49 Metáforas para entrada

Dicen que la entrada de ese vapor es siempre un acontecimiento en Villavieja, y la única ocasión en que se ven villavejanos en el muelle y sus inmediaciones.

La lectura de sus versos es como la entrada á una basílica, en que se siente el creyente en contacto con el espíritu de Dios.

Su entrada es un canal de poco mas de media milla de largo i de cerca de doscientas toesas de ancho, que abre el paso a una gran taza en forma de óvalo, defendida de todos los vientos i capaz por su estension i fondo de contener mil buques, la cual comunica con las tres ensenadas de Regla, Guazabacoa i Atáres, en cuya última se encuentran manantiales de agua dulce.

Quien quiera, pues, que, sin pagar, conquista de esta suerte su entrada, prosigue después, por regla general, asistiendo al teatro sin gastar nada.

Negábanles la entrada y hubiera sido conveniencia, porque, después de haber desperdiciado ruegos éstos y conciliado estimaciones aquéllos, al abrir ya la ostentosa puerta, digo puerto de torbellinos de viento, de tempestades, de vanidad, les embistió una tal avenida de humos y de fantasías, que dudaron si se habría reventado en el Vesubio algún volcán.

La entrada era cosa ardua: no entraba cualquiera: era necesario ser crema batida de la mejor burguesía social y política para hollar las mullidas alfombras del gran salón o sentarse a jugar un partido de whist en el clásico salón de los retratos que ocupa el frente de la calle Victoria.

Entradas, salidas, sollozos, manotones, rugidos, chillidos—y, naturalmente, comprendo menos cuanto más intenso es el diálogo.

La entrada de Panamá por el Pacífico es un encanto: parece una reducción de la de Río de Janeiro; sólo que aquí conviene llegar al alba, en tanto que la portentosa bahía brasileña necesita del sol declinante para resplandecer en toda su gloria magnífica y teatral.

La entrada no es por cierto la entrada del palacio del Elíseo y la escalera no es una maravilla de arquitectura.

Aquí... Ese merendero... Tiene trazas de alegre y limpioindicó la dama, señalando á uno, cuya entrada por el puente era una escalera de palo pintada de verde rabioso.

Esta entrada de los ferrareses en Roma fué el más espléndido espectáculo del Pontificado de Alejandro VI.

Por el indio Quaiquil supe igualmente, y añadió los habia visto: eran corpulentos, blancos y rubios; que la entrada en la isla es por una garganta corta de tierra, que tiene un foso, muralla, puente levadizo, y muchas embarcaciones: que usan espada y lanza, tienen artilleria, lienzos y plata, y mucho ganado mayor y menor.

Al SSO de dicho Puerto de San José, se descubrió otro de igual ó mayor grandeza, formando la tierra entremedia de ambos una península, cuya garganta en su parte mas angosta no llega á tener una legua de ancho: pero su entrada es de mayor grandeza que la de San José, y aun no se ha podido examinar con precision.

Esto parece indicar que la entrada está en alguna estrecha grieta entre dos rocas.

Su entrada en el mundo, muy joven, y estos paternales consejos, muy del viejo Dumas: «¡Ya eres hombre!

Pero la entrada de los niños fue como intervención de la divina Providencia en el asunto.

La otra, la morena, la del pié, la que era verdaderamente voluptuosa, aunque ya vieja, es decir, cuarentona, me dijo, sonriendo: ¿Qué haria usted si encontrara á la entrada de la calle de Jesús y María un landó parado al amanecer?

«Ventana, dice la edición que seguimos; pero es claro que se habla de la puerta del Buen Suceso, frente a la calle de Espoz y Mina, cuya entrada era antes la lonja del convento de la Victoria.

La entrada no es por cierto la entrada del palacio del Elíseo y la escalera no es una maravilla de arquitectura.

Dudon habia saltado en tierra con el objeto de ir aquel mismo dia á presentarse al Emperador: desembarcó con toda pompa, seguido de los cautivos y del botin conquistado, de modo que su entrada en Marsella fué una marcha triunfal: despues colocó los prisioneros á lo largo de la playa, en torno de los cuales circulaban alegres los nubios vencedores, haciendo resonar el aire con el nombre glorioso de Dudon.

Entrada ya la noche, divisamos en la habitacion de la mujer vestida de negro el fulgor de una luz, que pasaba de una estancia á otra.

Leer esa historia es un vértigo; cada batalla, en que brilla la lanza de Páez, de Piar, Cedeño y mil otros, es un canto de Homero; cada entrada de ciudad es una página de Moisés.

Alberto la dió dos pesetas por si la entrada fuese de pago, y salió á escape.

Á la entrada de la llanura, ó sea del país de Genesareth propiamente dicho, se encuentra la miserable aldea de Medjdel.

La entrada hermosa es por el palacio del Trocadero, de forma de herradura, que quedó de una Exposición de antes, y está ahora lleno de aquellos trabajos exquisitos que hacían con plata para las iglesias y las mesas de los príncipes los joyeros del tiempo de capa y espadón, cuando los platos de comer eran de oro, y las copas de beber eran como los cálices.

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