Qué preposición usar con tumba
Alrededor de esta capilla están las tumbas de los reyes, cuyas imágenes de piedra, con la mano en la empuñadura de la espada, parecen velar noche y día por el santuario á cuya sombra descansan todos por una eternidad.
La tumba del famoso filósofo Erasmo, autor del Elogio de la Locura, se encuentra dentro de la misma iglesia.
Si las que están en este caso tienen astas, se aplica á una de ellas el primer marco enrojecido al fuego; si no las tienen todavía, se las tumba en el suelo, y con el marco segundo, chisporroteando, aplicado á la nalga derecha, se les hace dar cada berrido de dolor, y se levanta un tufillo de carne asada, que no hay más que pedir.
» 028:008 Partieron rápidamente de la tumba con gran temor y alegría, y corrieron a llevarles la palabra a los discípulos.
¿Quién rodará la piedra de la puerta de la tumba para nosotras?» 016:004 Pues era muy grande.
Con las manos en la masa está Domingo Tiznado, haciendo tumbas a moscas en los pasteles de a cuatro.
Tal fué el primer caldo que tomó Peñascales al convalecer del sofocón que le tumbó en el Congreso al caer el Gobierno que le protegía.
¡Ay, no, nodijo ella con su melodiosa vocecita; eso es paja!... Dame tú uno más fuerte, Gorito... Y mientras Gorito le daba un veguero, capaz de tumbar de espaldas a un sargento de caballería, y lo encendía ella pulcramente con una prosaica cerilla, le dijo la duquesa: ¡Pero vamos, mujer... cuenta, cuenta!...
Se oye el bordón del viento y el tumbo de las olas en la playa.
III Rodó un coche dando tumbos por la áspera cambera lindante con la casona, y en las habitaciones de la misma hubo un revuelo de faldas y un atisbo fisgón a la vera de los balcones.
Los dos hombres rápidamente me bajaron por la rampa del muelle y me tumbaron a proa en la cubierta de un barco.
Lucha de zancadillas ó de echarse el pie para tumbar al contrario.
No pocas veces se le ocurrió dar curso libre á la enfermedad y conducir á su bienhechor á la tumba por un sendero de flores é imágenes risueñas, mejor que alargar su vida por un camino de privaciones.
Se apagaba el día en una quietud, en una soledad como de tumba sin flores ni plegarias.
Allí se tumbaba sobre algún madero y en voz baja comenzaba á descifrar con regodeo las cláusulas misteriosas del impreso, mientras sus convecinos se deleitaban en jugar á los bolos ó á la barra ó á los naipes ó en otros fútiles entretenimientos indignos del sabio.
Pensó en los cementerios de su América, verdes, rumorosos, abundantes en flores y mariposas, verdaderos jardines que sirven de lugar de cita á los enamorados y asoman sus tumbas entre frescas arboledas al borde de riachuelos que se deslizan bajo puentes rústicos.
Pasaban lujosos equipajes, camino de Palermo; en la calle, demasiado estrecha, no había espacio para todos: al lado de elegante victoria, marchaba enorme carromato, cargado de cajones, o de pipas o de sacos, dando tumbos en los baches del empedrado, con espantoso chirriar de ruedas; se encabritaban los caballos, juraban los cocheros, y había linda cabeza que se asomaba a la portezuela, con inquietud o impaciencia.
La barca, abandonada de todo auxilio, corría a la muerte dando tumbos sobre las olas.
Sorege, también de pie, se preguntaba si había perdido la razón ó si un milagro había hecho salir de la tumba al que él había metido en ella vivo.
Ya no me causaba repugnancia el hedor de los cueros engrasados, ni me ahogaba el polvo, ni me arrancaban una sola queja los tumbos del incómodo y ruidoso vehículo.
La cola de las gallinas que andaban por la calle se doblaba también, obligándolas a dar tumbos entre el fango.
Oí un quejido, un grito de rabia, y ví salir en seguida el oso de entre la humareda, dando tumbos a un lado y a otro.
El trabajo urgíalos sueldos habían subido valientementey mientras el temporal siguió, los peones continuaron gritando, cayéndose y tumbando bajo el agua fría.
Tan pronto está en un sitio como en otro: aquí tumba á un mozo, más allá desarma á otro, en otra parte persigue á un fugitivo.
Después, al mismo tiempo, con los cabrestantes empezábamos a estirar las amarras atadas al palo mayor y a las dos anclas, hasta conseguir que el barco se tumbase por una banda y descubriera la quilla.