23 Adjetivos para describir osamenta

¡Cuando hay simpatía y buena voluntad!... Y ellos, regocijados por la alegría de la vieja, reían como niños grandes, con una carcajada sonora que marcaba bajo la piel la fuerte osamenta de las mandíbulas y dejaba al descubierto el luminoso marfil de unas dentaduras envidiables.

Formaban la barrera de enfrente la montaña atravesada delante del cerro de la izquierda, y otra que la seguía hacia mi derecha, bien poblada de vegetación en su base, de color pardo muy obscuro en la mitad, de alto abajo, de lo que pudiera llamarse su tronco; de verde crudísimo en la otra mitad, y con la enorme cabeza gris, como un cráneo despellejado y seco, entornada hacia el hombro izquierdo, con la blanca osamenta al aire también.

Muchos montes despojados de la envoltura roja, que era su carne, mostraban el armazón calcáreo, la triste osamenta.

Si el voraz diente de los monstruos marinos ha respetado las osamentas humanas, en el profundo abismo, sobre un lecho de algas y corales habrá entrelazados restos de dos seres.

] A las orillas del Carcarañá recogió Seguin, en 1872, osamentas fósiles de megaterio asociadas con restos humanos.

A veces, sobresalen del suelo blando, que suena a hueco, ásperos filos de roca, lobanillos geológicos, dura osamenta de la selva.

No le valió haberse fabricado por debajo una osamenta enorme: sus gigantescas costillas no son bastante consistentes para mantener suficientemente libre y abierto el pecho.

, Y cual un amuleto Me conmovió por su expresión macabra: Sobre cualquier escombro Puesta de pié, famélica osamenta Cubierta por sayal que apenas se abra.

Por valles, montañas y cerros, allí donde trazaban un camino, perforaban un túnel ó excavaban una mina, andaba Bruck con su caja de instrumentos, inclinándose ávidamente para ver, al través de la rota epidermis y de la morena carne de la gran Diosa, su osamenta formidable.

] A las orillas del Carcarañá recogió Seguin, en 1872, osamentas fósiles de megaterio asociadas con restos humanos.

Había que andar con cierta precaución, temiendo que el terreno sonoro y hueco se abriese de pronto: había que evitar repentinas depresiones, en las cuales, junto á una lápida hundida de canto, con letras de pálido oro y nobiliarios escudos, asomaba un cráneo pequeño, de débil osamenta; el armazón de una cabeza de mujer, entrando y saliendo por el negro portal de sus órbitas un rosario de hormigas.

Reía como una loca, entreabriendo sus mandíbulas poderosas de muchacha de sólida osamenta; y los labios carnosos, de un rojo tostado, mostraban al separarse una dentadura igual, fuerte y tan brillante, que parecía iluminar la cara con pálida claridad de marfil.

Lo que creo es que intenta vender en buen precio la ilustre osamenta, y esta adquisición me parece inestimable para la colección del Museo Arqueológico.

Y no piensa en la miseria del tiempo, y en que un poco más tarde, la Tierra fría será como son ahora los Andes: una osamenta irredimible.

Era Simpson, un pintor norteamericano que doblaba su larga osamenta, marchando á cuatro patas para atacar con fieros alaridos á los compañeros.

Oigo el roce de las plumas, el ahuecamiento del plumón con el viento fuerte, y hasta el crujido de la minúscula osamenta, rendida de cansancio.

Cada cima tiene su vida propia; como un ser distinto, tiene su osamenta particular y su forma exterior correspondiente; cada arroyuelo que corre por sus flancos tiene su curso y accidentes particulares y su lenguaje, su murmullo y su estruendo propio.

¡Con que terrible melancolía se dibujan allí los tesoros y los misterios del mar, las algas, las conchas y las flores, las piedras y los moluscos, los pólipos gigantescos, las osamentas prehistóricas; jirones arrancados á las entrañas de la vida, yertos despojos de la ciencia militante!

En una hondonada del terreno vieron asomar, en confusión revuelta, medio enterradas en la hierba, varias osamentas procedentes sin duda de esas exhumaciones o desahucios en masa que, de vez en cuando, so pretexto de escasez de espacio, imponen los vivos a los muertos.

D. Pedro salió mirándonos con altanera soberbia, que nos hizo sonreír a todos menos a doña Flora, la que reprendió al inglés su deseo de sujetar a nuevas pruebas la quebrantada osamenta del héroe del Condado.

Oigo el roce de las plumas, el ahuecamiento del plumón con el viento fuerte, y hasta el crujido de la minúscula osamenta, rendida de cansancio.

Y la muerte veía hasta en las piedras medio ocultas entre juncos y ortigales, porque le remedaban osamentas descarnadas por los cuervos y emblanquecidas por la intemperie.

Entre los monstruosos edificios aparecen formas gigantescas, como las de los animales fósiles, cuyas osamentas dislocadas se hallan algunas veces en las capas terrestres.

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