23 Adjetivos para describir anatema

La admirable entereza y resignación de virtud tan modesta le enfurecía más, como si en el heróico silencio de ella oyera terribles anatemas de su vil conducta.

La ley cohibía la libertad, y el anatema religioso dominaba la razón.

Elegante y muy discreta, sabía hacer brevísimas las horas á sus fervorosos tertulios; tenía el don de salpimentar con gracia mundana y joviales conceptos el constante anatema que allí se fulminaba, y mantenía en su casa y en su mesa un delicioso confortamiento que agradaba á los patriarcas, á los poetas, á los San Agustines y á los San Ambrosios.

Su publicacion seria el mayor de los anatemas lanzados contra una institucion social, pero abominable, admitida aunque inadmisible.

¡No existe, no! Perdona si movido Por la ciega pasión, allá en lejanos Y borrascosos días, cuando airada Mi voz como fatídico anatema 15 Tronó en la tempestad, quizás injusto Contigo pude ser.

Y después de este formidable anatema, Villamar y sus habitantes continuaron pasándolo tan bien como antes.

El mismo Torquemada, orgulloso con haber estorbado los designios de este favorables ya á los desventuradisimos hebreos, dió un furibundo edicto en que vedaba, conminando con los mas fuertes anatemas á los que caminasen en contrario, que ningun cristiano, pasado el plazo señalado en la real cédula, diese alimento ni otra cosa á los judíos que aun no se hubiesen convertido á la fe de Cristo.

Los circunstantes se levantaron con espanto; aquel anatema fulminante había helado la oración en sus labios.

Un grito de satisfacción resonó de un extremo al otro de los estados esclavistas, y al cabo de tanto tiempo repugna todavía hoy leer en los periódicos de la época la expresión de esos aplausos tan imprudentes, á que respondían de la otra parte los más furiosos anatemas.

Pero si algún día (todo es posible, hasta Dios, dice Renán), los hombres llegan a concebir la acción de los personajes históricos, como el desenvolvimiento de fuerzas análogas a las que hacen germinar las plantas, girar los astros, subir las aguas o temblar el suelo, todos nuestros anatemas históricos, han de hacerles sonreir.

Las maldiciones divinas y los anatemas humanos, llovieron sobre él.

Él mismo ha acabado por reír, sin cesar en sus anatemas líricos contra el demonio de los tardíos e intempestivos amores que lo han impulsado a proporcionarse una familia a la edad en que, de ordinario, se descansa después de la obra realizada.

Si á esto se agregan los degradantes vicios que corrroían aquellas colmenas humanas, sus terrores religiosos y sus hechicerías nefandas, no puede extrañarnos que sobre aquellos enormes falansterios, mezcla extraña de cultura y salvajismo, flotara una especie de anatema misterioso, de profecía trágica y terrible, de destino fatal y sangriento[402].

¡Pesan sobre el dinero y sobre las necesidades materiales tantos anatemas poéticos y románticos, que á todos nos da cierta vergüenza confesar, cuando andamos tristes y cariacontecidos, que la causa primordial es la falta de metales preciosos y precisos! ¡Hay tanta pasión de ánimo y tanta neurastenia que se curaría con unos cuantos billetes de mil pesetas!

Pocos días después, Virchow, el gran patólogo que aunque milite ya en el partido parlamentario «progresista» es bastante misoneísta, tanto en la política como en la ciencia combatía enérgicamente la teoría darwiniana de la evolución orgánica, contra la cual, con agudísima previsión, lanzaba el grito de alarma y el anatema político, diciendo que «el darwinismo conduce directamente al socialismo».

HERNANI.Cargado con el peso de un anatema, preciso es que llegue hasta á espantarme á mismo.

El señor Sarmiento no es clásico sino criollo puro y sin embargo, es curioso de notar, cómo en su réplica a las primeras cartas de Alberdi, palpita el más legítimo paganismo haciendo recordar las pasiones del anatema clásico puesta en boca de los dioses, menos el estro de Homero y de Virgilio.

Y el tremendo anatema cayó sobre él cuando sólo le faltaban dos meses para jubilarse con los cuatro quintos del sueldo regulador, que era el de Jefe de Administración de tercera.

Trémulo en brazos de la favorita, de la que ya era su esposa, se humillaba ante el airado anatema, la maldición fatídica.

Cuando el hechicero indígena "concentraba su medicina" y lanzaba un anatema vibrante, no había salvación para su enemigo.

Acordábase tan poco el clero de sus anteriores anatemas, que se concedió indulgencia de mil años á los espectadores que asistiesen á toda esta serie de piadosos dramas.

El señor Sarmiento no es clásico sino criollo puro y sin embargo, es curioso de notar, cómo en su réplica a las primeras cartas de Alberdi, palpita el más legítimo paganismo haciendo recordar las pasiones del anatema clásico puesta en boca de los dioses, menos el estro de Homero y de Virgilio.

¡Una cursi! El espantoso anatema se fijó en su mente, donde debía quedar como un letrero eterno estampado a fuego sobre la carne.

23 Adjetivos para describir  anatema