35 Verbos a usar para la palabra niñez

Yodijo la mujer perfecta, después de una pausa en que miró al cielo fijamente como quien lee alguna cosa,yo pasé mi niñez en la austera casa de mis tíos, recibiendo de personas devotas la más ejemplar educación.

Juanito recordaba su niñez.

Una madre cariñosa habría formado en ciertos hábitos de que careces y corregido muchos defectos que te hacen parecer peor de lo que eres; pero has vivido en gran abandono: pasaste la niñez entre personas mercenarias, y después, en la edad en que se forma el carácter y se hace, por decirlo así, la persona, tu padre te lanzó bruscamente á la vida en un torbellino de lujo, frivolidades y riquezas.

No era aquella casita la casita alegre y risueña que me vió nacer, que albergó mi niñez y que me vió salir de allí bañado en lágrimas.

, amaestrado desde la niñez, á disparar la saeta con acierto, asi derribaba al yaguar en las breñas de las montañas como al mas pequeño pajarillo en el aire.

No conoció la niñez ni tenía noticia de sus padres.

De esa niñez suya, estudiosa, contaba Fermín Valdés Domínguez y cuenta todavía el doctor Eduardo F. Plá, sus condiscípulos dichosos en las aulas felices, rasgos asombrosos de inteligencia y de carácter.

Non cuida de su niñez; que en naciendo, es costumbrado á morir por casos de honra el valiente fijodalgo.

Su entusiasmo por Gabriel, que databa de la niñez, su fidelidad de perro acompañante, le hacían caminar a saltos, aceptando de un golpe los ideales más lejanos.

Cúpole, decían, á la niñez la luna con nombre de Lucina, comunicándole con sus influencias sus imperfecciones, esto es, con la humedad la ternura y con ella la facilidad y variedad, aquel mudarse á cada instante, ya llorando, ya riendo, sin saber de qué se enoja, sin saber con qué se aplaca, de cera á las impresiones, de masa á las aprehensiones, pasando de las tinieblas de la ignorancia á los crepúsculos de la advertencia.

LAS VÍRGENES LOCAS I Eran dos hermanas, Berta y Julieta, huérfanas de un diplomático que había hecho desarrollarse su niñez en lejanos países del Extremo Oriente y la América del Sur; dos hermanas libres de toda vigilancia de familia, jóvenes, de escasa renta y numerosas relaciones, que figuraban en todas las fiestas de París.

Así, por ejemplo, en El hogar vacío, donde tan sentida y tiernamente llora Ud. la muerte de una joven, dulce compañera de su niñez acaso, termina Ud. con esta estrofa, cuya sencillez no deja comprender bien el efecto que produce al terminar la composición, si antes no se ha leído la composición toda: Así mi lira llorará tu ausencia.

Mientras duraron mi niñez y mi primera juventud, me diste enseñanzas que revestían la sinceridad de la ciencia; y aunque no me mantuviste en ridículos y pueriles errores, por tal arte supiste respetar mi pudor, que mi imaginación se conservó limpia: más limpia acaso que la de muchachas á quienes se pretende rodear de misterios y mentiras ñoñas.

Se respiraba a plenos pulmones, se comía a dos carrillos, sin sustos ni encogimiento; se salía cuando se deseaba, se entraba cuando se quería; y todos tres, esclavos de un viejo maníaco que había entristecido su niñez y sofocado su juventud, manteniendo el alma de sus hijos sujeta, por así decirlo, bajo su férrea mano, como pájaro a quien encierran en jaula demasiado estrecha, se creían felices, porque se veían libres.

Es verdad; conservo la señal de las indignas mantillas con que fué envuelta mi niñez.

Ella fué, acaso, la única amiga del pobre solariego: evocaba su niñez en la torre, sus escondites y travesuras aventando las melancolías de Nicolás, el celo con que él le daba los regalos y las lecciones... No comprendía por qué se había ensombrecido entre los dos la confianza y la ternura de aquel tiempo.

En cambio, los hijos del doctor Pajares gozaron una niñez rodeada de atenciones.

Rosarito se sentó en un rincón, donde la cocina formaba un reparo, en el extremo del corredor, y los más pequeños corrieron a ella, para que les contara aquellos cuentos que iluminaron la niñez de su madre.

En el niño, durante la primera, la segunda infancia y aun invadiendo la niñez, las reacciones estéticas provienen, especialmente, de excitantes motores, ya obre como actor o como simple espectador.

Pero en los huecos que egoísta deja el reir y llorar de su niñez, deposita la mano del destino la pólvora dormida, y la oculta alegría que explote en la tragedia y en la comedia ria.

Eran bebés que habían vivido en las casas de los ricos, y con una mejilla rota o faltos de una pierna esperaban en el Rastro su segunda campaña, ofreciéndose a la niñez pobre, a los pequeñuelos de la miseria, obligados a buscar su alegría en este estercolero.

Concha entreabrió los ojos, borracha de sueño, de ese sueño de la primera mocedad, tan parecido al de la niñez en su intensidad reparadora.

... Pero no tardó en rehacerse la fiera bajo los escombros de su juventud malograda, saliendo de entre ellos mucho más horrible que del terremoto que puso fin á su niñez: lanzó un tremendo alarido, que hizo temblar y botar espantado al noble bruto que le aguardaba allí cerca, y, agachándose hácia la horrorizada víctima que yacía á sus plantas, díjole con enronquecida voz: ¿Quién?

¡El año que hoy acaba, ha parecido un sueño sangriento de Bonaparte! ¡Qué será, Dios mío, el que empieza mañana! Tengo esperanza de que caerá... * * * * * Estos puntos suspensivos indican bien claro su deseo de la caída de Bonaparte y de la vuelta de los Borbones, los reyes queridos de su niñez.

¡Qué cosas llegaba a hacer un hombre serio influenciado por aquella vida de a bordo, que retrogradaba las gentes a la niñez!... El miedo al ridículo despertó su conciencia por una acción refleja, haciéndole ver la imagen de Teri que le contemplaba con ojos crueles y un rictus desesperado...

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