39 colocaciones para helada

El agua y el azúcar son los principales elementos de los helados.

Corría, á la sazón, un invierno crudo y frío, con largas y terribles heladas y deshechos temporales.

Se diría que este Aristarco no ha pasado las amarguras del labriego cuando divisa la nube de voladora o recibe el anuncio de la helada con el barrido del viento sur, intemperante y glacial.

Se inflamaron de pronto las luces del techo, huyeron máscaras y animales, como un aquelarre sorprendido por la salida del sol, y únicamente quedaron en el comedor los camareros con sus bandejas de helados, comenzando el reparto.

Mucho antes de llegar al paraje designado, vieron sus figuras negras resaltando sobre el blanco tapiz de la helada.

Porque el solo afán de su existencia se redujo á la persecución de aquella victoria, y, sin embargo, en la dura masa de tales ambiciones, corría un hilo de lástima y de pena, un oculto manantial tenue y piadoso, henchido á las veces, cual si anhelase hendir el bloque de helada sabiduría que le esclavizó.

Su silueta de aquelarre destacábase enérgica sobre el fondo hostil de los campos resecos por la helada.

En primer lugar, tomemos un sorbete en casa de Benvenuto; es un tributo que hay que pagar al gran confeccionador de helados que tiene Europa.

Recóndito misterio Envuelve los contornos liminares De aquel helado y silencioso imperio Escondido entre rocas seculares.

Así como nuestro aire despide hacia la Tierra copos de helados vapores, cuando el cuerno de la Cabra del cielo toca al Sol, de igual modo vi elevarse aquel éter puro, y despedir hacia lo alto los vapores triunfantes que allí se habían detenido con nosotros.

Y a pesar de que se hablaran, entre marido y mujer se interponía una cortina de helado silencio.

El sol, apareciendo de repente Tras de las cumbres de la helada sierra, Derramó su esplendor sobre la tierra, Y un rayo de su luz hirió el luciente Casco de la armadura en que se encierra El hombre que en la torre al pie del muro Yace, su oculta faz dando al Oriente.

Alejose despacio, sin poder echar de su mente tan pronto como quisiera la imagen de la fantasma a quien había dado el brazo y que parecía el duendecillo propio de las heladas y claras noches de Enero en el clima de Madrid.

La población que se va colocando sobre los límites que encerraron a nuestros abuelos, me hace el efecto del helado que se eleva fuera de la copa de los sorbetes.

Sin decirse palabra, asidos de la mano, caminando unidos con andar ajustado y rápido, siguieron la linde de los trigos segados ya, humedeciéndose los pies al hollar la hierba y el tapiz de manzanillas todas empapadas de helado rocío, próximo á convertirse en escarcha.

Y aunque el vaso no fuera de quinset, por no ser aún época de helados,

En una ocasión quiso hacer sorbete de piña: se decía muy perito en la fabricación de helados.

14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto [una] cosa menuda, redonda, menuda como una helada sobre la tierra.

La cadena de los montes Alleghanies accidenta la monótona Virginia, y su cruzada en ferrocarril abre un paréntesis en el tedioso viaje; en la tarde de otoño, una impresión de dulzura triste se desprende de los montes rojizos, de los enebros y encinas, cuyos follajes herrumbrados contrastan con el verde obscuro de los abetos, sobre el fondo pálido de la helada pradera.

Subía al Guadarrama en pleno invierno, permaneciendo como un explorador único en los campos de nieve, para trasladar al lienzo los pinos seculares, retorcidos y negros bajo sus gorros de heladas vedijas.

¡Excelente inspiracion! amable galantería que debemos agradecer, aunque solo fuera porque nos librara á la hora de los helados, del insoportable olor del tabaco, esa pestilente atmósfera de todos los sitios frecuentados por los hombres... La campana del comedor sonó otra vez.

En la ventana de la cabaña estaba una mujer hilando: su peinado y el corte de sus vestidos reproducían con una exactitud teatral, la imagen de esas heladas castellanas de piedra que vemos acostadas encima de los sepulcros.

Del cerebro del hombre descendía al pupitre una invisible corriente de cálculos que al tocar el papel se condensaba en números, como al influjo de la helada la humedad de la atmósfera cristaliza sobre el suelo.

y se estremecieron; porque parecía que el Tiempo gris les llamara haciéndoles retroceder de su luminosa juventud, muy lejos, hasta el helado y obscuro valle de los años.

Mientras dormía, las dos mangas de helado viento, que hacen funciones de mosquitero, cayeron horas y horas sobre el lugar de mi cuerpo donde ahora siento el llamado nudo ciático.

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