El confesor me dijo que devolviera ese dinero, aunque para ganarlo tuviera que estar barriendo las calles con mi lengua, ó cargando piedras como un asno, ó tirando del arado como un buey.

Una dellas entre muchas, era que veneraban ó adoraban una cabeza de un asno y con toda devocion la servian, lo cual (decia) ser descubierto cuando el Rey Antioco despojó el templo y fué hallada (diz que) la cabeza del asno envuelta ó esmaltada en oro fino.

Cómo salia el Auctor de casa de la Lozana, y encontró una fantesca cargada y un villano, con dos asnos cargados uno de cebollas y otro de castañas, y despues se fué el Auctor con un su amigo, contándole las cosas de la Lozana.

porque no se le acabasen de salir los dientes, asió con la otra las riendas de Rocinante, que nunca se había movido de junto a su amo —tal era de leal y bien acondicionado—, y fuese adonde su escudero estaba, de pechos sobre su asno, con la mano en la mejilla, en guisa de hombre pensativo además.

10 Mas el varón no quiso quedar allí la noche, sino que se levantó y partió, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos aparejados, y [con] su concubina.

Pero después de comer, la molestia pasó, Ben-Tovit la olvidó y acabó de tranquilizarse con el cambio de su viejo asno por otro joven y vigoroso, negocio que le puso de buen humor.

Y los moros que van por el camino con sus mugeres en sus asnos y sus bienes en sus acémilas, maldicen al pasar el rey.

Iban junto con él, indios que les llevasen unas ojas grandes de árboles para hacelles sombra, y otros unas alas de ansar, para hacelles aire; la recua de indios cargados, para las minas, de pan caçabí, con cargas de asnos, yo vide muchos, y muchas veces los hombros y las espaldas dellos, como de bestias, matadas.

20 Y se enamoró de sus rufianes, cuya carne [es como] carne de asnos, y cuyo flujo [como] flujo de caballos.

Hubiera podido agregar que con la burra de Balaam, con su colega de Turmeda, con el asno de Kant, con el de Víctor Hugo.

¿Cómo juzgaria un pato, me pregunto yo, de las constumbres de un asno?

Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

El dueño de los asnos, nuestro antiguo mayordomo, dirige la expedición.

El señor disponía de su esclavo, como de sus muebles ó de sus animales, y así vemos corrientemente en los antiguos inventarios de bienes que se hacían por fallecimiento de cualquier persona, que, á seguida de la enumeración de los asnos, bueyes etc.

Usaba, como todos sus compañeros, bonete sin borla, de puntas desmesuradas, que á media luz y algo á lo lejos remedaban las erectas orejas de un asno.

A la otra mañana pusiéronse en camino, el ermitaño en su asno y Amadís en su caballo, porque el religioso así se lo mandó.

Y, sin embargo, si viajais por las Alpujarras sobre la escueta albarda de un asno vigoroso; si alguna vez al amanecer se levanta la niebla sobre los barrancos remedando figuras fantásticas, el arriero, que probablemente será oriundo de los moriscos, os preguntará señalándoos las crestas envueltas por las brumas: ¿Sabe V. lo que es aquello?

ANTÍFOLO.No eres sensible sino á los golpes, como los asnos.

Y en la gruta deslumbradora, entre un asno y un buey de plata cincelada, la Virgen, de oro, vela al Niño, de oro y esmalte también, con la cabecita de madreperla.

— Lo que yo veo y columbro —respondió Sancho— no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra.

[903] Diz' el lobo al león que el asno tal nasçiera: Que sy él su coraçón é orejas toviera, Entendiera sus mañas é sus nuevas oyera; Mas que non lo tenía é por ende veniera.

Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno.

Sterne hubiera hecho mejor colocando la escena de sus sentimientos por la muerte de un asno en España, no en Francia, donde esta especie de cuadrúpedos es mucho más rara.

Si hubieses sido Dromio hoy y hubieses estado en mi lugar, habrías cambiado con gusto tu facha por un nombre, ó tu nombre por un asno.

Se adivinan cabezotas obscuras de asnos, y cabecitas finas de niños, que, entre los rebuznos, cantan, con cristal y plata, coplas de Navidad.