33 Adjetivos para describir talante

Mientras tanto, D. Bernardo, de malísimo talante, no tanto por la travesura de su hijo como por las incorrecciones de su esposa, sirvió la sopa a todos los comensales, llenando también el plato de aquélla y el de su hija ausente.

Era alto y de gentil talante; y en la apostura de su cabeza reinaban una gracia y una dignidad admirables.

Admiraba Roger el marcial talante de la tropa, cuando le sorprendió un sollozo que oyó á su espalda.

El ilustre funcionario adquirió nuevamente el favor que había perdido en Palacio, y no pudiendo lograr que un Príncipe apadrinara sus felices bodas, encontró marqueses y condes que se ofrecieron con bonísimo talante a hacerlo.

El arquero Simón, que figuraba en primera línea con Reno, Tristán y otros camaradas, no escaseaba sus comentarios más encomiásticos sobre el talante del desconocido y la maestría con que momentos antes había manejado caballo y lanza.

Al paso, en una plaza, la Nacional, veo a Duquesne en bronce, gran dieppense aquel marino; crespa y larga cabellera, bravo talante, firme en sus botas, bocina en mano.

La Señora Sowerberry salió de la trastienda y presentó la forma de una muger baja, delgadita y de talante ceñudo y regañon.

El talante cortés, ha tantos años compuesto de una fiesta en la antesala, ¡qué bien tus pobres huesos ceremoniosos guardan! Yo te he visto aspirando distraído, con el aliento que la tierra exhala hoy, tibia tarde en que las mustias hojas húmedo viento arranca, del eucalipto verde el frescor de las hojas perfumadas.

¡Vaya, que no puede quejarse el Señor Marqués de Bradomín! Yo murmuré con desabrido talante: El Rey sabe que no tiene otro servidor tan leal.

El portero, que era hombre de mal genio con los humildes, le contestó con muy desagradable talante que no estaba.

El 13 de abril de 1835 se recibió Rosas del gobierno, y su talante desembarazado y su aplomo en la ceremonia no dejó de sorprender a los ilusos que habían creído tener un rato de diversión al ver el desmayo y gaucherie del gaucho.

Después de facer la cruz, con cuatro puntos y un rasgo, aquestas palabras finca á guisa de cortesano: «Á vos, Jimena la noble, »la del marido envidiado, »la homildosa, la discreta, »la que cedo espera el parto, »el Rey, que nunca vos tuvo »talante desmesurado, »vos envía sus saludes »en fe de quereros tanto.

Belarmino caminaba con talante digno y admirable.

Por la vasta curva del Lungarno podéis ver tipos que conservan la antigua hermosura de la raza, hombres de rasgos bellos, de elegantes talantes, muchachas que andan graciosamente, con ese especial calzado un poco a la turquesca, entre zueco y babucha, zuccole o pianelli.

Deseaba examinar a su entero talante las particularidades físicas y apariencia corporal del poeta bohemio, pero no se atrevía aún.

DE PERO FERNANDEZ SONETO Maguer que las mas altas fechorias homes requieren doctos e sesudos, e yo soy el menguado entre los rudos, de buen talante escribo á mas porfias.

Obligado a retreparse para aumentar la tensión de aquella cuerda, el indio acentuaba en su fiero talante la impresión del peligro.

Hay un tipo de hombre cenceño, de ojos obscuros y talante firme, y no abundan menos los rostros claros, rubios, especialmente en las muchachas.

Se erguía la imagen, combatientes las agudas lanzas de las pupilas, llena la voz de cosas enamoradas y pueriles, el talante gallardo, el gesto luminoso...

El talante gaucho denunciaba sin brusquedad, un hombre libre.

Yo cuán bueno es; y a pesar de su talante gruñón, a pesar de las reprimendas que me echa, no dejaré de amarlo toda mi vida.

No hay ser humano, por despreciable que parezca, que no pueda ser eminencia en algo, y aquel buscón sin suerte, después de medio siglo de equivocaciones, ha venido a ser, por su hermosísimo talante, el gran modelo de la pintura histórica contemporánea.

Viene con paso majestuoso y talante indiferente, decidido a no mostrar vulgar premura: es Apolonio.

Soy como si dijéramos un crítico lírico, pues la subjetividad es lo que caracteriza al género lírico, mientras el Sr. Revilla, á juzgar por su inflexible talante y por la opaca sublimidad de sus formas, es un crítico épico.

¿Pues no se había puesto a fijarse, porque iba con la cabeza gacha, en los manteos y sotanas de sus colegas, y en los suyos, y no estaba pensando que el traje talar era absurdo, que no parecían hombres, que había afeminamiento carnavalesco en aquella indumentaria...? ¡mil locuras! lo cierto era que le estaba dando vergüenza en aquel momento llevar traje largo y aquella sotana que él otras veces ostentaba con majestuoso talante.

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