23 colocaciones para colchón

pues busque usted en la lana de sus colchones o en el forro de su chaqueta.

El huésped, que por ser gotoso iba apoyado en un palo, miró un momento al viajero y luego a cada individuo de su familia, sin olvidar al criado, y con un ligero encogimiento de hombros por todo comentario, les mostró el camino de un aposento donde había dos o tres camas con colchones de borra, aposento que yo rechacé a mi llegada por pequeño, obscuro e incómodo; abriéndolo bruscamente, preguntó si les servía.

Al principio no oyó más que el crujir de los hierros de la cama del clérigo, que era muy mala y endeble, y en cuanto se movía el desgraciado ocupador de ella volvíase toda una pura música, la que unida al ruido de los muelles del colchón veterano, hubiera quitado el sueño a todo hombre que no fuese Nicolás Rubín.

Aquella blandura de los colchones era todo lo maternal con que ella podía contar; no había más suavidad para la pobre niña.

Y ella, que se había colocado junto á la cama, apoyando sus rodillas en el mullido borde de los colchones, siguió murmurando levemente, con los ojos fijos en el rostro afiebrado: ¡Pobre muchacho!... ¡Qué infamia! Así transcurrió mucho tiempo, y al fin, tanto el médico como Mascaró tuvieron que dar por agotadas el uno sus explicaciones y el otro sus preguntas sobre el estado del herido.

¿Ves este colchón de lana encima de un colchón de muelles?

Pero ponga todo su cuidado en el colchón, que encargará usted muy recio: así se forma un hoyo y, a pesar suyo, a despecho de los disgustillos pasajeros, los cuerpos se reúnen en sueños y se perdonan.

A la puerta de la presunta desposada tejen una especie de colchón con ramaje y rastrojos.

Ningun mueble se veia en el centro, y solo en dos rincones se destacaban las sombras de algunas esteras de tamo en forma de colchones enrollados.

Luego de beber un poco de agua me tendí en el suelo de una habitación sobre los colchones que trajo la posadera, y en menos de un minuto me quedé profundamente dormido.

Puede decirse que revolvieron la casa y registraron hasta el interior de los colchones.

TRANCO II Quedó don Cleofás absorto en aquella pepitoria[130] humana de tanta diversidad de manos, pies y cabezas, y haciendo grandes admiraciones, dijo: ¿Es posible que para tantos hombres, mujeres y niños hay lienzo para colchones, sábanas y camisas?

Dentro iba Guadalupe y toda su casa: un lío de colchones, dos sacos para la ropa sucia, una criadita mestiza que se sentaba á sus pies, tres gatos y un perro en la banqueta, junto á la señora, y un loro que se paseaba por la capota recogida, sirviendo de remate trasero á este vehículo triunfal.

El irresistible escrúpulo que antes galvanizó a la infeliz, asqueada y vergonzosa, volvió a poseerla en la orilla de los colchones, empujándola a riesgo de caer.

Cuando estuvo mejor, aún más fuerte, huyó la pereza del colchón y saltó al suelo y rezó sobre la piel de tigre.

La doncella jadeante, con un brazo oculto en el pliegue de un colchón doblado, se volvió de repente, casi tendida de espaldas sobre la cama.

Feli y su amante deseaban adquirir la cama antes que los otros muebles, y se detenían indecisos al ver en los puestos y en las puertas de las tiendas camas de todas clases, de hierro y de madera, unas plegadas, otras extendidas, con su colchón de muelles.

Entró en la alcoba, dejando las puertas de cristales abiertas, y se puso a levantar la cama, operación que consistía en sacudir las almohadas y los colchones, doblar las sábanas y la colcha y guardarlas entre colchón y colchón, tender una manta sobre el lecho y colocar una sobre otras las almohadas sacudidas, pero sin funda.

El ajuar lo formaban en la pieza principal, algunas sillas de pino, una mesa y un estante, y en la alcoba, una cama que consistía en cuatro tablas sin colchón y dos sillas.

Hay lenguas como agujas de colchón.

Con tristes ocho o nueve mil realitos, que a lo sumo y exprimiéndolo bien podría rentar nuestro patrimonio, era gran milagro vivir con cierto bienestar relativo, sufragar no pequeña parte de los gastos de mi carrera, y esconder en las vueltas de un colchón cuatro o seis onzas para un apuro.

Por el alquiler de una cama con colchones de pluma, sábanas de holanda y repostero de damasco, mantas y demás, cinco ducados.

Un belduque bajo un colchón.

23 colocaciones para  colchón