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El señor se puso al timón, el hombre izó la vela, y la lancha comenzó a marchar rápidamente hacia Frayburu.

En las salvas de dos pequeños cañones que monta la María Rosario, mandamos una cortés salutación á los dormidos habitantes de Marianas, los cuales nos correspondieron izando bandera en el fuerte y armando botes en el puerto.

Izaron el mástil, descogieron las velas, que hinchó el viento, y las purpúreas ondas resonaban en torno de la quilla mientras la nave corría siguiendo su rumbo.

La Náyade no izó el pabellón imperial hasta después de haber castigado implacablemente al mandarín gobernador y a todos los que se habían reunido alrededor de su persona.

¿Conque le ice á usté ese señor que busque carpinteros y que juriaque la paré de la torre..., y entoavía no atisba usté la estruchá?

En tan lamentable estado, aún se quiso hacer un esfuerzo para seguir al Príncipe de Asturias, que había izado la señal de retirada; pero el Nepomuceno, herido de muerte, no pudo gobernar en dirección alguna.

La zabra el Uruguay entrado habia, El canal los pilotos no acertaron: Ni basta izar trinquete, ni el antena, Que fuertemente encalla en el arena.

La chusma izó la entena con la misma priesa y ruido que la habían amainado, y todo esto, callando, como si no tuvieran voz ni aliento.

El pobre compañero se revolvía como una lagartija, tendido en la proa, tentándose la pierna rota, lanzando alaridos y pidiendo por todos los santos un trago de agua: ¡para contemplaciones estaba el tiempo! Nosotros fingíamos no oírle, atentos únicamente a nuestra faena, separando el cordaje y atando a la antena la vela de repuesto, que izamos a los diez minutos.

No conozcoañadiómás aparatos de pesca, que los arpones balleneros y los dobles aparejos para izar las tintoreras de los trópicos.

José había mandado desde el principio, por precaución, izar los borriquetes, esto es, el trinquete en el medio y el borriquete a proa.

Entre el mayoral y el zagal procuraban izar la humanidad del Arcipreste hasta las alturas de la berlina: empresa harto difícil, pues requería que el enorme vejestorio pusiese un pie en el cubo de la rueda,

En vano el marinero rompió en desaladas voces y procuró izar á bordo el peregrino sudario.

Avante vamos... ¡Listo el aparejo! Se izó todo el trapo en un momento; y con el terralillo que aún duraba, aunque en la agonía, y la vaciante, comenzó el Flash a navegar hacia fuera.

Poco después baja una cesta de una trampa abierta en la roca: se instala allí el viajero, y los brazos de sus amigos de arriba izan lentamente la pesada cesta, que da vueltas por el aire.

Subieron al puente, izaron la chalupa para impedir que los salvajes se apoderasen de ella y colocaron la lantaca en el castillo, cargándola de metralla.

Inmediatamente dió órden á sus ingenieros que hicieran una máquina para izar fuera del reyno á estos dos hombres extraordinarios: tres mil buenos físicos trabajáron en ella, y se concluyó al cabo de quince dias, sin costar arriba de cien millones de duros, moneda del pais.

Van-Horn se había sentado en el puesto del timonel y Cornelio y Hans, ayudados por el muchacho pescador, habían izado el palo y desplegado la vela.

Surgen de las entrañas de la tierra por un pozo circular que abren trabajosamente; se izan á la primera brizna de hierba que encuentran, desgarran su dorso repeliendo una envoltura seca como pergamino, y aparecen de un color verde tierno que rápidamente se obscurece.

Y ella contesta al punto: "Ez bildurric izan izan bear badezu mi bravo capitán".

Sus conductores subían la escala con agilidad simiesca, y tendiendo una cuerda izaban las mercancías, estableciendo a continuación un nuevo puesto.

Y echando el cuerpo fuera de las ventanillas ayudan a izar las desvencijadas maletas, los cestos llenos de frutas, las botas hinchadas de vino, los colchones repletos de ropas y atados con cuerdas, los incontables bultos de diversos colores y perfiles que constituyen la impedimenta de sus nuevos compañeros de viaje.

El único que no estaba en la casa era Alejandro: el pícaro pardo había cumplido su promesa; un día de un altercado tremendo con mi tía, desbocó los caballos al descender la violenta pendiente de la barranca de la Recoleta y volcó el landeau en una zanja, lo hizo pedazos y magulló a mi tía que fue izada por la ventanilla con la gorra en la nuca y los vestidos en un desorden inconveniente.

, izó toda la lona; y navegando así como una exhalación, pudieron estimar Nieves y su padre lo merecido que tenía el hermoso yacht el nombre de Centella que le habían puesto.

Bravo, compitiendo en arrojo con Valle, subió á la azotea del Palacio de Gobierno, quitó del asta la bandera de la reacción que flotaba é izó su blusa roja que llevaba puesta.

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