33 colocaciones para hiedra

Hoy, en mitad de la vida, me he parado a meditar... ¡Juventud nunca vivida, quién te volviera a soñar! II Húmedo está, bajo el laurel, el banco de verdinosa piedra; lavó la lluvia, sobre el muro blanco, las empolvadas hojas de la hiedra.

Antes que la inexorable hacha del leñador haya cortado en viguetas, palos y ramajes el árbol caído, transcurren aún muchos días durante los cuales podemos aventurarnos á pasar por el singular puentecillo, festoneado de guirnaldas de hiedra bañada por la corriente.

Delante de la vivienda de Dryas, contra la propia pared, había dos grandes arrayanes y una mata de hiedra, tan cerca los arrayanes el uno del otro, que la hiedra que crecía en medio los ceñía, enredando en ambos sus hojas y largos tallos á modo de parra, y formando gruta de tupida verdura.

La ciudad muerta no tenía otros ruidos que el aleteo de los insectos sobre las plantas, que empezaba á vestir la primavera, y el correteo invisible de los reptiles bajo las capas de hiedra.

Dentro presenta sus formas de nieve, Brinda su amable sonrisa de piedra, Mientras se enlaza en un bajo-relieve A una driada ceñida de hiedra.

Este chalet rústico, al que llamaban el chalet de las hiedras porque se hallaba tapizado y cubierto por ellas, estaba alquilado a dos señoras españolas.

Ordene la señora marquesa..., menos que se despoje a este viejo edificio de sus hiedras.

A cada momento volvemos atrás la mirada para ver la hermosa luz del día: como en un cuadro, el paisaje sonriente y vaporoso aparece entre las sombrías paredes, festoneadas en la entrada de hiedra y de viña virgen.

En vano las instituciones modernas brotan sobre las moles de los tiempos antiguos; como los festones de hiedra sobre las ruinas, sólo sirven para acrecentar la solemnidad y la tristeza.

En los campos de Frigia, sobre la cima del monte Sípilo, cómo en otro tiempo la hija de Tántalo sufrió el destino más funesto, y cómo una roca, elevándose en torno suyo, la envolvió por todas partes con la flexibilidad de la hiedra.

Tengo algo de abuelo, y soy feliz con estos seres que crecen a mi lado, con las flores que me rodean, con la hiedra que me cubre y parece traerme un abrazo de la tierra.

El pabellón del portero está a la izquierda, envuelto entre el follaje espeso de la hiedra, donde los gorriones y los huéspedes de la garita parlotean al unísono.

IX Inmediatamente Martínez dirigióse al fondo de la clínica, empujó una puertecilla y salió á un patio rectangular, bastante grande, con solado de hormigón y dos testeros enverdecidos por la frondosidad invasora de una hiedra.

Del viejo Reducto hoy no queda más que la explanada con su estatua y un trozo de muralla con una garita en el extremo del espolón, entre hiedras, que da al río.

Acudía, pues, allí, multitud de pájaros invernizos: mirlos, tordos, palomas zuritas y torcaces, y otros que comen granos de hiedra á falta de mejor alimento.

Más, si alguno me cuenta tu pasado, con su lengua traidora cual la hiedra, le diré: "Si estás limpio de pecado tu el que arrojes la primera piedra".

Algunas lamparillas oportunamente distribuídas entre la lozana fronda de la hiedra, dieron á la escena vistosidad teatral.

Donde quiera se ven asomar por entre el follaje de los árboles cien cabezas de mármol, esculturas ó construcciones atrevidas, y admirables relieves y frescos bajo las manchas de la hiedra invasora, como si quisiesen protestar contra el olvido, en nombre de los artistas que grabaron el sello de su inspiracion en cada baldosa, cada estatua, cada piedra y cada monumento de ese enjambre de monumentos que se llama el Castillo.

Chillaba la garrucha del pozo, saltaba ladrando de alegría junto á sus faldas el feo perrucho que pasaba la noche fuera de la barraca, y Roseta, á la luz de las últimas estrellas, echábase en cara y manos todo un cubo de agua fría sacada de aquel agujero redondo y lóbrego, coronado en su parte alta por espesos manojos de hiedra.

Atravesamos un patio extenso, ó más bien una llanura cerrada por un sinnúmero de claustros, kioscos sueltos y palacios ruinosos, en los cuales se abren los muros bajo el peso de los siglos, de los mantos de hiedra y de las parras trepadoras.

A todos les pareció, desde fuera, muy romántico con sus torrecitas y sus paredes cubiertas de hiedra, un poco hundido entre árboles.

Armado de una vara de mimbre cortada en un seto, Gastón arreaba á su fementida cabalgadura, cuyos cascos golpeaban duramente la calzada de piedras, desasentada ya é invadida por las hierbas, que conducía á la alta puerta del patio de honor, flanqueada por cubos ó tamboretes, y superada por gallardo escudo con penachos de hiedra.

La exactitud de tales contrastes podía seguirse mejor atisbando las evoluciones de Epifanio y de Romualdo: el gerente de La Honradez, vestido de azul, era el bailarín de la luz y de los muros encalados; Epifanio, en cambio, por lo mismo que palidecía bajo las lamparillas eléctricas, dentro de su terno gris, medraba notablemente en la penumbra de la hiedra.

Mire usted, Martín, también me llevaré, si le parece, aquella marinita y este puente con hiedra....

¡Es ella, es ella, que lleva alas en los pies y huye como una sombra!dijo, y se precipitó en su busca, separando con las manos las redes de hiedra que se extendían como un tapiz de unos en otros álamos.

33 colocaciones para  hiedra