26 Adjetivos para describir académicos

Alabada de otra parte con exceso por un académico francés, y habiéndose comenzado á traducir y publicar espontáneamente por un escritor de la propia nación, hube al fin de pensar que no era acaso indigna de mayor publicidad que le había dado y de más esmerada atención que le presté hasta entonces.

Un compañero nuestro, el académico correspondiente D. Gumersindo Laverde, pronto, por dicha, llenará este vacío.

Una de ellas, tres renglones escritos con una letra de una pulgada y con una ortografía capaz de hacer rugir de espanto a un académico español, parecía haberle causado viva satisfacción.

No los dirigió porque la Empresa tenía contratado para ello un viejo académico irascible que llamaba a los autores badulaques cuando osaban hacer sobre la representación de su obra la más tímida advertencia.

La compondrán dos académicos de la Real Academia Española, elegidos por sus compañeros; uno de la sección de música de la Academia de Bellas Artes; otro elegido por las secciones de artes del dibujo que hay en la misma Academia; otro elegido por la Academia de la Historia entre sus individuos de número; y, por último, el primer actor del teatro que ya hemos creado.

El señor Balard, académico electo, es el poeta meloso y falso que ya conocéis, y crítico de una limitación asombrosa, que beneficia no obstante en España la más injusta de las autoridades.

Eran, entre los demás académicos, conocidos don Cristóbal de Rozas y don Diego de Rosas, ingenios peregrinos que han honrado el poema dramático[540], y don García de Coronel y Salcedo, fénix de las letras humanas y primer Píndaro andaluz.

El primero es autor del famoso Mapa del reino de Quito y ayudó en sus trabajos a los académicos franceses y españoles encargados de medir el arco del meridiano.

Ha llamado la atención desde ha largo tiempo, por su apartamiento del universal encasillado académico hasta hace poco reinante en estas regiones.

El lenguaje, añade el académico analista, es puro y sencillo, y en las escenas que se describen no se advierte, como en otros escritores, el empeño de apurar ciertas situaciones peligrosas: lo cual, unido á un plan hábilmente dispuesto, y á una accion animada, que camina sin entorpecimiento, justifica los elogios que en todos tiempos se han hecho de esta composicion.

Este honorable académico convidó á comer á F. Aragó y á M. Chevreul, y miéntras trinchaba un pollo, relataba con cierta animacion uno de sus viajes á Italia.

Complementa este delicioso volumen un excelente prólogo del ilustrado académico doctor don Adolfo Bonilla San Martín, veinte apéndices, dechado de latinidad, y buen número de curiosos fotograbados.

No los dirigió porque la Empresa tenía contratado para ello un viejo académico irascible que llamaba a los autores badulaques cuando osaban hacer sobre la representación de su obra la más tímida advertencia.

Es uno de los académicos más jóvenes.

No hay duda de que sus conocimientos son asombrosos: don Marcelino sabe más que todos los académicos juntos, y sus trabajos han sido y son los de un gran crítico, los de un verdadero sabio.

Esos poemas, en general fríos y pedantescos, se salvan solamente por aquellos pasajes en que la espontánea inspiración del poeta rompe el molde académico y se derrama en encendidas expresiones líricas.

Nuestro joven la miró entonces con más atención y bajando de su pedestal académico la trató con menos condescendencia.

¡Qué gran cosa era la educación de los jesuítas, cuando aquel joven, después de la borrascosa vida de calavera, todavía conservaba tan buenas ideas, tan sanos principios! Pero el académico, más sencillo, o menos crédulo, contemplaba a Ordóñez con mirada fija, y pensando en las mil perrerías que acometía todos los días, se decía interiormente, poseído de cierta admiración: ¡Ah, redomado hipócrita! ¡Ah, grandísimo tuno! ¡Cómo mientes!

Ha llamado la atención desde ha largo tiempo, por su apartamiento del universal encasillado académico hasta hace poco reinante en estas regiones.

El académico entrante y el que le recibía tienen una buena parentela de armaduras.

De otra suerte, sentía por el anciano académico un medroso respeto.

Se acabaron el encantamiento, la sujeción a la ley de lo antiguo académico, la vitola, el patrón que antaño uniformaba la expresión literaria.

Si bien la pauta o canon con que, antes de acogerlos, talla, mide y coteja la Academia a los académicos aspirantes permanece incógnita e inviolada para quienes vivimos extramuros de aquel sacro recinto, con todo, se me figura que, en punto a la admisión de los autores dramáticos, la Academia emplea dos criterios: uno remuneratorio y otro punitivo.

Crantor, célebre académico y primer comentador de Platón, asegura que esta historia es verídica, pues está confirmada por el historiador Marcellus, que probó que en el Océano Atlántico existían entonces siete islas consagradas á Proserpina, otra á Plutón, otra á Ammón y otra á Neptuno, ejerciendo esta última una autoridad absoluta sobre las demás.

Complementa este delicioso volumen un excelente prólogo del ilustrado académico doctor don Adolfo Bonilla San Martín, veinte apéndices, dechado de latinidad, y buen número de curiosos fotograbados.

26 Adjetivos para describir  académicos