Qué preposición usar con encontrado
Las mugeres se empleaban en acarrear piedras las mas sólidas y fuertes que encontraban en las minas, cuidando no faltase á los hombres esta provision.
See p. 55, note i.] El primer movimiento de los dos jóvenes fué llevar las manos al puño de sus espadas; pero deteniéndose como heridos de una idea súbita, volvieron los ojos á mirarse, y se hubieron de encontrar con una cara de asombro tan cómica, que ambos prorrumpieron en una ruidosa carcajada, carcajada que, repitiéndose de eco en el silencio de la noche, resonó en toda la plaza y llego hasta el palacio.
El primogénito encuentra a su padre, que viene a pie entre la hueste de mendigos, y refrena el caballo haciéndose a un lado para dejar paso a todos.
Cuando al otro día los dependientes de la iglesia le encontraron al pie del altar, tenía aún la ajorca de oro entre sus manos, y al verlos aproximarse, exclamó con una estridente carcajada: ¡Suya, suya! El infeliz estaba loco.
No encontraron á ninguno, pero como era tanto el deseo de venganza contra el corregidor, sacaron el ataud, en que se habia depositado el cadáver de D. Francisco Mollinedos, administrador de correos, que pocos dias antes habia fallecido; mandáronlo desclavar, creyendo estuviese dentro el corregidor, pero no encontrándolo, sacaron los cuchillos y descargaron sobre aquel cadáver, sus furias, dándole muchas puñaladas.
' See p. 108, note 3] En este punto del diálogo, terció don Dionís, y con una desesperante gravedad á través de la que se adivinaba toda la ironía de sus palabras, comenzó á darle al ya asendereado mozo los consejos más originales del mundo, para el caso de que se encontrase de manos á boca con el demonio convertido en corza blanca.
Golbasto, el gran poeta nacional, había sido encontrado por unos pescadores, poco antes de la salida del sol, tendido en la playa sobre la línea divisoria del agua y la arena.
: Las irregularidades en acentuación y ortografía encontradas en este libro son consistentes con la flexibilidad de las reglas en uso en 1836, y así no deben ser consideradas "errores" sino un elemento del estilo de la época.
Grande fué su tristeza cuando al despertar en un hermoso día de Mayo se encontró entre las obscuras paredes de la casa que conocemos en la calle de Válgame Dios; y esta tristeza aumentó cuando la llevaron al convento-colegio de ciertas hermanas de una Orden famosa, que enseñaban á las niñas del barrio lo poquito que sabían.
¡Friolera! añadió el montero en tono de zumba: es el caso, que sin haber nacido en Viernes Santo ni estar señalado con la cruz, ni hallarse en relaciones con el demonic, á lo que se puede colegir de sus hábitos de cristiano viejo, se encuentra sin saber cómo ni por dónde, dotado de la facultad más maravillosa que ha poseído hombre alguno, á no ser Salomón, de quien se dice que sabía hasta el lenguaje de los pájaros.
Son las siete de la mañana y nos encontramos sobre la cubierta del Sorsogon.
» Supla esta bella estrofa las frases que yo no encuentro para pintar la desolación de aquella escena.
Un grupo de casitas y de hórreos se encontraba bajo la formidable masa.
Hablan de él como los pintores de una nueva manera de expresar la luz, como los escritores de las imágenes originales encontradas por un colega.
Este pueblo, lo mismo que el anterior y los que encontraremos hasta llegar á López, están á cargo de sacerdotes indígenas; en los demás de la provincia, sus parroquias son administradas por frailes franciscanos.
Y, sin embargo, si Jenny Hawkins era Lea Peralli... Al llegar á este punto, Tragomer se encontraba ante un oscuro abismo que en vano intentaba sondar.
En esta creencia estuve siempre, creencia en que no podía menos de confirmarme la inmovilidad en que se encontraban desde que por segunda vez tornaron á la cárcel traídas del concejo.
Acerca de la locura del duque hubo pareceres encontrados de los médicos más insignes, españoles y extranjeros.
Según éstos, habíanse encontrado con un pulpo gigantesco que, arrojándose sobre el combés, abrazó con sus prodigiosos brazos los mástiles y el cordaje, é hiciera presa de la embarcación devorando á cuantos la tripulaban, si éstos no hubiesen cercenado aquellos miembros á hachazos.
Pero, ¿y si hubieras encontrado al guarda?
Dio ésta las gracias a Pedro por el brazalete enviado de Londres, prenda que encontraba del mejor gusto, informándose después del sincero interés ¡la noble criatura! de la salud de la señora de Montauron y respondiéndole su sobrino que continuaba tan lozana como en sus mejores tiempos.
Y proseguía su historia, contando cómo cierto galán, harto audaz en lides de amor, y animado por no sé qué insinuaciones de la dama, decidió seguir la misma ruta que la descarriada señora, y cómo, tras un discreto desposeerse de ropas en la oscuridad, habíanse encontrado entre las sábanas, con los episodios a que tan donosa equivocación dio lugar.
El argumento de la fábula es, en pocas palabras, el siguiente: Dos caballeros españoles, amigos, Don Jerónimo y Don Pedro, se encuentran tras larga separación en Zaragoza, en cuya ciudad se celebraban diversas fiestas, para solemnizar la vuelta á España de Carlos V.
Entróle cierto miedo al bueno de don Fernando Valdés, con la lectura de esta carta, que se habia encontrado sobre su mesa, sin que nadie la hubiese llevado á no ser un duende ó un espíritu.
Pero no sólo se acercan, se separan y se agrupan diversamente las moléculas de las rocas, según las condiciones físicas en que se encuentran durante el curso de los siglos, sino que también cambia la composición de las piedras en una carrera continua, un viaje incesante de los cuerpos que mudan de sitio, se mezclan y se persiguen.