445 oraciones de ejemplo con callejuelas

* * * * * Nada mas curioso que el espectáculo de las plazuelas y callejuelas de Toledo, durante la procesion del juéves santo.

Si se ven algunas calles y alamedas espaciosas y alegres, la gran masa de la ciudad está cortada por callejuelas sucias, tortuosas, oscuras, empedradas con guijarros, estrechísimas, complicadas en laberinto, completamente moriscas.

Cuando se deja el laberinto de las sucias callejuelas, ó se desciende del triste barrio del Albaicin, ó se abandonan los cafés públicos (mal servidos pero siempre llenos de gente), ó los hoteles ó fondas (donde el huésped sufre hambres por la imposibilidad de acomodarse con detestables alimentos), el forastero puede encontrar compensaciones en los paseos públicos llamados los salones.

Subiendo la alta colina de la izquierda del Darro, por entre callejuelas estrechas, sucias, caprichosas y casi arruinadas, habíamos llegado al pié de la gran puerta monumental que da entrada á la ciudadela ó vastísima fortaleza de la Alhambra.

Pero la gran masa de la ciudad, de construcción antigua, es un laberinto de callejuelas incomprensibles en el primer momento, oscuras, muy estrechas, generalmente sucias, llegando algunas a un grado de inmundicia increíble.

El único que merece atención, todavía por acabar y rodeado de tristes y menguadas callejuelas, es la catedral.

Despues de cubrir la ribera, trepa hasta la cima de una colina casi abrupta, formando un laberinto de callejuelas, cuestas y graderías rígidas, de antigua y extravagante construccion, en cuyo centro se levantan la catedral, el palacio del Gobierno, la casa de detencion y otros edificios públicos, y gira un extenso paseo sobre las murallas de las antiguas fortificaciones.

Hoy solo la preciosa Catedral, el Palacio municipal y uno ó dos monumentos mas, así como algunas callejuelas y casas de construccion antigua, recuerdan lo que fué Aquisgram.

, un enjambre de calles y callejuelas formando laberintos, y monumentos y edificios de las mas diversas formas, que resumen por decirlo asíla historia de Brusélas hasta principios del presente siglo.

te diré...replicó el Delfín buscando las callejuelas de una explicación algo enojosa.

Ni aun en los días que más viva estaba la marea de la infidelidad, dejó de haber para Jacinta un hueco de preferencia en aquel corazón que tenía tantos rincones y callejuelas.

El señor gobernador comenzó a echar sapos y culebras por la boca, lo mismo que cualquier rufián de callejuelas, y volviendo y revolviendo los papeles, vino a topar con el paquete de las veinticinco cartas.

Los muchachos, emancipados de la escuela por el mal tiempo, iban a los puentes a arrojar ramas para apreciar la velocidad de la corriente, o descendían por las callejuelas vecinas al río para colocar señales, aguardando que la lámina de agua, ensanchándose, llegase hasta ellas.

Las mujeres gritaban asustadas al ver las míseras callejuelas convertidas en acequias.

Era un espectáculo extraño ver toda aquella gente empujada por la fe, descendiendo por las callejuelas convertidas en barrancos.

En medio de las callejuelas, junto a las puertas y en el interior de los corrales, veíanse montones de papelillos de color mezclados con la basura.

En modestas callejuelas vecinas al Palacio Imperial y al teatro de la Ópera, vivieron Mozart, que escribía minuettos originales para cada baile que se celebraba en Viena, y Beethoven, que componía una cantata por cada victoria de los ejércitos aliados, ó producía todas las semanas algo nuevo para los conciertos y fiestas de los grandes plenipotenciarios, arregladores de Europa, en el famoso Congreso de 1815.

Al salir yo de Bakarié, buscando la ribera del Cuerno de Oro para que una embarcación me condujese á Constantinopla, me perdí en unas callejuelas inmediatas á Eyoub, formadas por blancos panteones, kioscos funerarios al través de cuyas rejas se ven túmulos de sultanes y santos, coronados de turbantes y cubiertos de terciopelo y oro.

Abandonó el balcón del Viaducto, cruzó por unas cuantas callejuelas, hasta llegar a la calle de Toledo; bajó a la Ronda y se dirigió a su casa Llegaba cerca del paseo de las Acacias cuando oyó a dos viejas que hablaban de un crimen cometido hacía un instante en la esquina de la calle del Amparo.

Mientras iba por las calles céntricas caminaba derecho; pero cuando llegaba a las callejuelas apartadas, a las avenidas desiertas, se abandonaba al placer de trompicar y de ir haciendo eses, dando un encontronazo aquí y un tropezón allá.

Yo no puedo imaginarme ahora á mi espiritual amiga empeñada en inquietudes menudas, como una mujer cualquiera, ó apartando el pensamiento de las grandes esferas ideales para pasearlo, como holgazán que mata el tiempo, por las callejuelas de la cavilación mundana.

Atravesamos unas callejuelas y llegamos a una calle hermosa y recta, con aceras, la calle de los Francos, y, como a la mitad, nos paramos en una casa de un piso, que tenía una tienda pintada de rojo, que cogía toda la fachada.

Cogimos nuestros sombreros y marchamos por entre callejuelas.

Nos encaminamos por entre callejuelas estrechas y sin empedrar, con las casas bajas, sin alineación, con rejas y celosías y miradores que casi se tocaban los de una pared con los de enfrente.

Al cerrar la noche abandonamos la calle principal de Macao, abundante en bazares chinos, para correr las callejuelas adyacentes, que ofrecen á dicha hora un aspecto interesante.

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