567 Adjetivos para describir cartas

»] [Nota 11: Como nota el señor Cotarelo, Vélez de Guevara siempre hizo caso omiso de este primer matrimonio, al cual tampoco se refirió su hijo don Juan en la carta dirigida a Pellicer que publicó el señor Paz y Melia; pero en la canción que Salcedo Coronel dedicó a la muerte de nuestro poeta (Cristales de Helicona, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1649-1650, folio 31 vto.

» Don Felipe II, en carta escrita en Lisboa a 16 de abril de 1582 (Gachard, Lettres de Philippe II à ses filles....):

La última noche que pasamos en casa de Sandow, yo escribí una larga carta a Ana.

En dicha carta la decía tendría sobre anclas el barco hasta abarrotar sus bodegas y cubierta de madera, y aprovechando la circunstancia de la larga estadía, y la proximidad del cafetal al fondeadero donde hacía su carga el velero Neblí, invitaba el capitán á sus antiguas y leales amigas á pasar unos días á bordo.

] Colón por su mano dió testimonio del uso de la aguja perfeccionada en el Mediterráneo en la carta fechada en la isla Española en Enero de 1495 que dirigió á los Reyes y cuyo texto nos ha conservado el P. Las Casas.

los rebeldes en su campamento, dirigieron á la Real Audiencia algunas cartas llenas de audaces amenazas, pidiendo las cabezas de algunos individuos, y asegurando hacer el uso mas torpe de las mugeres del Regente y algunos Ministros, ofreciendo emplearlas despues en las tareas mas humildes del servicio de sus casas.

Abro la primera que cogí, y con la carta abierta en la mano, digo á mi compañera: ¿Por quién dirás que podemos volver á España cuando queramos? Mi mujer me miraba con mucha atencion, y con un aire indefinible de sorpresa y de regocijo.

Ténganse para esta inteligencia á la vista las cartas geográficas, y las ventajosas tierras que tiene este rio, segun contestan todos los indios, en las que hay maderas muy altas y muy derechas, y montes de manzanas, que la naturaleza ha producido, cuyas señales parece que indican ser un terreno fértil.

» Así terminaba la carta, firmada sólo con la inicial R. Madame Duval la llevó a la fonda donde el gaucho vivía, y estuvo presente a su lectura.

Lo raro era que no se le hubiera ocurrido a ella antes, porque en aquella carta de Loyola, en aquella famosa carta de Pedro Fernández, que se sabía ella de memoria, estaba perfectamente encerrada en su primera parte...

Las Ordenanzas de Aragón disponían que cada galera llevase dos cartas marinas, cuando los demás buques de la cristiandad navegaban sin otros rumbos que el instinto y la costumbre.

El Minotauro se dirigía hacia Melburne, una de los dos capitales de la Australia, y cada vez que el navío hacía escala en algún punto, el noble lord escribía a su esposa largas cartas, que expresaban todo su amor, toda su ternura.

Se decia que los capitanes españoles se habian escandalizado con las cartas recibidas, pero no constaba suficientemente que cosa en especial encendiese así sus ánimos.

Yo la preveía desde que me escribió las primeras cartas.

En las largas ausencias se escribían cartas amorosas cada ocho ó diez días; asiduidad y frecuencia extraordinarias entonces.

Esta real resolucion, y las que le contienen en las órdenes de 2 de Diciembre de 1774, 10 de Agosto de 75, 18 de Julio de 78, y 29 de Diciembre de 78, que se contienen en el 7.º cuaderno, manifiestan la decidida real voluntad, acerca del efectivo envio de las expediciones proyectadas por el Coronel D. Joaquin de Espinosa, en su citada carta de fojas 143 del 5.

Me basta con la seguridad de que hay lágrimas en ti para mis penas, y en tus labios jóvenes sonrisas de hermana para mis alegrías; le basta á mi vanidad con tus cartas anónimas, que caen sobre mi mesa de trabajo como flores cogidas en el silencio de tu rincón provinciano, y á mi voluntad laboriosa con la convicción de que has de leerme.

S. mi sospecha de que los Portugueses no querian admitir el rio Igatimí por lindero; y este correo en carta particular me dice D. Diego Alvear, Comisario de la segunda partida, que á pesar de una prolija competencia de cuarenta y seis páginas, letra menuda, su concurrente no habia querido admitir por límite el rio Igatimí.

» Y en las Adiciones y rectificaciones del mismo tomo (pág. DXXVI) insertó la notable carta, ya publicada en la Revue Hispanique (1901), en que don Juan de Silva, portugués de origen, sostuvo y demostró que nuestra soledad expresa tanto y aún más que la saudade de nuestros vecinos.

¿Iba a tener fuerzas para demostrarse con ella altivo y firme, de acuerdo con los términos de la carta enviada por intermedio de Raquel?

El Sr. Bermúdez de Castro no sabía que ya desde el siglo anterior circulaban en Inglaterra importantes documentos de la historia de Antonio Pérez; las cartas confidenciales que había dirigido al Conde de Essex, conservadas entre los papeles reservados de Antonio Bacon.

Si de mis cartas anteriores resultan encomios para el alma de Pepita Jiménez, culpa es de mi padre y del señor vicario y no mía; porque al principio, lejos de ser favorable a esta mujer, estaba yo prevenido contra ella con prevención injusta.

Una carta semejante a la que escribe Eduardo a Matilde.

La Marquesa de Oreve me llamó ayer a su casa por una carta urgente y fui corriendo con el presentimiento de lo que iba a suceder.

Y sacó de su bolsillo una pequeña carta de juego, manchada y arrugada, un as de copas, sobre la cual había escritas ciertas mayúsculas cabalísticas, en tres columnas.

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