrudo pecho, Espartaco por su varonil musculatura, flaca mujer por la sensibilidad de su inculto espíritu, tenía de la cama del freno de plata el inquieto caballo de Gamboa.

"En la edición antigua de la comedia: Con débil caña, con freno herrado.

Y el tren, entre la obscuridad y la luz, entre el viento y la lluvia, seguía y seguía, haciendo retemblar la férrea trabazón del puente con su carrera sin freno y sus resoplidos de monstruo, envuelto en lumbre y vapor.

Yo tengo un rocín castaño, Que apostará con el viento Sus crines contra sus alas, Sus clavos contra su freno; Parte en él y irá Pelayo En aquel pequeño overo Que suele llevar al campo.

El carácter violento de Alvarado y su codicia sin freno fueron la causa de todo el mal.

Completaban la decoración de aquel aparejo las "pontezuelas" y las "copas" o brocos del freno: prendas de plata labrada, como los ya citados estribos cuya forma era la de un esquilón, las espuelas, el látigo, las virolas, y hasta las argollas del arnés: todo ello abundante, macizo y con cierto carácter de armadura que recordaba la procedencia original.

Bolívar era el genio de la ambición delirante, con el temple férreo de los varones fuertes, con el corazón lleno de pasiones sin freno, con la cabeza poblada de flotantes sueños políticos, sediento de gloria, de poder, de esplendor, de estrépito, que acaudillando heroicamente una gran causa, todo lo refería a su personalidad invasora y absorbente.

Se decía que había disparado sobre un criado sólo porque le había abierto una carta, y que en varias ocasiones había cogido a los niños que se atrevían a hacerle muecas en la calle, los metía en la cuadra, los desnudaba y los azotaba cruelmente con las correas del freno de su caballo.

El caballo bebía también interminablemente, haciendo sonar las coscojas del freno y resoplando, a cada espumilla que la corriente le traía hasta el hocico, cuando de pronto apareció sobre la barranca, cien metros más atrás, un grupo de jinetes de rojas bombachas, con sables que brillaban al sol, y carabinas que alzaban sobre sus cabezas, dando alaridos de júbilo.

Pero llegué, la vi... ¡demonio de freno!, y no le dije nada.

, sin preocuparse de su pareja: en este baile no se elige; es la promiscuidad de los antiguos ritos, de los cultos á las diosas sin freno.

A partir de aquel momento, su vida fué un vértigo de oro y de glorias, una disipación sin freno, un perpetuo festín.

De otra novela más popular aún procederán tal vez los rasgos, más que avillanados, picarescos, de este señor, que afecta cierta simpática naturalidad, y bajo tal capa debe de reservar un egoísmo sin freno, una falta de sentido moral absoluta.

Soy Audalla; mi yegua alazana tiene el jaez verde obscuro, color de esperanza muerta; una yegua impetuosa, toda salpicada de la espuma del freno.

Aquella distinguida sociedad vino provista de aquella exuberancia de animación, alegría y locuacidad, sin freno ni respeto alguno para el anfitrión, que la mayor parte distribuyó del modo más generoso posible, principalmente a costa de los festejados.

Yo estaba absorto, pasmado y lelo, contemplando la seductora ignorancia, la infantil malicia, la franqueza sin freno de aquella alma, a quien la falta de toda educación mundana presentaba en la desnudez de su inocencia.

Guerras criminales, gastos locos, corrupcion en lo alto, miseria é ignorancia en lo bajo, ahí los frutos de todo poder sin freno, el flajelo de toda fuerza que nada modera!

¿hablo con sordas por ventura? CORO ¡Oh amado hijo de Edipo! Temí oyendo el estruendoso rodar de los carros, y el girar rechinante del cubo de las ruedas, y el gemir de esos frenos, hijos del fuego; timones que rigen las hípicas bocas, sin dormir jamás.

Fuera de esto, el jesuíta era un Hércules, y aquel cuello congestionado, jadeante y de perfil taurino, que escapaba por la abertura de su sotana, iba pregonando el inagotable caudal de brutalidades insaciables y de goces sin freno de que era capaz un cuerpo como aquél, en que existía un tremendo desequilibrio, ahogando completamente la materia la escasa parte espiritual que pudiera haber en él.

En los descensos se hacia y se hace marchar el tren sin locomotora, por efecto de su propia gravedad, retenido y moderado por los frenos: en las subidas se ponen dos locomotoras, que se oyen como jadear y sofocarse, agotando su titánico impulso.

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