54 colocaciones para farsas

La última clase de las obras de Gil Vicente lleva el nombre común de farsas.

Juegos escénicos romanos, y su fusión en las farsas de la Edad media.

De sus conversaciones se desprendía un tufillo puritano, una filosófica reprobación de las farsas sociales, guerra sorda á los que suponen más de lo que son y gastan más de lo que tienen.

Aquel sacrificio continuo de la intimidad doméstica, de los afectos y la comodidad en aras de una farsa ceremoniosa, no se conformaba con mis ideas.

La Medora repite casi en su totalidad el mismo argumento, tan felizmente desenvuelto en La comedia de los engaños, y lo exorna con algunos episodios cómicos, que pertenecen á la clase más ínfima de las farsas burlescas.

Pilar, lo mismo que la de Tellería, no eran mujeres perversas; su lamentable estado psicológico, semejante á lo que los médicos llaman caquexia ó empobrecimiento, provenía, de la depauperación moral, dolencia ocasionada por la vida que ambas traían, por el contagio constante y la inmersión en un venenoso ambiente de farsa y escándalo.

XVIII Alberto penetró en la sala del Juzgado, como autor de la farsa.

Hay quienes, silenciosos, sueñan su sueño, y quienes se engañan a mismos, en una aventura de farsa, en una comedia amorosa, artística o literaria.

Mandaron para cumplimiento de la farsa baxar á don Quixote y á Sancho; y puestos ambos en su presencia, el uno armado y el criado encaperuçado, dixo el titular á don Quixote: Bien sea venido el nunca vencido Caballero Desamorado, defensor de gente menesterosa, desfazedor de tuertos y endilgador de justicias.

Muley o don Fernando (pues cualquiera de estos dos nombres no da ni quita nada a lo riguroso y altivo de su condición) seguía con el alma, que no con los ojos, todo el curso de aquella farsa; y si bien es verdad que si no vió el embutir del billete en la boca del gozque, ni el pase del tal depósito a las manos de María, siempre sospechó que allí hubiese algo que se escondía de la atención común.

Por fin, el formidable fisgón, ante el público más selecto de París, reunido en los salones de la Sociedad Geográfica, describió personalmente todos los detalles de su memorable farsa, declarando que la había organizado por puro placer y porque era "fumista" nato... En Francia, parecen abundar los grandes simuladores fisgones.

Guarde este dolor de mi farsa nuestra gran fraternidad, en el terror de trocarla por el desprecio del alma que, á pesar ó por lo mismo de su comprensión para las eternas cosas infinitas, pudiera no comprender ni perdonar las pequeñas cosas miserables.

» Y en el Viaje entretenido, de Agustín de Rojas, leemos acerca de Lope de Rueda: Empezó a poner la farsa en buen uso y orden buena * * * * * Entre los pasos de veras mezclados otros de risa, que porque iban entremedias de la farsa, los llamaron entremeses de comedias.

" De este modo sus yerros disculpaba Un escritor de farsas indecentes; 5 Y un taimado poeta que lo oía, Le respondió en los términos siguientes: "Al humilde Jumento Su dueño daba paja, y le decía: Toma, pues que con eso estás contento.

Hubo su danza y loa correspondiente, un mayo más alto que una torre, y por añadidura una especie de farsa medio guerrera, medio venatoria, dispuesta y acaudillada por nuestro amigo Nuño el montero, que aquel día parecía haberse quitado veinte años de encima.

¡Qué extraño es que el Polichinela agrandara en su imaginación, hecha á las exageraciones de la farsa, la importancia de aquel conflicto! ¡Un chiste menos! ¿Como podía compensar al público?

Observaremos cómo subsistieron en los siglos siguientes los juegos mímicos de los romanos bajo la forma de farsas y bufonadas profanas, ó confundiéndose con el naciente drama religioso, y cómo los restos de los espectáculos gentílicos, no sólo de griegos y romanos, sino también de los pueblos germánicos, contribuyeron á dar vida al drama religioso, próximo ya á su perfección.

Plauto y Terencio fueran, si vivieran oy, la burla de los teatros, el escarnio de la plebe, por aver introduzido quien presume saber más, cierto genero de farsa menos culta que gananciosa.

Doña Beatriz dió algunas monedas de oro y plata a su criada, y sólo la encargó la pronta vuelta, porque si podía acomodarse al arbitrio inventado, su noble alma era incapaz de contribuir gustosa a ningún género de farsa ni engaño.

Sólo gustan, ateniense, de los bufones etruscos, de los grotescos personajes de las farsas que llaman atelanas y de los mascarones de agudos dientes y cabeza deforme que desfilan rugiendo obscenidades en las pompas del triunfo.

» «Anduvimos en esta alegre vida poco más de cuatro semanas, comiendo poco, caminando mucho con el hato de la farsa al hombro, sin haber conocido cama en todo aqueste siglo.

Todo el mundo esté atento y sin mucho reir, que don Miramucho, que es el Milan, si reimos demasiado nos terná por hombres de farsa y burlará de nuestras risadas con aquello que dice: Un reir demasiado Juzgan por muy alocado.

El Canonge: ¿Nos pijor que cada nit es llogue la tua Beatriz, ó farsatriz pera ballar vestida con á home en la farsa de Lope de Rueda, y tornát á casa ab lo porró plé de oli per paga, com á beata almoynera?

Pero comprendí que estos amigos y estas amantes no merecían ni aun los honores de la farsa.

Luis XIV dignábase danzar en los intermedios de algunas farsas de Molière; María Antonieta representó, en lo más florido de su corte, «El matrimonio de Fígaro», con una inconsciencia propia de una cabecita que había de truncar la guillotina; Catalina de Rusia tuvo un teatro en su palacio y dejó todo un repertorio de obras, si no escrito, á lo menos inspirado por ella.

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