21 colocaciones para casto

La chiquilla se apartaba sonriendo y echándome una mirada de soslayo; pero yo, con un puritanismo digno del casto José, grité á mi vez: ¡Toma! Y le arrojé el capullo á la nariz, desaire que la tuvo toda la tarde llorosa y de monos conmigo, y que aún á estas fechas, que se ha casado y tiene tres hijos, no me ha perdonado probablemente.

Él recibió de ella y conservó muchas cartas llenas de casto y muy dulce amor, tales como podía escribirlas esta alma noble.

Fueron tres chispas ténues de la divina hoguera Que vuestros corazones de casto amor llenó, Chispas que remontaron á la celeste esfera, Y que en estrellas fijas el cielo convirtió.

Porque Ana no era entonces la traviesa y desengañada amiga de otras veces, que le entretenía, sin cautivarle, con donaires y zumbas en casto y fraternal abandono.

19-22) page lviii ¡Oh , que duermes en casto l=echo=, De sinsabores ajeno el p=echo=, Y á los encantos de la hermos=ura= Unes las gracias del coraz=ón=, Deja el descanso, doncella p=ura=, Y oye los ecos de mi canc=ión=! (p. 199, ll.

¡Oh! esclamó: si no puedes, si no debes ser mia, guarda estas flores como el emblema de nuestros castos amores, y cuando estas rosas estén marchitas, acuérdate de que el corazon de Aben-Ahmed estará marchito tambien.

de Ciarmois, Secretario del Mariscal de Schemberg, Caballero de insignes prendas, que uniendo en la curiosidad y la inteligencia tiene formada una copiosa coleccion de buenos quadros, posee entre ellos uno de Vinci que representa en dos medias figuras al casto Joseph huyendo de la hermosa y deshonesta muger de Putifar.

No es el instinto el que hácia me arrastra, más noble es la pasion con que yo sueño; pero ¿qué importa si una impura llama á pesar tuyo te calcina el pecho? Yo tengo para raudal sin fondo de casto amor y nobles pensamientos, y al enlazar mis manos con las tuyas, al oprimir tus labios con mis besos, el perfume de amor que mi alma llena, trocará el vil calor en santo fuego.

Fidela evitaba el mirar cara á cara á D. Francisco, que no la quitaba ojo, congratulándose en su fuero interno de aquel casto rubor de la interesante joven, á quien ya tenía por suya.

Pasaré aquí de largo, a fin de que nadie tilde de licencioso este escrito, sobre las infernales artes con que La Caramba, industriada por los tres libertinos, excitado su amor propio, anhelante de la victoria, y prendada además de la gallardía e inocencia del casto mozo se esforzó por avasallarle y rendirle a todo su talante.

Como gritan el hambre, el miedo, la lascivia en el cuerpo del asceta, del héroe, del casto, gritaba en él, a su juicio, la vanidad artística; pero el remedio estaba en despreciarla, en ahogar sus protestas.

Y el buen Mosén Jòrdi, que tenía la libertad de lenguaje de los castos, la descarada franqueza de los simples, lamentaba á gritos la locura de estas furias sometidas á su cayado espiritual.

Menester es confesar que hizo muy bien el señor obispo en prohibir la aparición de esta figura, dado que sea exacto lo que se cuenta y que no se exageren los melindres y chistes del fingido casto José.

Lo más horrible es ver mujeres hermosas, jóvenes, de aire distinguido, de excelentes maneras, confundidas con todo el deshecho y rebuja de la sociedad, y pendientes de aquella bola y de aquel número fatales como de un casto y correspondido amor.

Ella levantó la cabeza y fijó en la que así hablaba una mirada hosca, medrosa, que no parecía tener conciencia de la realidad y reflejaba como en dos vidrios profundos todos los asombros y todas las agonías... Reconoció al fin a la marquesa de Villasis, y el rostro de la pecadora, rojo de vergüenza por primera vez en su vida, ocultóse en el casto pecho de la mujer fuerte, balbuceando entre sollozos: ¡, !...

EL VIENTO Yo vengo de vagar por la llanura, y como la abeja que vuelve á la colmena con su botín de perfumadas mieles, traigo suspiros de mujer, plegarias de niños, palabras de casto amor y aromas de nardos y azucenas silvestres.

Llamó quedo Gracián; luego, más fuerte... Una paz de sepulcro respondió á los reclamos del deseo en el casto recinto de la mujer cautiva y triste en su prisión humana, reina y señora en el glorioso triunfo del corazón.

Mantienen oculto y misterioso todo lo concerniente al amor, como si el convertirlo en delito no acicatara la tentación de los castos; pero esa pudibundez visible no les prohibe ensayar invisiblemente las abyecciones más torpes.

Los amantes, que componían versos de casto é insípido pastorileo, no podían entrar en las casas como aquéllos á quienes encubría su dignidad, y entraban disfrazados ó empleando los más extravagantes y rebuscados medios.

Allende desto, al que es torpe le vuelve avisado, al tosco polido, al superbo humilde, al presuntuoso afable, al avaro liberal, al luxurioso casto, al gloton templado, y finalmente, al amador de todos los vicios le torna siervo de todas las virtudes.

¡Hay más! (dijo el abuelo de la novia): hasta en el libro de la Doctrina y en los mismos Sermones se habla a los niños de todas estas cosas tan naturales, al ponerlos al corriente de la larga esterilidad de Nuestra Señora Santa Ana, de la virtud del casto José, de la estratagema de Judit, y de otros muchos milagros que no recuerdo ahora.

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