La familia no ha cesado jamás de creer en él y el condenado ha protestado siempre su inocencia.

la invencible atracción, cuando ha empezado á describir con la masa de agua la gran curva de la caída, cesa repentinamente todos sus movimientos abandonándose á su destino.

Subieron los dos al vehículo más próximo, é inmediatamente cesó el tumulto.

Afortunadamente la tierra, siempre trabajando en nuevas creaciones, no cesa en su labor á nuestros ojos y nos enseña como hace cambiar poco á poco las rugosidades de su superficie.

La lluvia había cesado enteramente y las hogueras ardían animadas por el viento.

Igual vértigo de lujuria y embriaguez que en la fiesta anterior se apoderaba de los concurrentes a esta última, cesando su furor únicamente con la claridad del nuevo día.

Más allá cesaba la luz, desaparecían las plantas, y con ellas los animales herbívoros.

Estas amabilidades del Capitán Veneno, y sobre todo, el canto de la jota aragonesa, eran privilegio exclusivo en favor de la madre; pues tan luego que Angustias se acercaba a la alcoba, cesaban completamente, y el enfermo ponía cara de turco.

La inquietud de Nancy por su hermana Priscila, que había llegado a ser bastante intensa en el momento en que se prendía el collar de corales, cesó felizmente al ver entrar a aquélla de carácter alegre; entró con una cara vivamente coloreada por el frío y la humedad.

» Después el vigoroso abrazo cesó lentamente; cedió toda fuerza muscular y nerviosa.

Cuando había epidemia en los puertos de África, las autoridades de la isla, impotentes para guardar un litoral extenso, llamaban a Toni, apelando a su patriotismo de mallorquín, y el contrabandista prometía cesar momentáneamente en sus navegaciones o cargaba en otro punto para evitar el contagio.

Hacía dos años que tenía casi olvidado á Sorege, pues su intimidad con él cesó naturalmente en cuanto la condena de Freneuse hizo desaparecer el lazo que les unía.

Así, la corriente, enturbiada por el aluvión de que se carga en su carrera, trabaja sin cesar para clarificarse nuevamente, y cuando su curso se detiene, se filtra.

ha venido cesando correlativamente el terrorismo político; y el diablo cristiano sólo conserva su inmenso prestigio y el vasto rol que le crearon los visionarios de la Edad Media, en las familias aristocráticas educadas en los colegios de frailes y de monjas, y en las remotas campañas, por la crasa ignorancia.

El capitán, cesando cuerdamente en su amplificación y exactitud genealógicas, y besando otra vez la tierra, dijo: Príncipe de los creyentes...

En la época de esta veraz historia venía de América por la vía de New-York Liverpool, y según decía, su expatriación había cesado definitivamente; pero no le creían, por haber dicho lo mismo en otras ocasiones y haber hecho todo lo contrario.

Los chinos y chinas no cesan de conducir diariamente cargueros de manzanas: las comen crudas, asadas y en todos los guisados, y hacen chicha y orejones.

Ariodante no cesaba de esgrimir su acero, cuyos temibles efectos sintieron Artálico y Margano, y mucho más Etearco y Casimiro.

Rafaela se puso á encender el fuego; entretanto, no cesaba de llorar ni de hablar; su pena y su rabia se derretían en un monólogo interminable.

Tenemos, pues, que mientras en Santa Fe continuaron las agitaciones agrarias, en la Pampa cesaron radicalmente.

Del mismo modo el rostro de Sonia expresaba un terror indecible; también ella extendió el brazo hacia adelante, rechazando ligeramente a Raskolnikoff, y tocándole el pecho con la mano se apartó poco a poco de él, sin cesar de mirarle fijamente.

Finalmente, cesó el rugido de protesta.

Los quejidos de la pequeña paciente se calmaron, sus convulsiones fueron cesando gradualmente; y á los pocos momentos, como es la costumbre de los tiernos niños después de verse libres del dolor, quedó sumergida en un profundo sueño.

Con la desaparición de sus elegancias cesaron igualmente los cuidados de tocador, y el gris discreto de un teñido prudente ha dejado paso al blanco de una franca vejez.

Anoche el Marqués de Ronda, en la tertulia de su casa, delante de Virginia, su santa esposa, y de otras personas de grandísimo respeto, no cesaba de encomiar las gracias de Electra en términos harto mundanos, repugnantes.