Qué preposición usar con menuda
Aquellos ojos azules no eran los serenos y límpidos que sirven de complemento adorable a ciertas fisonomías virginales que pueden admirarse alguna vez en nuestro país y más a menudo en el norte de Europa.
Fueron juntos los cuatro hacia la Estación, al paso menudo de doña Rebeca, que acentuaba su actitud de víctima musitando entre suspiros: De fuera vendrá quien de casa nos echará...; unos nacen con estrella....
Mas, aunque la reprendiese a menudo por su apatía, como al fin había salido de sus entrañas, le dolía que Calderón lo hiciese, sentía vivamente las reyertas matrimoniales.
Esta Pepa era una mujer que gozaba fama de chistosa en sociedad, aunque realmente su gracia se confundía a menudo con la desvergüenza.
Se afirmó más en esta idea al ver de pronto una lucecita que a cierta distancia brillaba en las tinieblas, según sucede a menudo a los niños cuando en los cuentos de hadas se extravían en un bosque.
Llevaban plata menuda para repartir a los pobres, y algunas chucherías, entre ellas la sortija que la señorita había prometido a Adoración.
Si el viajero es norteamericano, encontrará un grupo de compatriotas que se muestran muy entusiastas en cuanto al porvenir de la Banda Oriental, nombre que se da a menudo al Uruguay, por estar al este del Plata, y si le es posible permanecer una semana en el suntuoso Ramírez o en Pocitos, jamás podrá olvidar las gratas impresiones que tan deliciosos lugares han de producir en su alma.
] Para con los otros monteros, los pajes y la gente menuda del servicio de don Dionís, la exquisita solicitud de Garcés y el aprecio con que sus señores le distinguían, habíanle valido una especie de general animadversión, y al decir de los envidiosos, en todos aquellos cuidados con que se adelantaba á prevenir los caprichos de su señora revelábase su carácter adulador y rastrero.
que todas esas torres levantadas en sitios peligrosos, edificadas á menudo sobre las rompientes y en medio de las tempestades, establecían al arte el problema de la absoluta solidez.
A veces era tan fino el tapiz de yerba menuda entre brezales rastreros y apretados, que resbalaban sobre él los caballos con mayor frecuencia que sobre los pedruscos y lastrales del camino andado por la finde del valle; pero como había espacio abundante y desembarazado en todas direcciones, aprovechaba yo bien estas ventajas para cuartear a mi gusto la subida e ir ganando la altura por donde mejor me pareciera.
La casa reposaba en un cimiento de piedras menudas hasta el suelo del primer piso, y de ahí para arriba todo el edificio se componia de tablas de abeto graciosa y cuidadosamente unidas.
» Esta inclinacion es uno de los mayores obstáculos para encontrar la verdad en todo lo concerniente á la conducta de los hombres; ella expone con frecuencia al virtuoso á ser presa de los amaños del malvado; y dirige á menudo contra probada honradez, y quizas acendrada virtud, los tiros de la maledicencia.
Requiere á menudo á la que bien quisieres, Non ayas della miedo quando tienpo tovyeres, Vergueña non te enbargue do con ella estodieres, Peresoso non seas do buena haçina vyeres.
Parecía el rumor de un poco de plebe menuda de esa que suele encresparse en las plazuelas de verdura, y que la autoridad sabe contener sin más artillería que las escobas municipales.
Anochecido ya, Nemesia salió de la sastrería de Uribe y se encaminó a paso menudo hacia el barrio del Ángel.
No lo he tratado mucho; pero lo encontré a menudo durante mis permanencias en la capital federal.
Nadie la conocía en el país: habíase establecido aquel verano en un caserío muy bien acondicionado, cerca de los baños de San Juan, y veíasela a menudo desde el camino pasear por la huerta acompañando a un caballero muy gordo, al parecer idiota, que lanzaba gritos extraños y tristes risotadas, y no se movía de un carrito de que tiraba a veces un borriquillo pequeño, otras un criado, algunas, con bastante frecuencia, la misma señora.
En el brancal s’asenta, trista, abatuda, La machor, y en sos brasos la més menuda Per el fret aterida plorant está
«¿Qué habrá allí me preguntaba a menudo tras esos picos gigantes, blancos, silenciosos e inmutables?
Los coches se dirigían hácia la calle del Rosario y, por encontrarse con los que bajaban del puente de España, tenían que detenerse á menudo é ir lentamente.