31 colocaciones para portería

Se hacía la comida en la cocina de la portería y se dormía en el archivo, que estaba encima de la biblioteca.

Quedose el portero pensativo, como clavado a la reja de la portería.

IX Al día siguiente de esto hablaba Eugenia en el reducido cuchitril de una portería con un joven, mientras la portera había salido discretamente a tomar el fresco a la puerta de la casa.

Los desengaños del mundo... las tribulaciones... Y luego, el retiro con que vive, las contínuas penitencias... (Suena la campanilla de la portería.

En la antecámara no encontró Enriqueta a nadie, y bajando rápidamente la escalera, pasó con no menor celeridad por ante la portería, en cuyo interior el obeso conserje estaba muy ensimismado, leyendo un folletín de "Las Novedades".

Algunos minutos más tarde oigo que tocan "salida de toros", y yo, bruto de , olvidando todo y creyendo que hay corrida de toros en la portería, salgo como una saeta a verla.

Tres o cuatro días después abandonó con su tía el pequeño cuarto de la portería para ir a habitar un piso delicioso de la calle de Provenza, donde tenía una alcoba del gusto más moderno y un gabinete exquisito, tan elegante y tan bien decorado y alfombrado, que la tía no se atrevía a entrar en él, y pasaba el tiempo en el comedor o en la cocina...

Acercóse entonces un hombre de aspecto modesto que traía una carta en la mano, y preguntóle sin ceremonia si la señora condesa de Albornoz era ella misma; la altiva dama dignóse tan sólo responder con una ligera inclinación de cabeza, y el hombre le entregó entonces la carta, entrándose al punto en Loyola, de donde había salido, por la escalinata de la portería.

En las galerías immediatas a la portería encontró al Padre Procurador y al Primer Prefecto, quienes, al ver a su superior, levantaron sus birretes respetuosamente.

Un farolillo alumbraba continuamente en sus zaguanes obscuros alguna imagen de Nuestra Señora, como en la portería de los beaterios, y las celosías diseminaban en el ambiente perfumes de iglesia.

Una mañana, el lego de la portería avistó al alegre padre Loriot, trepando por el camino ingente del Purgo, con su mochila al hombro y una criatura en los brazos; la había encontrado abandonada, desnudita, muriéndose a la orilla desolada de un camino.

Hijo Marchantedijo el cocinero mayor precipitadamente á uno de los soldados, métete con eso en la portería del señor Machuca, y guárdalo como guardarías á su majestad, mientras yo vuelvo.

Y como sus intentos y pensamientos y el blanco adonde se enderezan no es monasterio; así estropieza y ofende en todo lo que es monasterio, en la portería, en el claustro, en el coro y silencio, en la aspereza y humildad de la vida; por lo cual le conviene, ó desistir de su porfía loca, ó romper por medio de un escuadrón de duras dificultades, y subir, como dicen, el agua por una torre.

Realmente, Isidora no tomaba parte en la conversación sino con monosílabos de cortés aquiescencia, porque sus cinco sentidos estaban puestos en la observación de la portería de su casa, y en admirar la confortable humildad de aquel nido de pobres hecho en un rincón de un palacio de ricos.

Fíjate: siempre que puede, vive en el pabellón de la portería.

X Como Augusto necesitaba confidencia se dirigió al Casino, a ver a Víctor, su amigote, al día siguiente de aquella su visita a casa de Eugenia y a la misma hora en que ésta espoleaba la pachorra amorosa de su novio en la portería.

No habían abierto aún la entrada a las aulas, y el golpe como de doscientos estudiantes de derecho, filosofía y latín, la flor de la juventud cubana, se dilataba desde las gradas de piedra de la portería hasta el cuartel de San Telmo por un lado, y por el otro largo trecho hacia las bocacalles del Tejadillo y de San Ignacio, a causa de la estrechura de la vía.

La gran puerta de la iglesia cerrada, pero practicable, y sobre ella una claraboya de medio punto por donde se verá el resplandor de las luces interiores; más hácia el proscenio la puerta de la portería, tambien practicable y cerrada; en medio de ella una mirilla ó gatera que se abra y se cierre, y al lado el cordon de una campanilla.

Siento rumores en la portería.

Un alguacil que me había esperado á la salida de la portería.

Isidora y Bou estuvieron largo rato en la salita de la portería, hablando de enfermedades en general y del asma en particular, del clima de Madrid, del de Mataró, patria de los Bous, de los médicos, del remedio A o B...

El ciudadano y la ciudadana encargados del servicio de la portería prestaban a la familia los servicios necesarios, si las circunstancias lo exigían, aparte de Jeremías, que les había sido cedido casi por completo por el buen Lorry, y estaba durante el día a su disposición y dormía en la casa por las noches.

Don Antonio, después de lo que había visto en el «otro mundo»así llamaba él á América, aceptó con gusto la casa escogida por su esposa en los límites del barrio de Salamanca, cerca de la plaza de Toros, con teléfono en la portería, ascensor en la escalera (sólo para subir) y cuarto de baño, que, aunque pequeño, tenía los aparatos en uso corriente, no estando ocupada su bañera por cajas de sombreros, como ocurría en otras viviendas.

La proyectada hoguera entusiasmaba a los vecinos, siendo el eterno tema de conversación en las porterías y establecimientos de la plazuela.

Al casarse él, no hizo excursión más larga que el trayecto de la portería a la lonja.

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