130 oraciones de ejemplo con toscos

Yo tengo para que el mejor colegio para una niña es una buena madre; especialmente cuando la niña, como la vuestra, se ha envuelto en toscos pañales y no conoce otras grandezas que las que Dios ha impreso en sus obras.

El duque no era uno de esos hombres de torpes inclinaciones, estragados y vulgares, para los cuales los desórdenes de la mujer, lejos de ser motivo de desvío y repugnancia, sirven de estimulante a sus toscos apetitos.

Banquetas y muebles toscos.

Los zapatos eran gordos y toscos; pero no podían disfrazar por completo la gracia de un pie meridional.

Cuando se hubieron sentado en los toscos sillones que allí había, el capitán expuso á su primo el objeto de su visita.

Seis días horribles transcurrieron hasta que se recibió la contestación ¡Al fin llegó! Los padres de Jacinto respondían¡qué padre no responderá!al supremo llamamiento de su hijo con un supremo sacrificio: la respuesta era un pliego de valores; el pliego contenía el importe de una tierrecita, mal vendida, por la precipitación, y una carta llena de trazos toscos y temblorosos, faltos de ortografía, pero llenos de amor y de ternura.

, y duermen en toscos tapexcos, formados de cañas ó de troncos de árboles.

Arrimaron al hogar toscos escabeles ahumados, y entre un coro de bendiciones sentáronse a comer.

Era antigua y severa como casona hidalga, con muros de avellanadas piedras, robusta puerta de toscos herrajes, grandes y recios balcones, volados aleros llenos de nidos de golondrinas, blasón raído por la lluvia y comido por el musgo, ancho zaguán y altiva portalada.

Manos hábiles saben arrancar á tan toscos instrumentos musicales airosas melodías, sin embargo de que debe de ofrecer serias dificultades, cuando ménos, el producir con ellos modulaciones.

Al través de los fardos toscos de aquel equipaje campesino, las manos ágiles de la niña pusieron su gracia y su finura en arpilleras y capachos, en los múltiples bultos donde la vieja se llevaba los más vulgares utensilios del hogar fracasado en La Coruña: cuanto no había podido venderse por usado y maltrecho.

Abundan las palomariegas; pero téngolas también de monjil, calzadas, moñudas, reales, tripolinas... De un arcón pequeño, separado del piso por toscos bastidores, vierte la moza en su delantal una porción de cebada y sube ágilmente hasta la tronera, apoyando los pies en las quebraduras del muro: acodada en los umbrales, lanza desde allí con voz atrayente y melosa el familiar reclamo: Zura, zura... zurita...

Y empezó la charla, esa charla agradable y suelta que me place entablar con los bravos hombres toscos que viven la vida del trabajo fortificante, la que da la buena salud y la fuerza del músculo, y se nutre con el grano del poroto y la sangre hirviente de la viña.

Si recibió de la Naturaleza aquel extraordinario hechizo de la palabra, yo había labrado la pedrería de su grande ingenio; yo había dado á sus dones nativos la vestidura del arte, sin la cual habrían parecido desaliñados y toscos; yo le había enseñado lo que fueron y cómo se formaron los grandes modelos, y sin duda de procedían muchos de los medios técnicos y elementales de que se valía para obtener tan admirables efectos.

Pues, como digo, lleváronle á la tienda, y de ésta á la trastienda, casi en triunfo, y le sentaron junto á una mesa de palo mal pintado, en la cual las culeras de los toscos vasos habían dejado círculos de moscatel pegajoso, que una mujer refregó, más que limpió, con un trapo.

Debido á esa asociación de familias y su constitución en Estados, fué que se inició un notable adelanto en los pueblos, pues desde entonces se principió á fabricar toscos tejidos, se adoptó la cremación de los cadáveres y se comenzó á tributar el culto religioso.

Pobres costureras! dijo Doña Ambrosia, protesta viva contra el progreso: los yankotes toscos y las brujerías de sus máquinas.

El jóven trazaba su pantalon, tarareando no recuerdo qué; pero de repente apartaba los toscos lienzos y se entregaba á profundas meditaciones sobre su libro, haciendo apuntaciones.

Todo esto he traido para que no parezca memoria artificial la de Simónides, y para que sepan que con solo ejercitarla se aumenta y crece, como se ve en estos conocedores, que siendo hombres toscos, muchos hacen lo mismo que el dicho.

Entonces, al mando de su nuevo caudillo, atacaron a los españoles con tal furia, que ni los toscos falconetes, ni los más toscos fusiles de chispa, fueron parte a resistirlos, y no tuvieron los españoles más remedio que abrirse paso a lo largo de uno de los canales, en una última y desesperada lucha por la vida.

Entonces, al mando de su nuevo caudillo, atacaron a los españoles con tal furia, que ni los toscos falconetes, ni los más toscos fusiles de chispa, fueron parte a resistirlos, y no tuvieron los españoles más remedio que abrirse paso a lo largo de uno de los canales, en una última y desesperada lucha por la vida.

Sus hombres, maltrechos y descorazonados, pasaron allí un terrible invierno, y en 1543, al mando del teniente Moscoso, construyeron unos toscos buques, y bajaron en ellos por el río Misisipí hasta el golfo en diez y nueve días, realizando la primera navegación que se llevó a cabo en nuestra parte de América.

Son una docena de chozas hechas con pedruscos sueltos y techadas con maderos toscos y lonjas de tierra.

La madre de Marcelo se incomodaba mucho con él; pero si alguien hablaba mal de su hijo, le defendía con energía y decía que la gente no podía entenderle por ser él demasiado inteligente para tratar con individuos torpes y toscos.

Lo cierto es que en las expediciones que se dirigían a América, junto con los inevitables marineros toscos y soldados soeces, marchaba una gruesa multitud de caballeros, aristócratas, hidalgos, segundones, personas de pro, buenos capitanes y gente de toga y de iglesia.

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