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Hasta entonces no había reparado que á mi lado estaba un adolescente bello y rubio, que recordé haber visto al desembarcar en la playa de Tuxtlan.

Hace el rio dos brazos, y en medio forma una isla de nogales; el del lado del N es de mas agua.

Gran multitud de gentes estaban á los lados del camino; hasta en los árboles habia espectadores; detrás de una inmensa muchedumbre de gentes de todas clases, edades y sexos, que servian, por decirlo asi, de flanqueadores, venia Leonardo de Rotulo, alcaide del presidio de Cádiar, con su medio arnés de ginete, su banda de capitan, y caballero en su rocin.

5 Á este lado está la almena Por do sacó vigilante El conde Don Peranzules Al rey, que supo una tarde Fingir tan tenaz modorra, 10 Que, político y constante, Tuvo siempre el brazo quedo Las palmas al horadarle.

, que cuando el otro lado alumbra ¿para quién?

un lado del canal estaban amarradas centenares de barcas; toda la flota de los pescadores de Catarroja, odiados por el tío Paloma.

El lado débil de mi tío era el amor, y esto explicará por qué es que a los dos años de viudez acaba de declararme que se casa.

"Sobre aquella mesa, en palmatoria de metal blanco, ardía una vela de esperma y á su lado estaba una bandeja pequeña.

Á mi lado estaba una china.

Es una cota de mallas de oro con placas damasquinadas, y á su lado está la cimitarra, con la guarda y el puño cubiertos de brillantes en forma de tablero de ajedrez, todos de la misma dimensión y de trece milímetros de grueso.

Á mi lado estaba un cristiano, agregado al toldo de Mariano Rosas, cuya cara de forajido daba miedo.

Nada tan hosco y repelente como la vista que por el lado suroccidental, hacia Lisboa, presenta el muro de piedra que parece ocultar a Cintra de ojos del mundo; pero el otro lado es como una decoración de mágica hermosura, donde la elegancia artificial y la agreste grandeza, las cúpulas, las torres, los árboles gigantescos, las flores y las cascadas se mezclan de modo que no tiene semejante bajo el sol.

Olvidábaseme de decir como el tal mase Pedro traía cubierto el ojo izquierdo, y casi medio carrillo, con un parche de tafetán verde, señal que todo aquel lado debía de estar enfermo; y el ventero prosiguió, diciendo: Sea bien venido vuestra merced, señor mase Pedro.

¿Pues cómo cobarde estoy, Y ya á su lado no soy Un escándalo del mundo, Cuando ya tanta crueldad Cierra sin órden ni ley? (Vase.) ESCENA XII.

Un lado de montaña cortado á pico era su fachada exterior.

Á su lado aquélla es fealdad, impureza... podredumbre... consunción... ¡Quemar El Osuna!...

El otro lado de la bahia está sin fortificaciones, y la gran montaña sin garita siquiera: si esta se tomára podria ser de gran perjuicio á la bateria, ciudad y guarnicion, por razon de su altura, aunque está 4 ó 5 millas distante de la ciudad.

El lado de frente ó de la fachada era la habitación de los señores para cuando iban allí á pasar una temporada; en el lado derecho estaban las caballerizas y el tinado para los bueyes; en el lado izquierdo, las bodegas, y á la espalda, el lagar y el molino aceitero.

Entonces Zeus, padre de dioses y de hombres, residía en paz en la montaña sagrada: á un lado estaba Heza, la diosa mujer siempre y siempre virgen.

Á su lado estaba su hijo, el nuevo león, el rey futuro de todos los animales.

Los del lado del mar son hombres de aspecto físico más voluminoso, de cuerpos grandes que propenden a la obesidad; los del otro lado de la divisoria son más pequeños, enjutos, violentos y vivaces.

Á su lado estaba aquel noble inglés, el conde de Rivers, que ahora por primera vez presenciaba un combate con los moros, y veia su modo de pelear.

De ambos lados es mandato el asentimiento: ya el mandato se llame demostración, ya se llame deber.

Situada entre el Rin y el Mosela, en el vértice determinado por la confluencia, la ciudad tiene la forma general de un gran triángulo, cuyos lados son: la márgen izquierda del Rin, la derecha del Mosela, y la línea de formidables fortificaciones que enlazan los dos rios, con un enorme foso de circunvalacion que, en realidad, hace de Coblenza una isla.

Cuando había caído en el lecho, á su lado estaba una mujer, Rosina.

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