44 Metáforas para comidas

Comer será siempre un capítulo primordial para la humanidad.

Comer tierra era ceremonia de adoracion y agradecimiento, 290.

Y después de todo no está mal que sepan algunas fatigas los acostumbrados al sibaritismo, aun cuando no sea más que por la novedad y porque el harto suele comer con más gusto cuando se ve privado de alguna cosa, pues, como dice Cervantes, el hambre es la mejor salsa, y como ésta nunca falta al pobre, de ahí la razón de que para ellos el comer sea su mayor fiesta.

Los que vivian en la isla de la Gomera, en algunos ritos y costumbres con los dichos se conformaban, pero diferian en otros; su comer era comunmente leche, hierbas y raíces de juncos, y culebras, ratones y lagartos.

La vagilla en que come no es de plata ni de oro, es de trasparente, fino y brillante cristal, materia que no se afea ni se desforma, y que imita los objetos etéreos en que los almalekes sirven los banquetes del Paraiso.

163 El comer syn mesura é la gran venternia... mas mata que cuchillo: Ypocras lo dezia (303).

Bien es que no siempre tienen razón los curas para quejarse, pues solicitan que la comida sea con tanta abundancia que les sobre para dar de comer, además de los muchachos que les sirven, a seis u ocho que suelen agregárseles.

¡Pobre hija mía! ¡Cuando pienso que una simple comida es un acontecimiento en tu vida!...

Las comidas en los restaurants, que antes eran consideradas como un motivo de rebajamiento, son hoy un gran atractivo.

, la insulsa comida de las tías de Cardeñosa y la anodina velada que la siguió, fueron al principio un bálsamo.

La comida de esta noche era con banderas y guirnaldas.

La comida era el caçabí y algun bocado de queso, si alguno lo alcanzó, y axí, que es la pimienta de los indios, y algunas raíces de ajes ó batatas, como zanahorias ó turmas de tierra, crudas, que era lo que cada uno llevaba sobre sus cuestas en su mochila ó talega, y bebian del agua salobre ó salada.

Aunque la comida era de inferior calidad, no estaba tasada ni había gran rigor en las horas: si un chico tenía hambre, bajaba a la cocina, pedía pan y queso, y sin inconveniente alguno, se lo daban, y si la cocinera, de natural francota y bonachona, estaba de humor, hasta le freía un huevo o una magra.

Por esto he querido que la comida fuese casera.

Las comidas de la calle de Matignon eran célebres.

Yo soy, en fin, Coquin, hijo de Coquin, De aquesta casa escudero, De la pia despensero, Pues la siso al celemin La mitad de la comida: Y en efecto, señor, hoy, Por ser vuestro dia, os doy Norabuena muy cumplida.

La comida era de confianza, ya se sabía».

Al mediodía, la comida de los albañiles que trabajaban en diferentes obras era un pintoresco cuadro.

Á propósito de garbanzos: mi comida es una desolación, y apenas digiero.

La comida fue divertidísima; Currita tuvo el capricho de mandar preparar a su cocinero un menú; japonés, y todos se sentaron a la mesa con los mismos trajes japoneses con que en diversos grupos y actitudes se habían retratado en la cabaña de Fernandito.

La comida de las fieras es... el domador, según mi obra, basada, como recuerdan cuantos la han visto ó leído, en escenas muy madrileñas y de actualidad cuando la obra se estrenó.

Las comidas eran por lo general de una escasez calagurritana, por cuyo motivo estaban los chicos tan pálidos y desmedrados.

Esta comida frugal, servida en estrechos recintos y no muy limpios manteles, era la primera estación que corría el viajero para entrar después en el vía crucis de las posadas y albergues de la villa.

Las comidas son en estremo asquerosas: estas las disponen para sus esposos las mugeres: ellas, como lo hemos dicho llevan consigo los trabajos mas fuertes y dificultosos de su sexo.

No, no es inútil... ¡Estaba tan contenta, considerábase tan feliz al pensar que iba a volverte a ver! La comida de esta tarde era una gran fiesta para ello... pensaba presentarte a su cuñado, que vino con ella.

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