32 colocaciones para andas

Venia Isabel en una mula castaña y sentada en una silla de andas guarnecida de plata dorada: sobre las ancas de la mula caia un gualdrapa de terciopelo carmesí con bordaduras de oro: las falsas-riendas y cabezada eran de seda de raso, entretalladas con letras de oro y bordadas de lo mismo.

Delgada y un poco huesuda, atenuábase este defecto con la buena proporción de miembros y con su encantadora ligereza de andares.

El principal Idolo de los Mejicanos, como está arriba dicho, era Vitzilipuztli: esta era una estatua de madera entretallada en semejanza de un hombre sentado en un escaño azul fundado en unas andas, y de cada esquina salia un madero con una cabeza de sierpe al cabo: el escaño denotaba que estaba sentado en el Cielo.

La elegante y hermosa malagueña (las mujeres son allí muy lindas en gran número) se pasea visitando los ricos almacenes y las tiendas de modas y curiosidades, sacudiendo con una gracia inimitable el abanico de ébano, de nácar ó de sándalo con graciosos adornos y ricos paisajes; y seduce por la gracia de su andar, desembarazado pero digno.

La una varonilmente subida en las andas, lavaba con esponja el rostro de la sagrada imagen.

Como los devotos sueltos iban también á veces hermandades, que conducían imágenes sobre andas, y éstas hacían la estación con gran parsimonia, regresando á la ciudad, casi siempre, después de cerrada la noche.

Y ansí fue éste, porque yendo la calle arriba, echando mi cuenta en lo que le emplearía que fuese mejor y más provechosamente gastado, dando infinitas gracias a Dios que a mi amo habla hecho con dinero, a deshora me vino al encuentro un muerto, que por la calle abajo muchos clérigos y gente en unas andas traían.

Las tres damas habían concluído su tarea; pues si bien las flores artificiales no estaban puestas en los agujeros de las andas, ya habían sido ordenadas en graciosos ramilletes por quien era tan maestra en floreos.

No sale el Santísimo Sacramento, ni las cofradias ni oficiales con sus andas; en lo demás, la misma solemnidad se guarda.

Nosotros, dije á Alcalde, en odio al militarismo, vemos de reojo estas formaciones dentro de las escuelas: ellas se prestan á las monerías, empujones y juegos de los niños; pero no tenemos razon: basta solo con la ordenacion de los movimientos, la compostura en el andar, el brío y el despejo de la marcha, para recomendar tal sistema.

La fuenti, tal que usté lo sabe, está cayeju arriba de aquí, a medio cuarto de hora de un buen andar, subiendo, y en una rinconá muy jonda a la derecha, según se sube.

La idea de que el espíritu del muerto anda errante, y puede carecer en la otra vida de los artículos más necesarios, incluso el dinero, hace que el chino esté enviando constantemente remesas a sus deudos de todo género de cosas; pero como el procedimiento saldría muy caro, han inventado un expediente tan original como lucrativo para los que a tal industria se dedican.

En visita una Mona Con una Zorra estaba cierto día, Y así ni más ni menos la decía: Por mi fe que tenéis bella persona, Gallardo talle, cara placentera, Airosa en el andar, como vos sola: Y á no ser tan disforme vuestra cola, Seríais en lo hermoso la primera.

Efectivamente: ese equilibrio y ese sosiego y esa honrada disciplina, y no otras cosas más feas, acusaban el tranquilo y hondo mirar de sus rasgados ojos azules, su boca tan bien plegadita y tan fresca, la blancura nacarada de su tez, la riqueza sobria y elegante de los contornos de su busto, la finura de su talle y el aplomo reposado y la gallardía de su andar.

Mas ¿qué me aprovecha, si está constituido en mi triste fortuna, que ningun gozo me venga sin zozobra? Y así fue este, porque yendo la calle arriba, echando mi cuenta en lo que le emplearia que fuese mejor y mas provechosamente gastado, dando infinitas gracias á Dios que á mi amo habia hecho con dinero, á deshora me vino al encuentro un muerto, que por la calle abajo muchos clérigos, y gente en unas andas traían.

Otros Ingas le persuadian lo contrario, y éstos no quisieron salir, dando allá sus excusas, no muy fuera de razon; finalmente, el Inga salió, vino á la ciudad de Los Reyes; trujéronle los indios en unas andas guarnecidas con plata.

¡Qué voz tiene Lucinda tan suave! ¡qué ayre tan magestuoso! ¡Es una maravilla como canta, como anda, como habla!

O mi triste nombre e fama, como andas al tablero de boca en boca.

Ardían más amarillentos que nunca los cirios, soltando goterones de cera derretida, que á veces caían, y con rebote sordo se aplastaban en los palos de las andas de las imágenes.

Los robustos gañanes, encorvados bajo el peso de las andas, se hundían en el agua; sólo podían avanzar ayudados por un grupo de fieles que se cogían a la peana por todos lados.

¡Corred, muchachos! (gritó entónces el Cura á los portadores de las andas.

Este fundó la familia llamada Inacapánaca, é hizo una estatua de oro grande, que llamó Indiillápa, y púsola en unas andas todas de oro de gran valor, del cual oro llevaron mucho á Caxamalca, para la libertad de Atahualpa, cuando le tuvo preso el Marqués Francisco Pizarro.

La multitud les aplaudió al verles reaparecer llevando en alto como a un santo en sus andas al tío Rabosa en su sillón de esparto.

Bajaban por aquellos cerros, como bestias hambrientas, y sus gestos, sus pisadas, la viveza de su andar,

¿Y quién te dice a ti, bachillera, que Dios manda comprar zapatos nuevos mientras el prójimo anda sin zapatos?

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