24 oraciones de ejemplo con parquedad

Naturalmente, Ramoncito aprovechó este desahogo para poner de manifiesto el contraste entre su parquedad poética y la glotonería prosaica de Cobo; hasta que Esperancita le paró los pies diciendo con mal humor a su amiguita Paz, que estaba del otro lado: Pues a me gustan los hombres que comen mucho.

Al mismo tiempo hacía recomendaciones de parquedad y prudencia en el servicio al entusiasta Friterini con palabras deslizadas al paso y misteriosos ademanes.

] La parquedad en alojamiento y mobiliario confirman las observaciones del padre Guevara, reinando Carlos V, al decir: «que no hay escaño a do se echar, banco a do reposar, mesa a do comer ni silla a do se asentar, y que se come en el suelo como moro ó en las rodillas como mujer y se duerme en una tabla tomando por almohada una rodela».

Doña Sol reía de su parquedad, del miedo con que tocaba a los platos y las copas.

Fermín llamó al criado, que se extrañaba de la parquedad de los dos amigos, invitándoles a pedir más cosas.

Se habla en este libro con extrema parquedad de Antonio Pérez, y él no sabía hacerlo, por mucho que se quisiera disfrazar.

Si entraba en un café, Manín se atracaba de cuarterones de vino tinto mientras él solía beber con parquedad una copita de moscatel.

Cierta parquedad en el adorno personal denotaba, al par de un gusto depurado, los efectos de una crisis un tanto pertinaz.

En París, más que la parquedad de su nutrición, le atormentaba el ir con trajes que no pertenecían á ninguna moda conocida.

Atilio exteriorizó su melancolía lamentando la parquedad del .

Un instinto estético parece influir en la parquedad de los ornamentos.

Dedicada esta sección a poner de relieve los méritos de las altas personalidades artísticas que el país ha producido, es de sentirse no figuren en ella, por la carencia o parquedad de datos, algunos que han dado prestigio al nombre portorriqueño en el exterior, aunque no los relegamos al olvido pues son mencionados en las secciones correspondientes a sus aptitudes musicales.

cuya intensa labor se ha realizado más en el extranjero que en suelo natal, con parquedad de datos y facultades de expresión limitadas, solamente puede concebirse que se haga, o constreñido por el deber o como resultante de una acción monomaniaca.

La reserva de su carácter, la prudente parquedad de sus palabras, algo de interno y de poderoso que se percibía en él, sin poder decir cómo ni dónde, le hacían impenetrable y le daban un influjo eficaz aunque latente.

Á sus difíciles condiciones de existencia inicial, debe sus hábitos de orden, parquedad y economía, que se han traducido con igual fidelidad y eficacia en el carácter moral del ciudadano y en la estructura orgánica de la colectividad—y, desde luego, en su administración pública, severa y proba.

Creo que en total se vendieron unos quince ejemplares, de suerte que mi visita a lugar tan atrasado no se perdió del todo, porque la semilla del Evangelio quedó sembrada, aunque con parquedad.

Esa carencia de encantos, unida a la constante adustez de su fisonomía, su parquedad de palabra, su actitud siempre huraña y recelosa, justificaban el menosprecio general de la población de la estancia.

En fin, que por mucho menos, pero muchísimo menos, hemos leído sartas de elogios que siempre quisiéramos ver más justificados que la parquedad de ellos en esta ocasión.

Pero el dulcísimo y fecundísimo dinero acudía con parquedad y dolorosas intermitencias.

Repetir de un plato no se hace, y en el beber ha de mostrarse parquedad.

Envidian mi parquedad de mendigo, así como en otro tiempo la insultaban.

Y así, justificando a fuerza de razonamientos la parquedad del trote de los caballos, vamos subiendo una carretera magnífica, medio oculta en la sombra de los árboles.

Siendo tan pocas las exigencias, el alma, en aquella parquedad de apetitos, debía pensar que el mundo era aún demasiado pródigo.

Si pierden, dan á comer á sus amos con una parquedad inexplicable, cual si la población hubiese quedado sitiada de pronto.

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