251 Verbos a usar para la palabra monedas

Al reunirse otra vez con los padrinos sacó una moneda, y luego de escuchar á Moreno la arrojó en alto.

Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron, «No es legal darlas como ofrenda, porque es el precio de sangre.

Y le di algunas monedas.

012:042 Una viuda pobre fue y puso dos pequeñas monedas de cobre, que equivalían a una moneda cuadrante.

Y en prueba de que ningún rencor guardo hacia usted ... ahí va por los daños del huerto (dándole unas monedas); y yo me encargo de pagar las costas y hasta la multa del señor, que harto castigo es para él su conciencia, si algún día la siente, y el pesar del daño que con su funesta oficiosidad ocasiona á sus convecinos.

A todos los cojos, estropeados, seres contrahechos y lastimosos, les arrojaba una moneda.

El buen señor pasa media hora arrojando puñados á los transeuntes; muchachos, menestrales y mujeres del pueblo se agolpan á coger las monedas; al verlos reunidos en un punto, arroja un puñado en otra direccion; todos corren, se chocan, se apiñan, gritan, riñen, pelean, exclaman, se insultan, se agarran, y el ruso se divierte.

El primer objeto que atrajo las miradas de Salomé fué el oro esparcido; su primer movimiento fué lanzarse sobre él y empezar á recoger las monedas, arrodillada en el suelo.

Fué aceptado por todos, trabajó como un cumplido pacientísimo su año de servicio, y cabezang Juan guardó en el fondo del arca las dos monedas del habilin.

El brigadier se siente dominado por un ímpetu de noble y generosa indignacion; se levanta con aire brusco; la mesa tambalea, los vasos se vierten, los bizcochos andan por el suelo, los mozos acuden, el brigadier deja una moneda de cuatro duros: ¡esto es una poca vergüenza! exclama colérico, y todos tres abandonamos el café cantante.

v. [cóin] Acuñar moneda.

Vio cierta viuda pobre echando dos pequeñas monedas[ 176].

Éste al llegar a su casa contó las monedas de oro sobre la mesa exclamando: ¿No lo dije esta mañana?

Guillermina se despidió rogando a los dependientes que le cambiaran por billetes tres monedas de oro que llevaba.

Cristián dió una moneda al guía y entró en el palacio.

: «Ay en Seuilla vna casa de moneda que a mi parecer es la mexor del mundo, y donde más moneda se labra.

Cuando los Aragoneses y Catalanes contentos con el dinero de las pagas quisieron pagar los huéspedes Griegos, y darles entera satisfacion, reusaron recibir la moneda al precio que se les daba, y como la comida y sustento necesario no sufre dilaciones, forzaban á los Griegos á que se las diesen, y recibiesen la moneda.

En mi vida he visto tanta moneda junta.

¡Cómo le consuela todo esto! Pero en seguida se le ponen delante sus tres camaradas y consejeros, furibundas las miradas y mostrando en sus espumantes bocas víboras por lenguas; ante el cual aspecto, repulsivo é infernal, la visión consoladora desaparece, quedando en su lugar un hombre de blanco mandil, que le pide por cada gota de agua una moneda.

Acababa de abrir su bolso de mano, entregando varias monedas al guardián, que se alejó por el fondo de la galería.

Ricardito les dijo que el jurisconsulto me había despedido por abuso de confianza; «no lo aseguraba... así lo decían... algo habría de cierto; el dinero es pegajoso; no es difícil que al contarlo se le pasen a uno dos o tres monedas falsas, o, lo que es más fácil todavía, que le falten a uno cinco o... más duros».

Así es que doblé las puntas de mi pañuelo convirtiéndolo en un saco, dejé caer dentro una moneda, y, sin decir palabra, lo pasé al juez, quien añadió sencillamente otra moneda de oro de veinte pesos y la pasó a su vecino; cuando el pañuelo volvió a mis manos contenía una cantidad respetable que entregué inmediatamente a Hop-Sing.

En su lugar tropezaron mis ojos con un anciano, vestido de negro, que llevaba colgada al cuello una medalla de plata; a su lado marchaba un hombre con una campanilla en la mano y un cajoncito verde en el cual la mayorÌa de los transe˙ntes iban depositando algunas monedas.

Octavio introdujo al mismo tiempo una moneda de plata en el bolsillo del chico, que salió dando las gracias.

; él lo hizo temblando; tomóla la mujer, y, haciendo mil zalemas a todos y rogando a Dios por la vida y salud del señor gobernador, que así miraba por las huérfanas menesterosas y doncellas; y con esto se salió del juzgado, llevando la bolsa asida con entrambas manos, aunque primero miró si era de plata la moneda que llevaba dentro.

251 Verbos a usar para la palabra  monedas