84 colocaciones para perdona

Lo contrario sería conspirar á que prevaleciese el villano refrán de que quien roba á un ladrón tiene cien años de perdón, y contribuir á que la vida, la historia, el desenvolvimiento civilizador de la sociedad sean una trama inacabable de bellaquerías.

El último aliento del enfermo es una palabra de perdón; la última mirada al sol que desaparece es una oración.

Y Martí tomó asiento y escuchó tranquilo, de labios pálidos de cólera, alusiones injustas; y cuando fue a la tribuna él, y el público esperaba que se desatara en denuestos, que vaciara su ira sobre cuantos le eran contrarios, fueron sus palabras como voces de perdón.

Acerquéme lleno de indulgencia, le descubrí la cara húmeda de llanto, y puse en sus labios un beso de noble perdón.

Juanita, sin dirigirle un reproche, tendió hacia él sus manos, como en señal de perdón.

Si ella no podía inculcarle la idea del perdón, si su recuerdo era ineficaz, la culpa era enteramente de ese hombre.

Inés ponderaba mucho su cansancio; y en cuanto su padre se apartó de ella, sin detenerse á desocupar el pañuelo cargado de perdones, con él entre manos se fué á la solana y se sentó en una silla.

Era una ansia infantil de oir la voz del más allá, derramando sobre su alma un bálsamo de perdón y olvido; un deseo de arrastrarse, de llorar, de empequeñecerse, de que ella le escuchase, de que sonriera desde el fondo de la nada, viendo la gran revolución que se había operado en su espíritu.

¿Cuál es tu nombre en tu religión y en tu tierra cochina, con perdón?

¡Y á que he sufrido esto, que me he visto odiado y escarnecido por , siendo un modelo de tolerancia, vienes á pedirme cuentas en vez de perdón!... perdón, María, que es la única palabra que hoy cuadra en tu boca.

No habla más que de generalidades, de la Creación, de la bondad de Dios, del perdón de las injurias...

Para calma de tu conciencia y de la mía, hagámoslo mar de perdón.

Las razones teológicas tienen que ver con la penitencia, con la expiación, con el perdón, con la gloria ó el infierno, allá en el otro mundo, y en esto para nada tienes que meterte ahora.

] XXX Asomaba á sus ojos una lágrima Y á mi labio una frase de perdón; Habló el orgullo y se enjugó su llanto, Y la frase en mis labios expiró.

Unicamente las grandes almas, capaces de juzgarse á mismas, sienten el placer del perdón.

Capus, cruzado de brazos y sonriendo benévolo ante la superficialidad de todas las virtudes y defectos humanos, traduce fielmente el espíritu de nuestra época; época sin ideales, en que los hombres, convencidos de la levedad de sus méritos, perplejos y acobardados por el desplome de la vieja fe y el amanecer de una moral nueva, huyen de las afirmaciones rotundas, y sólo se complacen en la grandeza tolstoiana del perdón.

Las estancias cadenciosas de sus trémulos poemas guardan bálsamos y mieles, no los fieros anatemas forjan lanzas aceradas en la urdimbre de su estrofa, 45 y en la gama de su verso melancólico y flexible hay, si hiere, un dulce ruego de perdón indefinible, y un espíritu doliente y amoroso si apostrofa.

Y con este deseo de perdón, faltó poco para que lo besase en plena calle.

Nos pide perdon, respondia yo á mi mujer.¿Qué diantre de tantos perdones?

PISTILOS Cuando en el fondo del abismo frío deja de ver á Dios el pensamiento, al ir á maldecirme por impío, la caridad, en un escalofrío, con el perdón, me vuelve el sentimiento de que un ángel sonríe al lado mío.

Después salió, como debe de salir de la capilla el reo que ha perdido la última esperanza de perdón.

Hubo una serie sucesiva de años en que toda aquella historia tuvo una trágica monotonía desesperante: degüellos de poblaciones enteras, incendios y saqueos de ciudades, exterminio de sus habitantes sin perdón ni aun para niños ni ancianos, lucha incesante de los pueblos entre y contra los invasores comunes; tales son las simétricas y feroces alternativas de aquella historia.

Aquella mirada, tan pronto grave como picaresca, de sus ojos negros, aquel pudor susceptible, su firmeza, su rubor de colegiala contrastando con un desenfado gracioso; luego su facilidad en el perdón, la ternura reprimida que había mostrado a su marido, todo tendía a idealizarla.

» En fin, hijo: que las traía fritas a perdones.

Los labios violados y secos, eran como una fuente de perdón.

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