31 Metáforas para papá

Mi papá es alcalde... ; pero eso lo castiga Dios..., y puede que nos caiga algo malo.

Su papá era muy amigo del mío.

Lo más que pudo conseguir fué que el segundo Valentín, el feo, el que no parecía hijo de hombre, hablase con voz que á la del primero se parecía, y le dijese: «Pero, papá, no me atormentes más.

Papá mismo, cuando habla de esto, es el puro beleño.

¡Ah! que mi papá os un caballero muy decente... como que le da pesetas á la Paca siempre que le lleva algún recado...

Por lo visto mi papá era una cabeza de chorlito, como el abuelo.

¿Piensas que el papá de Coste va á comerte? Vaya, ¡adiós! Retozándole la risa en el cuerpo y á impulsos del cariño que allá en el fondo le inspiraba aquella cándida criatura, fué á abrazar á Teodora por última vez.

Realmente, papá, no es culpa tuya... pero... ¿Qué, hija mía? Un día dijiste que si la existencia de Dios no puede ser demostrada, es bueno, sin embargo, obrar como si lo fuese.

¡Pero, papá... están esperándome! Pues dile a tu madre que te acompañe, que es obligación suya.

Tu papá es un ser frívolo, un hombre desequilibrado que prefiere sentir a conocer, un hombre que se ha quedado atrás en la evolución.

Mi papá, ahí donde usted le ve, ha sido el gallito de Sevilla.

Vengan... ¡Pobrecitos papás míos! Tu papá, D. Jerónimo Mascareñas, era hijo de un primo hermano del padre de doña Catalina.

¡Eso es una infamia!... Papá es un hombre que no tiene más Dios ni más amor que el dinero.

Bien se veía que papá era un ignorante en estos asuntos.

Papá era magistrado y murió siendo yo muy niño.

Tu papá es un majadero a quien nunca le cupieron en la cabeza dos ideas juntas.

Papá, no maldigas esta tierra de nuestro descanso.

No, tonta: el papá es tu marido.

Voces de mujeres se interpusieron: Pero, papá...maúlla una.

Le parece que su papá crece, que crece mucho, que llega hasta el techo, que es más grande que el gigante del monte, que su papá es un monte que se le viene encima.

Papá era de opinión, para que no se pudiera siquiera sospecharlo de querer obtener ese casamiento por medios desleales, de comprometerse definitivamente por una promesa, y mamá decía: «,» como decía «» a todo lo que no tenía relación con las jaleas o las confituras.

Su papá es de oro...

¿Su papá de usted es de este país? , señor, y aquí ha ejercido la profesión de abogado toda la vida... D. Baltasar Rodríguez... tal vez le conozca usted... ¡Ah! ¿es usted hijo de D. Baltasar Rodríguez?

Papá, permaneced ahí, decia Susana, saltando sobre sus lijeros pies y batiendo palmas: todo París leerá el cartel.

Y después de breve pausa durante la cual empezó á dibujarse en sus labios una sonrisa, siguió: ¡Oh! Ya que el papá de usted es una persona muy ilustrada y un campeón decidido de la libertad.

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