37 Verbos a usar para la palabra esmeralda

La empuñadura de una daga está formada de una sola esmeralda.

En ella brillaban cuatro esmeraldas y tres rubíes de gran tamaño.

Adornando el puente de su galera llevaba tres esmeraldas enormes, valuadas en más de cien mil ducados: una tallada en forma de flor, otra en forma de pájaro y otra de campanilla, a la que servía de badajo una perla gruesa.

Extendió su mano enguantada de púrpura, sobre la que lucía la esmeralda episcopal, y con un gesto imperioso hizo que uno tras otro fueran besándola todos los canónigos.

La cadena sostiene un corazón también de oro y de éste cuelga una esmeralda de forma irregular, pero de un tamaño inaudito, gruesa de cinco centímetros y grande como una mano abierta.

Morsamor asió luego el táli, largo cordón de seda y oro en cuyos extremos resplandecían dos esmeraldas.

El simpático lapidario, además de buscar las esmeraldas, topacios, zafiros y otras piedras preciosas del Oriente, estudiaba las obras del autor de la Divina Comedia, y publicaba el libro intitulado Sentencias católicas del divino poeta Dante.

Usaba joyas, muchos anillos, prefiriendo siempre uno, donde campeaba una esmeralda del tamaño de media peseta, tan disforme, que parecía falsa, y lo era, en efecto, según testimonio de los más reputados cronistas que de la casa de Cantarranas han escrito.

Al encararse con Miguel de Zuheros, mirándole de frente, le hizo bajar los ojos deslumbrado por la viveza de aquel mirar y por la fuerza magnética de aquellos ojos verdes o glaucos como los de Minerva, Medea y Circe, y que podrían compararse a dos esmeraldas ardiendo en llamas.

¡Allí, delante de mis ojos, encerrado dentro de una vitrina y posado dentro de una peaña de oro, se hallaba un pájaro idéntico a mi visitante de aquella mañana! Estaba cuajado de esmeraldas, rubíes, diamantes, en fin, de la más rica pedrería que pueda imaginarse; y labrado todo con tal arte, que a primera vista parecía estar vivo.

No andan mucho, cuando en la alta cumbre se hallan, donde un campo se esmaltaba de esmeraldas, rubís, que a la vislumbre ser el cielo estrellado figuraba: un globo está en el aire, a quien la lumbre clarísima con rayos penetraba, de modo que su centro es evidente, como la superficie, claramente.

Labrada la fácil arquitectura de mi moño, de mi tupé sombrío que avanza sobre los ojos haciendo de su expresión un enigma, clavo en él un ave de pedrería, unas espigas que radian diamantes alrededor de mi cabeza, ó dos audaces plumas de pavo real que divergen y me flechan de esmeraldas, ó un mercurio de roca antigua, cuyas alas picantes dan á la testa la inquietud del vuelo.

El cuerpo lo formaba una magnífica esmeralda montada en oro, y la cabeza un grueso 30 brillante con dos rubíes por ojos.

Diéronles luego agua á manos en una palangana de oro, guarnecida de esmeraldas y rubíes; lleváronlos á acostar á un suntuoso aposento, y la mañana siguiente traxo el criado á cada uno una moneda de oro, y despues los despidiéron.

Repentinamente Enrique Darlés tembló; antes los ojos de la joven habíanle parecido dos esmeraldas, y ahora las esmeraldas que brillaban bajo la hoguera de sus cabellos creyó que le miraban como dos pupilas.

Nada más hermoso que el aspecto de aquel atol, con el lago central de aguas fosforescentes rodeado de un cinturón, que la vegetación de que estaba cubierto hacía parecer de esmeraldas.

Pusiéronle sus atavíos de Rey, y horadándole las narices por las ternillas, colgáronle de ellas una esmeralda riquísima: usos bárbaros y penosos, mas el fausto de mandar hacía no se sintiesen.

19 No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.

Desde lo alto de la montaña velamos la hoya estrecha y muy risueña del Aa superior, en cuyo fondo aparecian, con esa serenidad melancólica de las aguas que no reflejan ningún rayo de luz, los lagos de Lungern, Sarnen y Alpnach, eslabonados entre por la cinta graciosa del Aa, como tres placas desiguales de aluminium en un magnífico brazalete de esmalte imitando esmeralda.

Ésta tenía ya entre sus manos el cordón con que se disponía a enlazar la áurea crencha de su ama, cuando a deshora entró por el balcón un preciosísimo pájaro, cuyas plumas parecían de esmeralda, y cuya gracia en el vuelo dejó absortas a la señora y a su sirvienta.

Tenia zarcillos de oro y de plata, en el labio bajo un cañutillo cristalino de un geme de largo, y en él metida una pluma verde, y otras veces azul, que parecia esmeralda ó turquesa.

Era la mano mágica, símbolo del Islam, que pendia de la esmeralda cabalística de Salomon.

En seguida añadieron: No economices tus miradas: te hemos puesto delante de las esmeraldas, desde donde Amor te lanzó un día sus dardos.

Olalla oculta impasible sus impresiones, y las pupilas volubles de Marinela relumbran como dos esmeraldas.

Entre estas joyas, aquí ó en otras partes deste viaje, se dijo haber rescatado una esmeralda ó piedra preciosa que valia ó que valió 2.000 ducados.

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