536 oraciones de ejemplo con clarines

¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines, el ruido de los atambores?

Quinteros's Doña Clarines and Mañana de Sol= (Morley).

Modesto le da consejos; calcule usted... ¡Modesto, consejos! Él, que es ya un puro aguardiente desde la cabeza a los pies... Todo sea por Dios»dijo Encarnación, y más iba a decir; pero en aquel momento oyéronse cornetas y clarines, luego la Marcha Real y el murmullo expectante unido a las frases sueltas «Ya vienen, ya vienen».

Y los tambores... ¡ran, rataplán, plan! Y los clarines... ¡tararí, tarí, tarí!... Y vosotros sólo con vuestra espada y vos[52.3] sin espada... ¡ris, ris, ris!, golpe aquí, golpe allí..., una cabeza, un brazo... (Empieza a golpes con la espada, dándole de plano al Hostelero y a los Mozos.

con mi plectro Mi cítara de acero, Desfile cada espectro Con ademan severo, Al son de los clarines Que llenan los confines Con son atronador! ¡Silencio! los tambores Ya la señal han dado, Y rayo de fulgores El campo ha iluminado.

Contestó el príncipe afirmativamente, sonaron los clarines y los mantenedores fueron entrando en liza uno tras otro y arremetiendo á sus contrarios, con varia fortuna para ambos bandos.

Sonaron de nuevo los clarines, hizo el rey de armas la señal que repitieron los farautes y se adelantó el último campeón de los gascones entre los vítores desaforados de la multitud.

¡Den los clarines la orden de marcha!

A ese tiempo resonaban en la calle los clarines de los tercios que se retiraban de la plaza, i los gritos i algazara del pueblo que los acompañaba a sus cuarteles.

[imagen] [imagen: Sonata de Invierno] [imagen: Memorias del Marqués de Bradomin] [imagen: C]uando me separé de María Antonieta aún no rayaba el día, y los clarines ya tocaban diana.

las puertas de las tiendas y las casas, hombres y mujeres corrían para ocultarse donde les era posible, los clarines tocaban generala, los empleados civiles y militares se dirigían al fuerte de Santo Domingo y prontamente quedaron las calles desiertas y los mercados vacíos.

El resto del ejército cristiano, puesto en conmocion, se desordenó sin saber la causa, que en concepto de muchos consistia en alguna disputa trabada entre suizos ó gascones, segun su costumbre; mas como para la mayor parte era todavía un misterio lo que pasaba, los soldados de cada nacion se fueron agrupando en torno de sus banderas, á los toques de los clarines ó los tambores, produciendo todo esto un estruendo que retumbaba en el Cielo.

Colocaron á los dos adversarios sus lucientes yelmos en la cabeza, les entregaron sus respectivas lanzas, y el agudo sonido de los clarines, que resonó acto contínuo, demudó los semblantes de mil espectadores.

Para infundir mayor espanto en los sorprendidos mahometanos, hizo Reinaldo que sus compañeros lanzaran penetrantes gritos, mezclando con los sonidos de sus trompas y clarines su nombre invencible y famoso.

Supónese tambien que hizo resonar tantos clarines, tantos tambores y tan discordantes ruidos, tantos relinchos de caballos, tantos gritos y tal tumulto y confusion, que sus ecos vibraron en las llanuras, montes y valles de las comarcas más lejanas, infundiendo de este modo un pánico irresistible en los moros, que no pudieron menos de buscar su salvacion en la fuga.

Amaneció éste, y al punto los clarines, gaitas y tamboriles saludaron sus primeros resplandores.

Poco tardaron en colorearse débilmente los húmedos celajes del oriente, y los clarines, gaitas y tamboriles de los sitiadores despertaron a los que todavía dormían al amor de la lumbre.

Por fin las trompetas de los sitiadores dieron la última señal, a la cual los añafiles y clarines de los templarios respondieron con agudas y resonantes notas como de reto, y los cuerpos destinados al asalto se pusieron en movimiento rápidamente, precedidos de un cordón de ballesteros que despedían una nube de saetas, y sostenidos por otros muchos que desde las quiebras y malezas los ayudaban poderosamente.

¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera; honor al herido y honor a los fieles soldados que muerte encontraron por mano extranjera: Clarines!

Pero el hablaros ahora de Marinetti es con motivo de una encuesta que hoy hace, a propósito de una nueva escuela literaria que ha fundado, o cuyos principios ha proclamado con todos los clarines de su fuerte verbo.

Ya los clarines iban á dar la señal para el primer combate, cuando anunció un heraldo la llegada de un caballero estrangero, y entró en la liza el príncipe Ahmed.

Salieron de la ciudad á son de cajas y clarines, y presentaron batalla al enemigo.

Mas ya los clarines de la aurora en cantos de las aves comenzaron á hacer salva á la segunda salida del sol, tocando á despejar estrellas y despertar flores.

Resonaron en esto armoniosos clarines, folla acorde de instrumentos, alborozando los ánimos y realzando sus nobles espíritus.

Oid cómo os llaman los bélicos clarines á emplear las trompas de la fama.

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