29 Adverbios para describir cómo imagino

Y, no obstante, no podía imaginar siquiera a la Virgen del Bordado cambiando amores tiernos con aquel húsar.

Nunca pensé que hería a Angelina en lo más vivo; jamás pude imaginar que la pobre niña supiese la historia de su infeliz madre.

No; no es nada de eso separadamente; lo es todo junto, con más otra cosa que no se puede definir, que acaso no se puede imaginar.

El que conozca un tanto las ciudades de provincia, imaginará fácilmente cuánto comentario, cuánta murmuración declarada o encubierta provocó en León la boda del importante Miranda con la obscura heredera del ex lonjista.

Es verdad que de esta suerte eludian la dificultad de los espacios que imaginamos mas allá de los límites del universo; pues que si el universo no es limitado, no puede haber nada fuera de límites: y por tanto todo lo que podemos imaginar está dentro del universo.

La santidad de la misión impuesta le servía de refugio, o buscaba en las prácticas religiosas una ocupación piadosa, durante la cual se imaginaba sentir vagamente que su espíritu se elevaba en arrobos místicos hasta los prometidos cielos, como espiral de incienso que sube a perderse en el espacio.

Personalmente, cada vez me imagino más como un bibliotecario virtual.

Los amigos más sensatos del Reverendo Arturo Dimmesdale, como ya hemos indicado, se imaginaban, muy fundadamente, que la mano de la Providencia había hecho todo esto con el objeto,demandado en tantas preces, así públicas como privadas,de restaurar la salud del joven ministro.

Al dar sus primeros pasos en el Acuario, se imaginaba inmediatamente la marina profundidad, con las divisiones desiguales en que la ha fraccionado la exploración.

Una tarde, cuando Arbuckle aguardaba la llegada de su amigo el catedrático, vió avanzar bajo la cúpula del hall á otra persona conocida, pero que él se imaginaba muy lejos de Madrid: el marqués de Casa Botero.

La abuela, seguramente no puede imaginar que yo pueda desagradar al señor Desmaroy, y no se le pasa tampoco por la cabeza que yo pueda renunciar a un partido tan soberbio.

Primeramente se imaginó que Federico, no pudiendo dormir en toda la noche, habría salido á dar un paseo al apuntar el alba.

Y como Lisarda hubiese desaparecido también, dio mi madre en imaginar que enamorado de ella su esposo, por ella secretamente a Sevilla había venido, llevádosela, y con ella desaparecido.

No, jamás lo imaginó seriamente.

¡Cómo saldría de mohino y cariacontecido el zarandeado asaltante, es cosa que ya el lector sobradamente se imaginará ....

Pongamos en la antigüedad á MONTANO, que imagina vivamente, que el Espíritu Santo ha dado á él sus dones, y no á los Apóstoles, imprimiéndose profundamente en su imaginacion esta especie y otras semejantes, las quales hallando la razon flaca, y el juicio poco sólido, los pervirtieron, ocasionando graves errores.

Lo que yo digo es que, por lo ménos acá en las aldéas, donde no se pueden praticar essas vertudes campanudas y donde la gente es sencilla, si yo juera Obispo, de nenguno se m havia de perdicar sermon de honras que no huviesse sido un christiano vertuoso y enxemprar, al modo q acá nosotros nos imaginamos las presonas enxemprares y vertuosas.

¡Condenación para ! Allá imagino un perfumado gabinete, una chispeante chimenea, 10 alfombras, butacas, pieles, café, ron, tabaco...; una plática tierna, descanso del placer, incentivo de más placeres...; una alcoba tibiamente alumbrada, un lecho mullido y el sueño de la felicidad....

Apretó la curiosidad los acicates á su diligencia, con que le dieron alcance muy en breve y hallaron que realmente tenía dos rostros, con tan dudoso proceder, que, cuando parecía venir hacia ellos, se huía dellos y, cuando le imaginaban más cerca, estaba más lejos.

Aunque sabía por mi padre que el marqués de Scoppa no disponía apenas de otras rentas que las de su trabajo, lo cual habíale constituído feliz augurio á la hija del trabajador infatigable..., los desprecios de mi marido á las magnificencias de Nueva York me habían llevado á imaginar, ciertamente, una Roma mejor que aquella Roma y un palacio mejor que su palacio.

, hombres débiles y pueblos débiles yacen por tierra; imaginando cobardemente que una mano bondadosa y providente lo ha puesto allí por retenerlos y conducirlos á nueva y más venturosa existencia.

Y pasaron ante el gentío el alcalde con su bastón de borlas negras, todos sus adláteres y el enviado de la Hacienda, un pobre empleado al que miraban los pescadores con admiración (imaginando confusamente su inmenso poder sobre la Albufera) y al mismo tiempo con odio.

Continuamente me imaginaba que veía entrar en casa al furioso vizcaíno, y este pensamiento no me dejaba sosegar.

Mientras descendía la escalera, se imaginaba, empero, que no estaba perdido sin remedio, y que no tenía nada de imposible una reconciliación con las señoras.

Y se imaginó igualmente que sus encuentros debían ser por la mañana, en uno de los huertos de fresas inmediatos á la ciudad, adonde le llevaban sus padres á tomar chocolate después de oír la primera misa en los amaneceres dominicales de Abril y Mayo.

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